miércoles, 21 de enero de 2015

Crítica: Third Eye

Si Tailandia es la hermana pequeña de la filmografía asiática, superando algún "puesto" si nos ceñimos al género del terror donde ha sabido abrirse mercado en China aprovechándose de la inoperancia y algunas cuestionables leyes (pero esa es otra historia), Filipinas ya es la “hija adoptada” a la que no quiere nadie.

Es cierto que en el último lustro está "recuperando" fuerzas junto a cinematografías idénticamente exóticas como la indonesia, pero al contrario de esta -y de ahí lo de entrecomillar lo de recuperando- el cine Pinoy en los setenta y ochenta tuvo su hueco gracias a frikadas casi inclasificables con el pequeño Weng Weng, Gerardo deLeon y el socio de Corman, Cirio H. Santiago, a la cabeza. 

Ahora, sin entrar demasiado en el cine de autor y refugiándonos otra vez en los géneros, el país del sudeste asiático vive, como decía, una segunda época dorada viendo sin ir más lejos como al veterano Brillante Mendoza le hacen un homenaje en la Seminci –el Festival de Valladolid- ofreciendo una retrospectiva suya. Y sí, está claro que yo soy un friki y fiel devorador del producto "Made in Asia", pero sin dejarme llevar por mis "debilidades" hay que ver también como gente como Erik Matti tras su participación en la más accesible "The ABC of death 2" ha logrado llamar la atención sobre la saga que inició con "Tiktik: The Aswang Chronicles" haciendo que su secuela "Kubot: Aswang Chronicles" se convierta en un "must" de los próximos meses. 

No obstante tenemos también la cara menos amable, y es esa que intenta aprovecharse del tirón “trayéndonos” como en este caso un telefilm de mie… ejem… de mínima calidad y hacerlo pasar por un largometraje. 

Pero dejémonos ya de introducciones y vayamos al grano.

"Third eye" empieza bien –o al menos decente- apelando por un lado a esas peculiaridades que, como en otros productos filipinos, se benefician del mestizaje y por otro, a la imaginería típica del género.

Sobre lo primero, el argumento parte de una idea tan asiática como la existencia de ese tercer ojo místico que permite ver otras dimensiones, traducido aquí en ver el espíritu de los fallecidos. Sin embargo por muy oriental que sea el punto de partida no se olvidan de esos otros elementos provenientes de una cultura como la filipina tan marcada por la herencia española. Por ejemplo, ver el... ritual que utiliza la abuela de la protagonista para cerrarle ese tercer ojo -un padrenuestro- o las enormes imágenes de las vírgenes que presiden los domicilios de los protagonistas, elementos que pueden ya no solo sorprender a más de uno sino aportar un puntito de frescura y originalidad. Y más, si como en este caso lo necesita tanto. Me explico. 

Dejando de lado que el eje sobre el que gira "Third eye" es tópico, común a un centenar de films de obviamente el mismo género, el argumento del que parte tiene demasiadas coincidencias con, sin ir más lejos, otro film que si bien no era de otro país del sudeste asiático sino de Hong Kong/China, sí que rezumaba esta localización por los cuatro costados –fue rodado en Tailandia con actores y técnicos de aquel país-, además de que en su título llevaba también la palabra "Eye"; aquella no era otra que "The eye 2" de los hermanos Pang. 

No obstante, al igual que decía unos párrafos más arriba, todo depende del bagaje de cada uno, y está claro que si uno no vio aquella, esta no le traerá a la memoria esos parecidos razonables, pero cómo suele decirse, no conocer un ley no exime de su cumplimiento, ¿no?. Dicha esta tontería -¿acaso digo alguna vez algo sensato?- para zanjar el tema concretaré ese concepto que comparten los dos films además de que, claro está, ambas protagonistas viesen fantasmas: el de mujer cornuda con esposo y amante embarazada. 

Afortunadamente –o lamentablemente ya que visto lo visto hubiese preferido un remake- la película posteriormente toma otros derroteros. 

Tras ese planteamiento más propio de un drama que de un film de terror –la imaginería de la que hablaba al principio se resume en sus cinco primeros minutos- se nos presenta un nuevo film cuando los personajes salen a campo abierto. Estos minutos estarían bien si no se sumase el factor surrealista. A ver cómo lo cuento… 

La protagonista con el coche de una amiga sigue a su pareja y a su amante embarazada. Por culpa de un accidente toman un desvío y se pierden en la jungla filipina. Cuando el joven sale a preguntar por la dirección correcta a una campesina que pasaba por allí, esta desenfunda un machete y se lía a machetazos en una imitación filipina y para todos los públicos de “La matanza de Texas”. Su esposa sale a su auxilio, pero de la nada surge un espíritu que empieza a acosarla “obligándola” a huir despavorida al interior de la jungla. 

Tras todo ello, uno no sabe si parar la película o seguir ejerciendo de canelo. Y es que ya no solo son los muchos interrogantes que a uno le asaltan –muchos más que los dos invitados que acaban de surgir- sino que para que ello ocurra ha tenido que pasar más de media hora. ¡Y es que si encima tuviese un factor bizarro o gore que animase a los más dementes como un servidor! Pero ni eso… 

Es cierto que a continuación se dan respuestas y se adentra en el género, pero lamentablemente el objetivo del film se confunde haciendo más hincapié en el melodrama que en el terror, situación que tampoco nos extraña sabiendo de dónde proviene su protagonista. Pero de eso hablaré unas líneas más abajo. 

Volviendo a la falta de intensidad o de capacidad de dar incluso sustos, a la única conclusión a la que llegaremos será que los minutos iniciales se nos resolverán como el clásico gancho o imágenes propicias para el trailer que sacan provecho de un buen efecto fantasmal de maquillaje apuntalado por detalles digitales; eso sí, será el único, aviso. 

Y lo peor es que el restante de la película transcurre entre lo cansino (el aburrimiento), la incredulidad (lo ridículo) y más melodrama (el culebrón). Y es en este punto donde enlazo con su protagonista, para mí lo mejor de la película, algo que dice muy poco a favor de la misma; y es que su fuerte no es la interpretación, sino su belleza, por machista que pueda resultarle a alguien. 

Carla Abellana es toda una preciosidad, una de esas bellezas filipinas que se hicieron famosas a raíz de la llegada de Isabel Presley a la primera plana de la prensa rosa española. Hija de un galán local de tele-novelas, la misma se granjeó un cierto prestigio en varias de estas. Para ser justos hay que decir que también ha ganado últimamente algún galardón por su labor interpretativa, pero no será aquí donde el lloro forzado y el postureo le ganan la carrera –nunca mejor dicho ya que se pasa mucho tiempo corriendo- a la contención y a la credibilidad. 

Resumiendo, “Third eye” es un producto muy poco satisfactorio que se acoge al género pero que ofrece una experiencia más cercana al melodrama que al terror. Muy limitada en calidad se aprovecha del tirón que, aunque todavía en pequeñas proporciones, la filmografía filipina está experimentando. No caer en la trampa.


5 comentarios:

  1. Socorro, sólo con lo que has explicado de la jungla y el machete, ya me he quedado con cara de WTF.
    Recuerdo un artículo algo polémico de nuestro querido (al menos para mi) Stephen King: "Imagery and the Third Eye". Donde el escritor dejaba entrever que él se veía a sí mismo como un medium, ya que para escribir se basaba en unos instintos primitivos y unas extrañas memorias embebidas en su mente, como dejando entrever que, lejos de tener el tercer ojo abierto; algo más que el resto de mortales, si podía ver o adivinar o intuir. No quiero hacer libres interpretaciones de sus palabras, que luego donde dije Digo, digo Diego.
    A pesar de ser un tema que, a mi; me resulta entretenido; esta película tiene pinta de ser un NO en toda regla.
    Gracias de todas maneras por traerla al blog, amigo!

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  2. Lamento traer tales bodrios, pero de todo hay en la viña del señor... del señor Rector.

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  3. Nada, nada, haces una gran labor social y humanitaria, amigo Chanpoo, que esta era una de las que me pensaba tragar este finde y después de leerte, ni de lejos, así que gracias y felicidades!

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  4. Lamento traer tales bodrios, pero de todo hay en la viña del señor... del señor Rector.

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  5. Yo creo que abarcarlo todo es lo mejor que podemos hacer. Ya sea una peli buena o mala, porque para gustos, los colores.

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