martes, 15 de septiembre de 2015

Crítica: Dead Still

¿No os ha pasado nunca eso de que una película es tan mala que simplemente la terminas de ver por saber con qué serán capaces de sorprenderte? La verdad es que es una pregunta tonta, al nivel de mi escasa inteligencia, porque todos conocemos la respuesta: sí, y no una o dos veces solo, muchas a decir verdad. Pues “Dead still” es uno de esos ejemplos. La cuestión es si la misma tiene los suficientes atractivos como para, no solo abducir a un ‘cabeza hueca’ como un servidor, sino que terminen su visionado gente tan inteligente como el que haya tenido a bien leer estas líneas. Aunque eso a su vez tenga algo de contrasentido, claro…
La cuestión es que la idea sobre la que gira “Dead Still” no está mal; no es original pues hemos visto otras producciones que hablaban ya sobre el tema, pero ni se puede considerar totalmente explotado, ni ha dejado de ejercer atracción sobre los aficionados al género del terror y los amantes del Mundo del misterio. 

Pero dejémonos de eso mismo, de misterio, y vayamos al grano. El film dirigido por Philip Adrian Booth, un tipo que todavía estoy decidiendo si lo hizo bien con aquella “medias tintas” que fue “Death Tunnel: El sanatorio”, nos trae como excusa de la película esas fotos post-mortem realizadas a finales del siglo XIX, principios del XX que en los últimos tiempos, gracias sobre todo a las redes sociales y al auge de los temas del Misterio que han hecho proliferar blogs sobre este mundillo, el que más y el que menos ha visto casi sin querer. Lo que decíamos en el anterior párrafo respecto a otras producciones que tocaban este asunto, es una muestra fehaciente de que en cierto sentido está de moda. 

Con este pretexto Booth, como además, imagino “orgulloso” guionista, se inventa una cámara de fotos victoriana con pinta steampunk que es capaz no ya de atrapar el alma de los fotografiados sino de matarlos; todo obra y gracia –recalco lo de ‘gracia’ de lo ridículo que resulta- del deseo de su creador de que los vivos no le fastidiasen sus imágenes perfectas. ¡Y por mis genitales –se dijo su responsable- que te lo tienes que creer! 

Pues nada, aquí tenemos la primera justificación de por qué la película no es muy… güena. La apariencia steampunk/victoriana tiene su ‘aquel’ y la tontería… perdón, el ardid para que se vayan acumulando muertos tiene, como he dicho, su gracia, pero resulta tan poco trabajado, tan ‘pasemos-página-para-llegar-a-la-sangre-que-es-lo-que-nos-interesa’ que, o te tomas en broma la película o la tienes que parar. O mejor dicho, pasar de canal, ya que en el fondo por mucho que alguna distribuidora nos venda la burra, el film no deja de ser una producción del canal SyFy. 

Y esto, junto a lo dicho sobre la sangría, nos da como resultado la segunda clave del film. 

Muertos hay unos cuantos, muchos de ellos sin venir a cuento, como no podía ser de otra manera en una producción de tal categoría. La razón: asombrarnos con una serie de efectos especiales y de maquillaje que ríete tú de los de la “KNB EFX Group Inc.” o de la “Industrial Light & Magic”. Que estos efectos aparezcan en una película gore o de categoría Z, tendría su razón de ser, pero aquí… Solo hay que ver a ese padre e hijo… derretirse. 

Es cierto que no todos son malos, pero el conjunto destila un tufillo a, digamos, explotación de FXs que tira pa’tras. Por ejemplo, con lo salvajes que son algunas muertes sin importarles incluso que la víctimas sean niños, y son tan miserables que nos escatiman unas cuantas tetitas de algunas féminas. O sea que eres puritano pero no te importa ser violento. Muy bien. 

Y lo peor es que la cuestionable calidad trasciende más allá de su argumento o técnicos y artistas implicados hasta llegar a su reparto, empezando por su protagonista, un televisivo Ben Browder que no para de preguntarse qué narices está haciendo allí. Desganado, Browder se arrastra por los sets de la película cual alma en pena. Esa escena en la que un oficial de policía –perdón, detective. Hay que dejarlo claro ya que la película se empeña en ello- le dice que su ayudante ha muerto y este, por si no fuese poco poner cara de póker, disimula como si un indigente le hubiese pedido limosna, es para hacérselo mirar, tanto el propio actor como el director. 

Por el contrario, algunos de sus compañeros de reparto sobreactúan cosa mala. Solo hay que ver a ese Dr. McKlaren… Da penica y todo. 

Y para terminar, es un detalle tener a Ray Wise. No es su peor papel, pero es un claro “Coge el dinero y corre”: llego, pongo tres caras de ‘acelerao’, loco y psicópata, y en tan solo una mañana me llevo fresco un cheque. Es triste, pero es así. El típico gancho nostálgico. 

Resumiendo, “Dead Still” tiene todos los defectos achacables a un mal telefilm y únicamente se aguanta por ver cuál es la siguiente ocurrencia y/o ‘cutrefecto’. La típica producción para verla con un grupo de amigos y sacarle los colores a cada momento.


5 comentarios:

El Rector dijo...

Pese a tus advertencias y el siempre prohibitivo sello de SyFy, la idea de ver de nuevo a uno de mis ídolos de juventud como Ben Browder ("Farscape" me marcó demasiado) enrolado en el terror y además, de la mano del gran Ray Wise, resulta demasiado morbosa como para dejarla pasar. Y los efectos, al menos desde fuera, parecen fantásticos.

Voy a por ella de cabeza y ya te comentaré si la sodomización ha valido la pena.

Saludos.

meyni2 dijo...

Pues yo,pese a confiar en el selectivo criterio de chanpoo,le veo como el Rector una pintaza cutregozosa!!!!
Pero nada,me evitaré la colitis ulcerosa,así que gracias nuevamenteeee.
Por cierto,como siempre,estupenda crítica,amiguete!

Chanpoo dijo...

Son ustedes libres de verla cómo y cuándo quieran. Y sí, es cutregozosa, en eso no hay discusión.
Y lo peor de todo se me olvidó decirlo: según sus (ir)responsables, está basado en un hecho real. Ya. Claro.

Hugo Barranco dijo...

El tratamiento que se le da al tema es superficial y no te atrapa ninguno de los conflictos que jalonan la historia, y para terminarla de fregar la guapa se muere prontísimo, y que queda: aburrimiento bien producido.

Chanpoo dijo...

Jajajajajaja... Buen resumen Hugo. Hay producciones donde hay poco sitio para el debate.

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