sábado, 27 de febrero de 2016

Crítica: Nightscape

Ya en los créditos se nos ofrece una clara pista de las intenciones “Grindhouse” de su director, que aspira a seguir los pasos de alguien como Tarantino... Pobrecito.

El tal Edwards era hasta hace poco un político de renombre, uno de los demócratas estrella americanos, que representó a Hillsboro en la Legislatura estatal por cuatro años, hasta que anunció en 2010 que no se presentaría a un tercer mandato en la Cámara de Representantes estatal. Un año después de dejar el cargo, Edwards se dedica a guionizar, producir y dirigir lo que él mismo llama “una serie de películas de terror sobrenatural”. O sea, que su felonía cinéfila no acaba aquí... Ufff... La cosa comienza con una escena de accidente en la que se nos presentga al prota chungo, para colocarnos inmediatamente en una carrera de coches antiguos pero situándonos en un presente-futuro apocalíptico. Uno de los participantes en la carrera ilegal-cojo, para más señas-pierde su amado carro y emprende un viaje por esos parajes áridos y espantosos del Oeste americano con su compañera-amiga-amante-no se sabe qué. Paran en una cafetería y ¡Oh, terror!, allí ha habido una matanza con sólo una superviviente, la camarera, que de repente se torna en una especie de demonio que le sale de la boca. Gracias a Dios llega el vaquero, el prota chungo, con acento gringo y spanglish parlante, que se cepilla al demonio y decide viajar con nuestra parejita. Les cuenta que se dedica a perseguir al mal encarnado en... Tachán-tachán: un coche blanco reluciente con efectos visuales en las lunas de las ventanillas y que según el vaquero es el mismísimo Leviatán.

La moza tiene unos sueños alegóricos en los que ve a una niña vigilada por un terrorífico espantapájaros persiguiendo un globo blanco que la lleva hasta una bañera llena de sangre con un corazón palpitando y una bucólica flor. Así sin venir a cuento.

Luego hay curas fundamentalistas con exorcismos en tenderetes y mucho, mucho diálogo pretencioso que convierte a la peli en un adalid de la regilión adventista-fundamentalista llevada al extremo. Así, nuestro vaquero demuestra que es un enviado de Dios, con un brazo postizo, que según él es un signo extremo de su fé y el único arma posible para cazar al mal. Aunque cuenta con un coche tuneado para tal efecto con unas poderosísimas e innovadoras armas, a saber: un escupe clavos para que el coche malvado pinche y un mantel negro para cegar al conductor... Surrealista. Supongo que esta película, bajo los efectos de un psicotrópico que altere nuestra percepción como espectadores puede convencer a alguien, pero les aseguro que sobrio y bien despierto es poco menos que insufrible. Con un ritmo lento insondable se va destapando como una idea sin guión que se va desarrollanso sin ningún interés en su conjunto hasta llegar a un final ridículo y sin sentido. Los diálogos se sueltan en ráfagas inconexas, y los mismos actores y actrices parecen ser conscientes de la ridiculez de sus interpretaciones sin ayudar en un solo momento a darle vidilla a la película.

La verdad es que el cartel promocional muy de estilo pulp es igual de atractivo como de tramposo, pero desgraciadamente el cine está lleno de buenos carteles que no siempre cumplen lo que prometen y este es uno de esos casos sin duda alguna.

El cachondo que tildó a la cinta dentro del género del horror y el thriller debe estar sentado en su casa partiéndose de la risa, porque el despropósito no tiene el más mínimo sentido de la tensión necesaria para generar intriga y no daría miedo ni a mi sobrino de tres años.

Hay que reconocer que por momentos el trabajo de fotografía roza lo decente y sorprende entre tanta mediocridad, pero por desgracia eso no justifica tragarse hora y media de basura fílmica. Doy por hecho que habrá gente a la que le encante pasarse el rato entre divagaciones religiosas en el oeste, con sermones de acento mejicano y efectos especiales de colegio. La peli tendrá su público, pero desde luego, no me encuentro entre ellos.

Lo mejor: La aparición, en el último minuto, de Suzanne Owens Duval como sacerdotisa.

Lo peor: Las pelis de ciencia ficción no conjugan generalmente muy bien con los fundamentalismos religiosos y acaban generando malas pelis y fracasos espirituales, ¿o es que no recuerdan Campo de Batalla La Tierra?

No sé si de verdad el tono religioso-sectario es una coña más del director con aspiraciones, porque es malísimo como narrador de historias, así que imagínenselo como declarador de intenciones, pero si es así, aún es peor.


2 comentarios:

  1. Es que el 'poster' del coche no podía ser más descarado referenciando a Death Proof. Desde luego, no suscita el mínimo interés, bueno lo de del mantel negro tiene su 'atractivo'. Aunque solamente sea por ver lo infame que puede llegar a ser.

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  2. Lo bueno que tiene el poster de esta película es que no engaña. sabes perfectamente ante que tipo de cinta te encuentras.. otra cosa es que hagas como Damien y te atrevas a ver una película como esta hasta el final.. Animo! que seguro que la próxima será mejor (Cosa fácil por otro lado), yo esta la dejé de ver a los 10 minutos.. me pudo...

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