domingo, 7 de mayo de 2017

Crítica: The Bride

Dicen que el tamaño no importa. Dicen también, que muchas veces, es en el tarro pequeño donde encontramos las mejores esencias. Quien sabe si por estas habladurías populares, por ese afán de descubrir exóticos placeres venidos de otras tierras y culturas, o simplemente, porque no había otra cosa que llevarse a la boca, servidor se ha acercado a esta modesta producción rusa de poco más de un millón de dólares de presupuesto, por más que tanto experiencia, como sentido común, intentasen hacerme entender cuasi de forma desesperada que no suele ser nada bueno para la salud mental, acercarse a nada en lo que estén involucrados los rusos, si hablamos en términos cinematográficos. Lo bueno (o lo malo) de estar medio tarado, ser un necio, un crédulo o un poco de todo, es que uno suele hacerle poco caso a este tipo de avisos para navegantes, e incluso se deja los prejuicios en casa a la hora de (mal)gastar tiempo y cordura en según que empresas.

“The Bride” (“Nevesta”), no es solo la nueva película del impronunciable Svyatoslav Podgayevskiy, tras haber hecho ya sus pinitos en el cine de terror hace un par de años con “Queen of Spades” (“Pikovaya dama. Chyornyy obryad”), también es un billete solo de ida para el espectador y en concreto, para el consumidor habitual de cine de terror, hacia ese anhelado pedacito de tierra virgen en el que perderse y olvidarse de la erosionante rutina en la que muchas veces se ha convertido esto de degustar según que tipo de cine. El problema está en que puede que no sea la madre Rusia, el mejor destino para intentar alejarse de los automatismos que el cine americano ha grabado a fuego en el género. De hecho, si algo caracteriza al cine ruso, además de su innata naturaleza hortera, es su afán por recrear la fórmula del éxito yankee. Por lo tanto, hay que estar tarado, ser un necio, un crédulo o un poco de todo, para dejarse engañar por una película como la que nos ocupa.

Y pese a que la realidad es que “The Bride” no se sale excesivamente de lo previsible, tampoco voy a negar que en ciertos aspectos, la película de Podgayevskiy consigue ofrecer (aunque sea en dosificadas aplicaciones) algo de ese rancio romanticismo que parece haber perdido el cine de terror actual, demasiado esclavo de los cánones impuestos por los grandes exportadores del momento como puedan ser Hollywood o los asiáticos y su K-Horror. En especial, en todo aquello que refiere a la estética de un filme que recupera el cine de terror más clásico con un cuento gótico a la vieja usanza. Un tipo de terror poco habitual en estos tiempos que corren y que no ha terminado de dar los frutos esperados cuando se ha apostado por él, con “La Mujer de Negro” (“The Woman in Black”, James Watkins, 2012) o “La Cumbre Escarlata” (“Crimson Peak”, Guillermo del Toro, 2015) como buenos ejemplos de ello.

“The Bride”, con mucha más modestia y menos pretensiones que las citadas, consigue adentrarnos en ese enclaustrado universo de olores a madera rancia y monstruos en technicolor, eso sí, con marcada denominación de origen en lo que a la puesta en escena se refiere que en este caso y ahí si que lo inesperado se manifiesta, se aleja bastante de las molestas contraindicaciones del cine ruso, limitando las dosis de caspa a algún esporádico pasaje sonoro, apartado sorprendentemente cuidado, gracias a la obra y milagro de Jesper Hansen, quien sin alardes, escribe una partitura sombría y muy adecuada para el relato, que funciona a modo de oportuno desfibrilador, cuando alguna horterada fuera de tono, nos sitúa sobre el abismo. Claro que gran parte del protagonismo de la cinta se lo lleva, como digo, la cuidada escenografía visual, potenciada además por ese toque teatral que suelen tener las producciones del este de Europa o incluso el cine transalpino, dando como resultado un aire autóctono que al menos yo, agradezco mucho en esa búsqueda por salirme de las sendas habituales.

A nivel de historia no tiene mucha ídem. El punto de partida es muy interesante, relacionando la fotografía con temas esotéricos, mitología, la de la fotografía post mortem y demás aplicaciones de este arte dentro del imaginario sobrenatural, que ya se ha explorado antes dentro del género en mayor o menor medida y que por desgracia aquí, se queda en poco más que una anécdota o excusa, para dar inicio a una típica historia de fantasmas que puede recordar y de hecho lo hace, y mucho, a “La Llave del Mal” (The Skeleton Key”, Iain Softley, 2005), un thriller sobrenatural bastante previsible que basa gran parte de su encanto en la lograda atmósfera y en el ídem de su expresiva actriz protagonista, Victoria Agalakova, la típica rusita con cara de muñeca de porcelana que abusa de la cámara sin piedad alguna, la cual se recrea no tanto en sus atributos femeninos, como en esa inocencia de cristal que trasmite y que tanto hace por la efectividad del relato. Agalakova coge a su manera, el testigo de Kate Hudson para convertirse en el eje principal alrededor del cual gira la no menos típica historia, destacando sobre el resto de un reparto muy ruso, o lo que es lo mismo, frío como el témpano y con el que es difícil que el público foráneo consiga conectar. Esta vez, sea dicho también, la apatía no le va del todo mal a los personajes, pese a que la exageración de algunos tópicos sobre las buenas gentes rurales y sus costumbres, no dejen de resultar algo ridículas.

“The Bride” no destaca tampoco ni por su narrativa ni por la forma en la que Podgayevskiy hace desarrollar la historia, pero tiene algo que engancha, en especial en su primera mitad, divagante, primando el suspense sobre el terror y centrando la propuesta en los mecanismos más primarios del género, por menos comerciales que a día de hoy estos puedan parecer. De ahí en adelante, la cinta termina sucumbiendo a los caprichos del momento y a las propias miserias del cine ruso, que una vez más, vuelve a fijarse en exceso en el ombligo de sus “coleguitas” estadounidenses para tirar de tópicos y por extensión, de algún que otro susto de manual, para terminar degenerando en una versión bastarda del terror moderno made in Wan, en especial de la saga “Insidious”, de la cual coge todos los elementos que necesita y más para dar forma al bombástico tramo final, ahora sí, mucho más acelerado y vendible.

Si hablamos de los FX, una de cal y una de arena. Por un lado tenemos alguna caracterización interesante (aunque sea prestada, por decirlo amablemente) y por el otro, algunos momentos bochornosos muy actuales a base de ojuelos pintados de negro azabache y venas de polla faciales made in photoshop, todo ello de lo más ridículo e impersonal (como suele ser habitual), aunque en el contexto de la producción, sin duda está más justificado que en otro tipo de títulos de mayor presupuesto. Una lástima que no se hayan obviado este tipo de recursos. Sin ir más lejos y en otra producción del este como fue “Demon” del tristemente desaparecido Marcin Wrona (y con la cual guarda alguna que otra similitud por aquello de las bodas siniestras), quedó claro que se puede abordar el tema de las posesiones sin necesidad de caer en los cuatro trucos baratos de turno.

Con todo y pese a todo, que no es poco, “The Bride” es una película que no solo entretiene, también se saborea hasta cierto punto, no se ya si por un tema de bajas expectativas, o de potencial real. En especial su primera mitad, ese cine a fuego lento de otra época donde no hay puerta de la casa que no chirríe ni oscura esquina que no aceche, amén de una perfecta sufridora para la ocasión como es Victoria Agalakova, quien hace de la seducción un arte sin necesidad de caer en ningún momento en el vulgar sexplotation. Elegancia en estado puro dentro de una narración tan torpe como de fácil digestión que no interfiere en exceso en las virtudes escenográficas de una función con ecos (siempre salvando las distancias) a la Hammer con más músculo y que saca gran rédito de los pocos recursos que maneja, algo que hay que tener muy presente a lo largo de todo el visionado, pues evidentemente, si entramos al trapo del odioso ejercicio de las comparaciones, poco puede arañar.

Lo mejor: La historia que sirve de prólogo, la modesta pero efectiva puesta en escena y la fragilidad que trasmite su actriz protagonista.

Lo peor: La sugerente idea inicial del filme se desaprovecha para caer en el mismo cuento de siempre. Llegados a cierto punto, termina sucumbiendo a los tópicos que impone Hollywood. Y algunos FX por ordenador, que mancillan la cuidada puesta en escena general.


6 comentarios:

Missterror dijo...

oyoyoyoyoy Rector, ojuelos pintados de negro azabache, copias de la señora de "Insidious" y rusas con cara de muñecas?? Esto es para ti, yo paso palabra :(
Comparto contigo esa inquietud la hora de buscar el terror en los lugares menos habituales, uno nunca sabe dónde puede estar la sorpresa y el encanto es descubrir nuevas formas de mirar el género. Ahora mismo no recuerdo muchas películas rusas que pueda destacar y sólo me viene a la mente "Guardianes de la noche" y "Guardianes del día" y "III"(creo recordar que era rusa) y ninguna de ellas me gustó demasiado así que creo que de momento no se me ha perdido nada en Rusia.
He visto el trailer por aquello de tener una ligera idea de lo que me pierdo y uffff muestra casi todo lo que a mi no me gusta, así Пока!

¿Qué hace un chico como tú en un lugar como este viendo películas para tarados, necios o crédulos? Supongo que eres un romántico nato ;)

Saludos

El Rector dijo...

Missterror, yo tampoco soy nada fan del cine ruso (aunque no te negaré que la idea de ver esa versión que se han marcado de "Los Vengadores", me produce cierto morbo enfermizo, jeje), pero debo reconocer que me lo he pasado bien con esta novia chunga del más allá y la verdad, con ese tráiler tan Wan (algo engañoso, todo sea dicho) que tiene la película, me extraña que no te haya picado el gusanillo, a pesar de la horrible secuencia en la que a la novia muerta se le pone cara de fantasma digital, una secuencia, curiosamente, que no se de donde se han sacado, pues desde luego en la película (gracias a satanás), no aparece.

No te creas, no descarto que te pudiera gustar, de hecho tiene un par de secuencias (muy "Insidious", cierto) que seguro te iban a dar un poco de yuyu, pero claro, ya es jugársela con los rusos, y pelirrojo, no sale ninguno ;)

Saludos.

Missterror dijo...

Pues si no hay pelirrojos, apaga y vamonos! Llegará el día en que los pelirrojos a dominen el mundo y se hagan con el control cinematográfico.

Jo, sigo sin tener claro que me pueda gustar, pero como soy fácil de convencer, ya me está picando hasta la curiosidad...

Patrick Bateman dijo...

A pesar del 6 que le cascas, por lo que comentas a lo largo de la crítica, parece que me he ahorrado un disgusto.

Saludos.

El Rector dijo...

Missterror, si, y las historias de terror sobre Malachai y demás "glorias" pelirrojas que se cuentan por la noche en los campamentos de boy scouts alrededor del fuego para asustar a los niños, serán prohibidas por la dictadura panocha :D

En este caso, la curiosidad es gratis, así que no tienes mucho que perder. Si al final te animas, ya me contarás que tal la boda rusa.

Sr.Bateman, pues no será porque no diga cosas buenas de la obra. Releída la crítica, igual hasta me he quedado corto con esa puntuación, jeje. No se, es una película tan disfrutable como olvidable, pero ten por seguro que te has llevado cosas mucho peores a la boca en lo que va de año... y las que te vas a llevar ;)

Saludos.

andres pavone dijo...

Bueno conociéndome como soy gente de Nido y a pesar de ciertos efectos digitales desagradables, me cague en los pantalones. Si debo reconocer que toma todos los elementos necesarios de historias Hollywoodense hizo efecto en mi.Creo que la ambientación es muy buena y este tipo de historia a mi me ponen los pelos de punta.Lo bueno que la pude ver en pantalla grande, cosa que cuando vi su trailer nunca me imagine que llegara al cina por estos lados.Saludos.

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