Romasanta como siempre se siente identificado a recordar un tipo de cine español que por bien o por mal ha sido olvidado por completo de la cinematografía de nuestro país; algo que cabe reivindicar y así cambiar los clichés de un cine que parece que tocó el género fantástico y de terror de refilón o por casualidad, cuando en los 70 se produjo mucho -y bastante mal- pero con ciertos productos dignos y otros tantos de muy buena calidad.
En este caso hablaremos de la especial versión sobre el mito de la momia que propició el director Carlos Aured y protagonizado por el productivo Paul Naschy. En este caso, el director Carlos Aured que ya había tenido cierta experimentación en el género, con la aceptable “El retorno de Walpurgis” (1973), la correcta “El espanto surge de la tumba” (1973) y para mí la mejor de las tres, “La venganza de la momia”. En este caso, como siempre podemos observar el gusto de Paul Naschy por acarrear proyectos que recuerdan a esas viejas películas de la Universal que él siempre valoraba, por ello no es de extrañar que a pesar de tener dos referencias en el mito de la momia como “La momia” (The mummy, 1932; K.Freund) de la Universal y “La momia” (The mummy, 1959; T.Fisher) de la Hammer, el producto que aquí expones se decanta por acercarse más a la primera adaptación que a la segunda, aunque muestre unos exteriores en Londres ambientados a principios del s.XX.
En este caso es interesante analizar el trato de los interiores, que demuestran el exiguo presupuesto que manejaban -algunas fuentes hablan de unos 10 millones de pesetas- y por lo tanto, todo se traduce a un único plano sin exteriores y de cierta teatralidad, aunque cabe destacar la artesanal astucia de Carlos Aured para salvar la parte histórica del relato y acabarla en un breve prólogo de no más de quince minutos, por lo que no es tan insufrible su presentación; a pesar de ello, cabe enfatizar el buen hacer de los decorados y sobre todo del vestuario, en el que hay que destacar la notoriedad del momento de la momificación de Amenhotep.
Pasado esto, el film nos traslada a principios del s.XX cuya tumba ha sido descubierta por la pareja de arqueólogos, Nathan Stern (Jack Taylor) y Abigaíl (María Silva), cuyo descubrimiento será llevado hasta el Museo de Londres.
Aured hace lo que puede en proponer una aceptable puesta en escena, aunque en ocasiones fragüe en el intento por un pesado uso del zoom y en varios defectos de montaje, junto al torpe guión de Paul Naschy que en ocasiones no sabe llevar a buen puerto la historia que maneja. Además, como en muchas ocasiones ocurre el actor español lleva a sus espaldas un doble papel, el de Amenhotep y el del sacerdote Assad Bey, que buscará a la momia, la robará y la traerá a la vida con la ayuda de Zanufer (Helga Line). Por consiguiente, como muchas veces le ocurre a Paul Naschy, es en sus momentos maquillado en los que sus personajes son mucho más completos, ya que pierde cierto hieratismo actoral que es patente en sus actuaciones en las que no es hombre lobo, momia o Dr.Jekyll y Mr.Hyde. En este caso, hay que volver a destacar el logradísimo maquillaje y diseño de la momia, realizado por Antonio Múñoz García; cuyo diseño estaría más emparentado al film de la Hammer de 1959, en el que la momia se presenta totalmente toda vendada a diferencia de la versión del 32, en la que podíamos ver el rostro de Boris Karloff envejecido. Realemente será en las incursiones en las que aparece la momia, en las que saque el mejor partido Carlos Aured, ya que sabe dosificar de forma astuta las escenas gore que aparecen a lo largo del film.
Por consiguiente, la trama del film sabe combinar la investigación policial que se lleva a raíz de la serie de muertes que se suceden en Londres desde la resurrección de la momia, junto a la investigación que llevan los arqueólogos que la descubrieron para conseguir frenarla y además se añaden set pieces en las que la momia va asesinando a todo lo que se encuentra a su paso. Por ello,nos centraremos más en este último aspecto ya que es la parte más atractiva del relato y la que consigue dar mayor cohesión al conjunto. De todos los momentos a destacar, tenemos el que ocurre en el interior del museo, una vez despertada la momia, ésta misma anda por los pasillos del museo y sorprende a uno de los guardas aprisionándole el cráneo; escena resuelta con cierta gracia y que le da un toque naïf y de serie B, que antes que burlarnos nos arranca una deliciosa sonrisa por su efectividad. Otro de los momentos más destacables, es el que se sucede en las cloacas de Londres, cuya malsana y vaporosa puesta en escena están resueltas con tremenda soltura, en la que las cloacas se convierten en un entramado laberíntico en las que la momia se esconde de los agentes policiales que la buscan desesperadamente.
En su tramo final, la serie de muertes se suceden con mayor celeridad; una pareja es asesinada por la momia con una horca en el pajar; uno de los propietarios del museo que va en silla de ruedas es lanzado a la chimenea hasta abrasarse vivo y finalmente el último tramo del film se centra en el asesinato de Helen para conseguir que el alma de Amarna ocupe el cuerpo de ésta; todo se situará en un pequeño escenario de influencia egipcia, en el que se sucede el final del film, en el que los arqueólogos encuentran el templo escondido de la momia para así evitar la muerte de más personas; en este caso, la acción no es el punto más fuerte de Aured y el film sufre bastante en este final.
En conclusión, estamos delante de una producción muy modesta en la que se intenta hacer lo mejor posible y hacer una recreación bastante idealizada -que no fidedigna- del mundo egipcio, junto a unas actuaciones bastante correctas y en las que sobre sale un impecable diseño de vestuario y maquillaje. Carlos Aured demuestra ser un artesano, un aceptable director y de una competencia indiscutible a la altura de León Klimovsky o Eugenio Martín, dando al fantástico español una versión muy recomendable de la momia que se erige dentro del imaginario de los muertos con vendas, entre uno de los mejores exponente de todos los producidos en Europa y América -hay que recordar la producción mexicana de “Santo en la venganza de la momia”, 1971-, consiguiendo un encanto entrañable como tanto le gustaba a Paul Naschy, y que seguramente con un poco más de presupuesto se hubiera conseguido una producción mucho más digna y totalmente competitiva a la producción de la Hammer.
BRAVO, BRAVO Y BRAVO!!!!!
ResponderEliminarQué gustazo de criticón te marcas!
Hay que reivindicar más este cine que al menos nos arranca carcajadas seguras!
Lo dicho, felicidades, máquina!
Damien mil gracias por el comentario! La verdad que se puede reivindicar este cine, y puede conseguir alguna risotada y debe mirarse con ojos llenos de encanto,jajajaj
ResponderEliminarAbrazos campeón
Menudo horror, parece casi tan casposa como la tercera entrega de la Momia dirigida por Rob Cohen (con lo divertidas que eran las de Sommers).
ResponderEliminarSr.Santa, le mentiría si le dijese que tengo el menor interés en verla... si me lo permite usted, me esperaré a ver que se le ofrece a la nueva versión que planea Universal, aunque después de ver lo hecho con Drácula y de las manifestaciones de los responsables del proyecto, de alejarla del terror para acercarla al cine de super héroes, miedo me da...
Ahora, hay que ver lo que sabe usted de estos menesteres fantaterrosos :)
Saludos.
Cine de super heroes? Qué ven mis ojos!?
ResponderEliminarYo recuerdo esta película con mucho cariño, con un presupuesto ajustado y muchas ganas, tiene más ilusión que talento. Pero eh! Nadie dice nada malo sobre eso.
Gracias Romasanta!
Muchas gracias May! La verdad que es una película que se notan las buenas intenciones...pero la falta de un buen presupuesto lastra esa gran encanto que aún contiene el film. Graciasss
ResponderEliminarSobre las otras dos que comentas que son un poco peores, no las he visto. Pero creo que debo darles una oportunidad, aunque no tengo claro que hayan envejecido bien. ¿Qué me sugieres, Roma?
ResponderEliminarMay...empieza por ver la versión de la Universal y después dejarte llevar por la poética de la Hammer!! Las dos valen la pena....y después saltas y ves la de Stephen Sommers y disfrutas como nuestro querido Rector!!!
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