Crítica: Intruders

No hay nada mas cierto que la afirmación de que el miedo es nuestro peor enemigo, nada más cierto que saber a ciencia cierta, valga la redundancia, que el miedo nos paraliza mucho más que estar atados de pies y manos, nada más cierto que conocer que el miedo es aquello que nos hace vulnerables y pésimos decisores, y nada es aún menos cierto que aquello de que los únicos capaces de controlar ese miedo somos nosotros mismos es la mayor de las certezas. A partir de todas estas premisas, construimos la sensación que provoca "Intruders", pues entendemos el miedo y lo compartamos o no, somos capaces de empatizar con el miedoso, porque somos miedo, respiramos miedo y nadie mejor que nosotros conoce lo que realmente significa el miedo.

"Intruders", a.k.a "Shut In", es una vuelta de tuerca al home invasion, pues aporta la frescura que necesita un género que tampoco da para muchas sorpresas, ya que es A, B y C (entro en tu casa, te las hago pasar putas y sálvese quien pueda). Yo soy muy fan de este género porque realmente me hace pasar miedo (voy a escribir esta palabra hasta que os sangren los ojos...), porque ya he dicho más de una vez que me aterra esa combinación del horror de la vulnerabilidad que provoca la sorpresa, junto con la violación de lo que consideras tu lugar de seguridad, que es tu casa (terror máximo!). Pero aun siendo fan y gustándome casi todos los home invasion, soy consciente de que es un subgénero que acabará desgastándose hasta su extinción si no se le aporta un extra de originalidad en cada nueva entrega, algo que por lo general brilla por su ausencia.

En este caso, ya os avanzo que "Intruders" ofrece ese algo más y que sólo por eso, os recomiendo muy mucho pegarle un tiento a la cinta del debutante Adam Schindler. Os pongo en antecedentes: Anna (fantástica Beth Riesgraf), ha pasado los últimos diez años de su vida encerrada en una gran casa victoriana debido a su incurable agorafobia, compartiendo techo junto a su hermano Conrad. Cuando Conrad muere, Anna ni siquiera es capaz de salir de la casa para acudir al entierro. Su casa es su alivio, sólo dentro de esa casa se siente segura...hasta que tres tipos entran para buscar el dinero que ella y su hermano tenían a buen recaudo. Anna está sola y es incapaz de salir al exterior, la cosa pinta mal, muy mal...

Hasta aquí tenemos un ingrediente nuevo en el home invasion, y es la incapacidad para escapar de uno mismo, pues es Anna la que mayores trabas se pone a la hora de ponerse a salvo, porque no puede estar fuera de la casa, pero tampoco puede estar dentro a merced de los asaltantes. Empezamos a sudar desde el principio con Anna, pues es muy fácil empatizar con una situación tan complicada psicológicamente, y a la vez, es normal que al ponerte en el pellejo de la protagonista pienses que lo tiene todo perdido, somos pesimists por naturaleza y hemos visto demasiadas películas de este tipo que auguran malas noticias. Buen comienzo para generar una tensión que todo home invasion de bien tiene que tener. Añadamos una factura técnica muy correcta y ya hemos conseguido el aumento de pulsaciones de Anna y del espectador.

Puestos en situación, ya solo queda tomar una decisión, o hacemos un "You're next", o nos quedamos a merced del enemigo viviendo un "Funny games", o intentamos escondernos para pasar lo más desapercibidos posible, optando por marcarnos un "The Strangers". Cualquiera de las opciones tiene sus pros y sus contras, pero puestos a decidir, ¿quién no optaría por un "You're next"? Pues al lío!!. "Intruders" tiene todos los componentes necesarios para sorprender, para incomodar y para despistar al espectador, algo loable en los tiempos que corren, no me cansaré de decirlo, pero como he dicho todas las opciones disponibles tenian también sus contras. Reconozco que "Intruders" a mi me pilló totalmente desprevenida y que estaba disfrutando como una mala bestia de lo que acontecía en la pantalla, hasta que la cosa se desmadró y ya no se sostenía ni con pinzas de tender la ropa de las que aprietan, pero no dejan marca.

Llegados a un determinado punto, queridos míos, el guión, que atrapa desde el principio y que juega todas sus bazas a la perfección, se descontrola sin sentido alguno, pues no creo que beneficie en nada al planteamiento de ciertas situaciones y decisiones el llevarlo tan al extremo, y se opta por el cierre facilón de quien no tiene claro cómo concluir y cómo dejar al espectador con buen sabor de boca de principio a fin, y una vez más queda patente que lo difícil no es saber subir, sino saber mantenerse. Esta claro una vez más que la originalidad muchas veces descontrola a la imaginación, y que la fina linea entre buena idea y paja mental, se traspasa con una facilidad asombrosa, y esto puede ocurrir de puntillas, como las bailarinas, para no hacer ruido, o con botas de militar pisando todo aquello que encuentras a tu paso y aquí bailarinas no son las que caminan, precisamente.

Una lástima, que una idea tan original no termine siendo todo lo redonda que podría haber sido por intentar rizar un rizo que, creedme, a esas alturas de la película estaba más que rizado. Aun así, la película no decae ni un solo segundo y en su intento de innovar, demuestra que no todo está perdido y que aún se nos puede quedar la cara picueter cuando se cierra una puerta, porque todo miedo está siempre detrás de una puerta cerrada. Abrir esa puerta o no para descubrir lo que hay al otro lado ya sólo depende de vosotros.