A principio de los años 80 la industria del cine comenzó a distribuir películas para alquiler en VHS y Betamax. Mientras VHS (Video Home System) era de JVC, formato lanzado a principio de los años 70, Betamax era propiedad de Sony. Ambos formatos de origen asiático compitieron en Europa con Video 2000, un formato lanzado también en Argentina por Grundig y Philips en 1979. Aunque el formato BETA era el mejor, VHS sacaba más películas y en 1989 Sony admitió su derrota.
Los que rondáis los treinta y tantos seguro que recordáis la pantalla granulada o con rallas por el deterioro de la cinta, las veces que se atascaba o enredaba el cassette en el video, las toscas caratulas donde guardábamos la cinta...
Al principio las majors eran reacias a los nuevos avances de la tecnología doméstica (el video) temiendo que el público reduciría su presencia en las salas de cine debido a que podía grabar los contenidos de la televisión o alquilar las películas en el videoclub. Pero reaccionaron a tiempo y se metieron de lleno en la distribución doméstica en VHS y también en BETA, con un margen mínimo de medio año de diferencia respecto al estreno de la película en los cines. Así, la industria consiguió ingresar por la venta de entradas, por la emisión por Televisión y por la venta para particulares y videoclubs. Uno de los mayores beneficiados del VHS fueron las productoras de cine de Serie B y de pornografía que no tenían cabida en las salas de cine y sí en los hogares.
En Estados Unidos hubo una verdadera fiebre por la apertura de videoclubs y ésta se extendió rápidamente por Europa. En España fueron miles los negocios de alquiler de VHS que se abrieron en poco tiempo. Siento orgullo en decir que mis padres fueron de los primeros que pusieron en marcha un videoclub en este país. Recuerdo además como mi padre vendía cientos de videos para la reproducción de VHS y BETA. Todo el mundo quería tener un vídeo y todo el mundo acabó teniendo uno. Y a pesar de ello el público seguía acudiendo al cine, para sorpresa de los más catastrofistas de Hollywood.
Pero aquella época dorada ya pasó. Donde antes había un videoclub ahora hay una agencia de viajes, un Burger King, un Kebat o un bazar chino. El documental “Rewind This!” (2013) analiza el culto y la nostalgia en torno al formato doméstico del VHS (cómo cambió el mundo del cine en general) y nos recuerda de paso que hubieron tiempos mejores para los negocios de alquiler de películas. Quienes se pasen por Sitges podrán disfrutar de este documental ya que forma parte de la programación del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges 2013.
Dirigido por Josh Johnson, “Rewind This!” ofrece una explicación muy detallada, organizada y divertida de cómo fue el fenómeno VHS, de cómo cambio nuestra forma de ver las películas y cómo revolucionó el video doméstico. Recoge sobretodo el testimonio a través de entrevistas a cineastas y coleccionistas que comparten su experiencia y muestran sus videotecas. Johnson no está especialmente interesado en la investigación de los detalles mecánicos, sino en el negocio que suponía para unos, la pasión que es para otros y la vieja batalla entre VHS y Betamax. También lamenta la profunda pérdida que supuso la muerte del VHS, especialmente porque muchas películas no han sido recuperadas en otro formato. El documental nos invita a reconocer que necesita ser rescatado.
Entre los entrevistados encontramos a Frank Henenlotter, director de “Basket Case”, el cineasta Atom Egoyan, el productor de películas de Serie B Charles Band (“Puppet Master”, “Re-Animator”), el director y productor Lloyd Kaufman, Jason Eisener (“V/H/S 2”, “The ABCs of Death”), la actriz Cassandra Peterson (conocida como Elvira, personaje que se abrió paso gracias al alquiler), la actriz japonesa Shôko Nakahara, el guionista Roy Frumkes (“Street Trash”), el productor JR Bookwalter, Mara Epstein del mundo del porno o Mamoru Oshii, director de “Ghost in the Shell”, entre otros.
Johnson juega con el factor nostalgia de forma muy eficaz, presentando a personajes como Wayne, de Carolina del Norte, un hombre que posee 100.000 VHS. El bueno de Wayne ha abierto una tienda para abastecer a los fanáticos de este formato, dispuestos a pagar precios desorbitados por una cinta, como sucede con los fetichistas de los discos de vinilo. De hecho, gran parte del cariño y de las risas vienen de los coleccionistas.
Todo el conjunto hace que reconozcamos la importancia del VHS actuando como cápsula del tiempo para las generaciones futuras. Tras su visionado, me dan ganas de hurgar en las cajas de VHS y BETA que tengo en el garaje y rememorar aquellas películas de mi niñez.
LO MEJOR: La selección del temario que incluye el aumento de la venta de películas a gran escala a través del formato doméstico, los detalles sobre el V-Cinema japonés o la popularidad que alcanzó la pornografía, que muchos acreditan como una de las razones por las que el VHS fue tan popular.
LO PEOR: El ritmo es algo lento.
Una auténtica tragedia griega lo del BETA en su momento, buen ejemplo de que calidad y rentabilidad, no siempre van de la mano.
ResponderEliminarLa verdad es que Rewind This! tiene pinta de ser uno de esos documentales que le tocan a uno la fibra sensible (cuantas horas se habrá pasado servidor eligiendo películas en el videoclub de su barrio...).
Desde luego, no pienso perder la oportunidad de verlo en cuanto caiga en mis manos.
Interesantísimo Ted.
Saludos.
ALUCINADA ME HALLO.
ResponderEliminarEste documental lo quiero ver si o si. Yo era amante de los videoclubs al 100% y sigo siendo socia de un par!