Empezaré esta serie de críticas con una de las películas que más miedo me hizo pasar cuando la vi de niño, la fantástica “Poltergeist” de Tobe Hooper y que según las malas lenguas acabó su productor, el omnipresente por aquel entonces Steven Spielberg.
Con la frase reclamo de “Están aquiiií...”,y la televisión como objeto de transición de una vida a otra, paradoja de lo que pasaba en los Estados Unidos con la llegada de Reagan a la Casa Blanca, el director, Tobe Hooper, que se dió a conocer con la ESPECTACULAR “La matanza de Texas” en 1974, rodada con menos de 70000 euros y que recaudó casi 25 millones se ponía al mando de un proyecto de dimensiones casi titánicas. Después de su primera cinta rodó la estupenda “Trampa mortal”, en el 77 y se encargó de la adaptación televisiva de “El misterio de Salem´s Lot”, de King, sendos fracasos económicos y emocionales para un tipo demasiado sensible como para luchar con las productoras e imponer su criterio de cineasta fascinado por el terror en sus diversos aspectos.
Por casualidad, su camino se cruzó con el de Spielberg, un mecenas que todo cuanto tocaba acababa convirtiéndose en oro, ya fuera en forma de tiburón asesino, de cazatesoros con látigo o de científicos busca alienígenas. Hooper se había mudado a vivir a la que fuera la oficina de Robert Wise, director en 1963 de “The haunting”, y encontró material de documentación sobre fenómenos paranormales en América, lo que hizo que Hooper se interesase sobremanera en el tema y le presentase a Spielberg, que llevaba tiempo queriendo rodar una película sobre fantasmas, el proyecto. Metro Goldwyn Mayer adquirió los derechos de inmediato, percibiendo el tufillo a moneda que se despertaba. El tercero en discordia sería el productor Frank Marshall, habitual en las producciones de Spielberg y que puso una y mil pegas a todo cuanto Hooper proponía. Spielberg logró un presupuesto de ocho millones de euros, decidió encargarse del guión, contrató a Goldsmith para la banda sonora y contaron con Edlund para los efectos especiales, que en aquel entonces era considerado no el número uno sino casi el único decente, a través de la compañía de Lucas, Light & Magic.
Bueno, pues todo parecía preparado, así que el 14 de mayo de 1981 comenzaba el rodaje.
La cinta comienza con un toque absolutamente reconocible de Spielberg: Un televisor encendido, la bandera americana y el himno nacional recuerdan el final de la programación mientras el perro de la familia nos la va presentando merodeando por toda la casa. Precisamente la elección de la familia fue una de las pocas cosas en las que Hooper y Spielberg estuvieron de acuerdo. Eligieron un reparto sobrio, con carácter, como padre, Craig T. Nelson y como madre a la fantástica JoBeth Williams. Ahora necesitaban tres hijos, una adolescente y dos niños, y el cásting, meticuloso y duradero dio sus frutos: Dominique Dunne sería la hija mayor, Oliver Robbins y Heather O´Rourke los hijos pequeños, víctimas de lo que luego se conocería como “La maldición de Poltergeist”, a saber: Cinco miembros del reparto murieron en los seis años que separan la 1 de la 3, incluídas las dos hermanas hijas del matrimonio, pero eso es ya otra historia...
La otra elección decisiva del cásting fue la de la estupenda Zelda Rubinstein, que aquí trabajó con Bigas Luna en Angustia, y que en Poltergeist hace el papel de Tangina Barrons, la diminuta vidente.
El rodaje funcionó como un reloj. Todo estaba milimétricamente calculado y los actores dieron todo cuanto se les pedía, en ocasiones muchísimo. El problema fue que muchos medios de comunicación comenzaron a correr el bulo de que Tobe Hooper en realidad no pintaba nada en aquel rodaje y que era Spielberg, cámara al hombro quien se encargaba de todo. Lógicamente el ego del director de películas como E.T. No le permitía desmentir el rumor, y a Hooper lo único que le importaba, como gran director que resultó ser, era la película. Pero esto no fue obstáculo para que la DGA multase a Spielberg con una multa de 12000 euros y obligase a rehacer todos los tráilers, en los que el nombre de Spielberg aparecía unas diez veces más grande que el de Hooper.
Muchos han sido los directores que se han quejado en los años posteriores de las intromisiones y extralimitaciones de Spielberg como productor. Es el caso de Richard Donner con “Los Goonies” y Joe Dante con “Los Gremlins”.
Es evidente que en Poltergeist hay mucho de Spielberg. El buen rollo familiar, el final feliz, la comunidad unida... Pero la película, sin duda, es obra de Hooper, que contravino los deseos del productor en escenas como la de los esqueletos, introduciendo más sangre y vísceras de lo que el viejo amigo Steven hubiese querido. Sin embargo, no cabe duda que la película hubiera sido infinitamente mejor sin la intromisión de Spielberg, con ese aire lúgubre que logra una vez que Carol Anne es abducida y el relax familiar se descompone en lugar de regodearse en momentos cómicos innecesarios que hacen que la película, como hito del terror tarde media hora justa en arrancar.
En esa media hora está, a mi juicio, lo peor de la película. Vecinos peleándose por el mando de la tele, un ciclista en una bici de niño, los padres fumando un porro en la cama, introducción de merchandising de Lucas, con Darth Vader y Chewacca por toda la habitación del niño. Lo que Hooper (o Spielberg, da igual) tratan de conseguir es que empaticemos como espectadores con una familia normal que bien podría ser la nuestra. Aquí no tienen cabida familias a lo “El bola” o la misma “La matanza de Texas”. Todo es de un tono pastel que acaba agobiando.
Pero justo entonces, cuando la ñoñería parece ir a más, sucede lo inesperado. Los cubiertos se doblan y Carol Anne con un casco de rugby es arrastrada voluntariamente por el suelo de la cocina mientras las sillas se ordenan sobre la mesa.
La primera reacción no es de terror, sino de sorpresa.
En pocos minutos, los juguetes cobran vida, el payaso terrorífico incluído, el árbol se retuerce para atrapar al niño, las camas vuelan y la niña, desaparece.
Esto ya es otra cosa, gracias a Dios.
A la casa llega un grupo de especialistas que bien podrían ser los Warren, comandados por la preciosa y maravillosa actriz Beatrice Straight, que a sus sesenta años enamora al espectador en cada plano que aparece. Y Hooper consiguió colar una escena gore-mmmmm-en la que uno de los especialistas se ve a sí mismo en el baño descarnándose la cara que acaba siendo una calavera.
La llegada de Tangina es el punto de inflexión del último tercio de película. Con su poco más de metro diez parece ajena a todo cuanto sucede, acostumbrada a este tipo de sucesos. El guión se hace mucho más fino e incisivo y la iluminación y fotografía mejoran ganando enteros. Con ella llega también el derroche de efectos especiales, mónstruos, ataúdes, esqueletos y una presencia que arrastra a la madre por paredes y techo con claras connotaciones sexuales-un poco resumen de “El ente”.
Es evidente que toda esta imaginería monstruosa, gore y terrorífica no son obra de Spielberg, por mucho que él callase ante los rumores, como bien dice el refrán “quién calla, otroga”.
Querellas por plagio, críticas sobre el papel que la tele desempeña en la educación, calificación “R”-no para menores de 18, que Spielberg se encargó con todo su esfuerzo en rebajar a “PG”-los padres deciden y rumores sobre la autoría de la peli no hicieron sino catapultar su estreno y su fama en pocas semanas.
Su primer fin de semana fue bueno aunque no tan espectacular lo serían los siguientes, en los que el fenómeno “boca-oreja” se encargó de ponerla en el número uno de todas las listas.
La crítica, cosa extraña en una cinta de género fue casi unánimemente benévola, lo que no hizo sino aumentar el interés despertado por la película.
Lamentablemente como ocurre en la mayoría de los exitazos de taquilla, aún no ha dejado de proyectarse la cinta y ya se están firmando las inevitables secuelas en los grandes despachos.
Con el dinero que recaudó “Poltergeist” no era extraño que para la secuela, cuatro años después, un casi desconocido Brian Craig lograra reunir a todo el reparto original en “Poltergeist 2”. La cinta costó 13 millones de euros y recaudó el doble, a pesar de tener uno de los malos más terroríficos de la historia, el espíritu del reverendo Kane, que llevó al suicidio-muerte colectiva a un centenar de inocentes, una escena introductoria fantástica, con la niña en casa de la abuela demostrando que ha heredado la clarividencia familiar a través de unos ovillos de lana, unos maravillosos efectos especiales y un reparto conocido, donde Tangina vuelve a tener las mejores frases de la película, que no deja de ser mediocre, cutrona y olvidable, aunque cualquier fan del género la hayamos visto decenas de veces.
En el 88 se estrenó “Poltergeist 3”, esta vez ya con sólo una parte del reparto-Tangina y Carol Anne, que en la vida real ya estaba gravemente enferma. La dirección estuvo a manos de Gary Sherman, que si no reunió a todo el reparto de la original, consiguió unos actores solventes para una cinta francamente infumable y sin ningún aliciente que fue un tremendo batacazo en taquilla, aunque en dvd recobró bastante más.
En 1996, por si el sacrilegio de “Poltergeist 3” no era poco, salió un spin off para televisión, “Poltergeist: The Legacy”, que nada tiene que ver ni con el guión original, ni con ninguna de las pelis de la trilogía y no es sino un truquito para comercializar basura resguardándola bajo un nombre con tirón.
Damien, en lo referente a "Poltergeist", no puedo estar más de acuerdo. Al final, pienso que la controversia sobre la autoría de la película, terminó jugando a su favor. Ya se sabe que somos un rato morbosos y este tipo de asuntos nos encantan, jeje.
ResponderEliminar´Viendo la película, está claro que hay cosas de ambos directores y al final, me parece que ambas formas de entender el género funcionaron a la perfección juntas.
Ya discrepo un poco más, como sabes, con el tema de las secuelas. A mí ambas me parecen estupendas. La secuela, como dices, con uno de los villanos más aterradores de la historia del género y con algunas secuencias antológicas como la del gusano en la botella de Whisky. La tercera, sin duda, la más original y personal de la saga. Una reinvención de la franquicia que además, soporta mucho mejor el paso del tiempo que sus dos hermanas mayores.
Otro cantar ya son el spin-off y el nauseabundo remake, que salvando alguna escena muy concreta (la del armario), es uno de los refritos más horribles que nos ha dejado la moda de los remakes.
Saludos.
Genial articulo.
ResponderEliminarSiempre me gusta rememorar estas cintas, no me canso de leer cuanto se escriba de ellas y encontrarme como siempre, con alguna nueva perspectiva.
El tema de la autoria de la cinta. Quiero dejaros una pequeña aportación/anécdota que leí hace muchísimo tiempo, que traza un leve paralelismo entre esta cinta e "Indiana Jones y el templo maldito".
Aunque Spielberg, maestro entre los maestros, ya había demostrado que sabia moverse como pez en el agua entre cualquier genero (comedia, terror, aventura...), en esa época tenia una leve (o no tan leve...) patina de director comercial y familiar para todos los públicos. Todas las familias iban en tropel al cine en verano, a ver la `peli` del Spielberg que tocaba ese año. Y de repente llego "Indiana Jones y el templo maldito". Al parecer, y siempre haciendo uso de la memoria de aquel articulo al que me refiero, el bajón recaudatorio que tuvo en su época en comparación con el Arca perdida, se debió a que esas mismas familias, salían despavoridas de los cines al ver como el Spielberg se las gastaba con truculentos banquetes y corazones rotos por doquier. Las criticas por las imágenes corrieron como la tinta y la recaudación empezó a decaer rápidamente.
Os cuento esto para, en parte, dar algo de luz al tema de la autoria de Spielberg y pensar que quizás, no seria muy descabellado pensar que Spielberg metió muuuucha mano en "Poltergeist".
Es una maestro como siempre a demostrado, que tiene una mano soberbia para cualquier genero.
Saludos a todos,
Juan Carlos Trinidad
Aplauso para tu artículo Damien!!Como siempre desvelando cosillas que, por lo menos yo,desconocía.
ResponderEliminar"Poltergeist" es el clásico de los clásicos de lo sobrenatural, y si bien, a mi me pareció infinitamente más terrorífica "El Ente", es imposible no rendirse ante las cualidades de "Poltergeist", y cierto que la introducción del reverendo Kane en la segunda película le hizo ganar aún más puntos y fue mítico para la saga, la primera película ha envejecido bien y no es por un tema de nostalgia, sino de objetividad.
Coincido con el Rector en reivindicar las dos secuelas y en defenestrar el remake, que me pareció un insulto.
Saludos!!!