Uno de los sueños húmedos por excelencia del cine de terror, lo encontramos en las tiernas curvas de una figura: La niñera. Esta inocente (o a veces no tanto) adolescente, siempre dispuesta a jugarse el pescuezo (literalmente) por cuatro pavos, en beneficio de unos liberados padres que pueden, aunque solo sea por un rato, recuperar su apacible existencia de antaño saliendo a cenar y quien sabe, si a terminar la velada con un romántico y clandestino polvo en la parte de atrás de su coche en un solitario descampado, o simplemente y buscando aun algo más de placer que el meramente carnal, desconectar, aunque solo sea por un instante en el tiempo y el espacio, de la tormentosa existencia de lidiar con los varios cachorros de su manada, a cual más chupóptero.
La niñera. Esa musa del cine de terror que ha servido para pluriemplear a tantos y tantos sádicos y enfermos asesinos... carne joven dispuesta a sacrificarse por la causa del género y abrirse de piernas al primer filo de cuchillo o váyase usted a saber que otro artilugio festivo que se le ponga por delante. Y es que no hay ninguna duda de que la niñera siempre ha sido, es y será, una de las víctimas favoritas del terror, ofreciendo ya sus servicios desde tiempos inmemorables tanto a los viejos clásicos con los cuales algunos nos hicimos hombres (u hombrecillos) como el papá de los slashers del papá de los genios del terror, “Halloween” (John Carpenter, 1978), terrores modernos que aspiran a serlo, como “La Casa del Diablo” (“The House of the Devil”, Ti West, 2009) o comida basura de calentón grastronómico como “Babysitter Wanted” (Jonas Barnes, Michael Manasseri, 2008).
Por lo general, el rol de la niñera siempre ha sido el de víctima. No obstante, me viene a la cabeza la excepción con aquella sí, más crecidita, Rebecca de Mornay en “La Mano que Mece la Cuna” (“The Hand That Rocks the Cradle”, Curtis Hanson, 1992), donde la niñera era la mala de la película, por más que la criatura de aquel relato, mamara gratis, de la teta de la rubia a escondidas de su madre, o también con aquella otra fémina venida de los bosques con rurales intenciones sobrenaturales en “La Tutora” (“The Guardian”, William Friedkin, 1990), pero en ambos casos hablaríamos ya de niñeras de segunda o tercera, cuarta, quinta o sexta generación. Nos salimos por tanto del perfil.
Por ello, el planteamiento inicial de “Emelie”, la nueva película de Michael Thelin, puede considerarse como un pequeño soplo de aire fresco dentro del universo “niñeril”, pues la niñera interpretada por Sarah Bolger (“The Moth Diaries”), pese a formar parte del club de las ídem post-pubertosas de toda la vida, la inocencia a la que hacía referencia al inicio de esta crítica, la debe de tener en el agujero del ojal, o parafraseando a esa adalid de las buenas formas que es Celia Villalobos, del “culo”. Rasgo necesario, eso sí, para protagonizar este thriller (Villalobos no, que no pasaría por veinteañera... lástima, porque habría sido de lo más insano verla atemorizar a los niños con las dogmas medievales de su partido político) para toda la familia y en especial, para nuestras madres, que se ha cascado el amigo Thelin, que debe de ser pariente de algún enano sacado de la obra de Tolkien.
Atípica premisa pues la que plantea “Emelie”, donde ya de entrada se nos deja claro que aquí la inocente cuidadora de niños, no es tal cosa, sino una hija puta de cuidado de macabro pasado y perversas intenciones. Que esta noche, no va a venir ningún enmascarado al son de ninguna mítica sintonía y que ella sola, se basta y se sobra para atormentar a los pequeños de la casa mientras sus padres se desfogan un rato por ahí una noche cualquiera. Bien. Muy bien me atrevería a decir, pues la niña tiene potencial, a Sarah Bolger le va el papel como un guante y dota a su personaje de ciertas dosis de morbosidad al compaginar la inocencia de esa carita angelical de no haber roto un plato en toda su vida que se gasta, con sus palpables intenciones maquiavélicas para con la prole de sus confiados clientes, que con tal de perder de vista un rato a sus hijos, los ponen en manos de la primera que pasa, pero ese, es otro debate.
El problema es que una cosa es la realidad que a nosotros nos gustaría y otra muy distinta, la realidad que nos toca vivir. La que a nosotros nos gustaría, con tales ingredientes y viendo algunas de las situaciones que se ponen sobre la mesa SPOILER como la secuencia del baño donde Emelie le pide al mayor de los hermanos (once añitos) que le de un tampón de su madre mientras hace pis, para después, para asombro del crío, ponérselo delante suyo, o en esa otra donde encuentra una cinta casera de los padres haciendo guarreridas sexuales y reúne a los peques frente al televisor FIN SPOILER, sería una enferma y depravada, una donde las cosas fueran un poco más allá de la mera insinuación, una que fuera capaz de incomodar al espectador, no hablo ya de a nuestras madres, hablo del aficionado al terror de toda la vida. Pero nada de nada, mucha insinuación, mucho amago, mucho farol y a la hora de la verdad, nada de nada. Fuegos artificiales que se quedan en pólvora mojada, pues todo se ventila de forma políticamente correcta para no herir sensibilidades.
Y esos niños... por favor, tanta carne tierna al servicio de la parroquia desperdiciada a base de tópicos para toda la familia. Con lo sobre explotado que está el genero del torture-porn, ofreciendo lo mismo una y otra vez para desgracia de aquellos que siempre intentamos visitar nuevos destinos en esto del cine, y aquí, que se tiene una situación completamente nueva, con una niñera como potencial torturadora, y unos niños indefensos, como potenciales víctimas de la parte contratante, resulta que no hay pelotas, y resulta que las incisiones y las perversiones, se quedan en simples arañazos, impertinencias y travesuras. Pero claro, la realidad es la que es, y está muy claro que “Emelie”, no está destinada al fan del terror, sino a su madre, por lo que juzgar la película desde la óptica del primero, no sería justo.
Por lo tanto, juzgaremos la cinta como lo que es, y no como lo que nos hubiera gustado que fuera. ¿Qué es? Pues un thriller para todos los públicos, tópico, típico, plano y carente tanto de sorpresas como de tensión. Por lo que esta nueva óptica, no mejora mucho el panorama. Lo primero que voy a hacer cuando vea a mi madre (o a mi suegra), es recomendársela, pues les va a encantar. Nada de mala leche (más allá de algún efectismo de manual tirando de animales domésticos), nada de violencia y un guión plano, facilón y especialmente pensado para no herir esas sensibilidades de las que hablaba, rematado además, con uno de esos finales de WTF, ante lo cuales, es difícil articular sonido alguno. No se me quedaba semejante cara de gilipollas, desde aquella araña gigante de “Enemy” (Denis Villeneuve, 2013) y aquello por lo menos, daba para pensar.
Conclusión, “Emelie” es el enésimo thriller de sobremesa para dormir a las ovejas que tanto gusta al gran público, que estoy convencido que satisfará a todos aquellos espectadores ajenos al cine de terror, que quieran hacer un acercamiento habitual al género. Por lo general, este tipo de productos me producen indiferencia, no están destinados a alguien como yo y por lo tanto, no les exijo absolutamente nada, pero, en este caso concreto, con el gran potencial que tenía el asunto, y con las veces que se nos llega a meter ese pie de uñas pintadas de rojo en la entrepierna con el consecuente calentón, la sensación de decepción (por no hablar de dolor testicular) se acentúa considerablemente. Y, por más que a mi madre le vaya a encantar, no me queda otra que ser extremadamente cruel en el veredicto final, pues a ojos del aficionado al terror, no merece otra cosa.
Lo mejor: La banda sonora y Sarah Bolger, en un papel hecho a su medida.
Lo peor: Que una cosa es hacer un thriller para toda la familia, y otra muy distinta, calentar al aficionado del terror para luego, terminar haciendo, un thriller para toda la familia. Y el desenlace, por supuesto, una gran tomadura de pelo, ya seas fan del terror, o madre.
Rector-Una vez más me encuentro más cerca que lejos de esta valoración. "Emelie" es lo mismo que poner la miel en los labios y no dejar que puedas pasar la lengüita por ellos. Cuando se tiene una idea de incomodar con ciertos recursos, pero se utiliza la autocensura para no escandalizar al público al que realmente va dirigida la película, el asunto, aparte de tener muy mala solución, es una incongruencia total, porque no se puede hacer una cosa y su contraria, como dirían algunos. O tienes claro que te mueves en el ámbito "familiar", o te propones dejarte la piel para el aficionado al terror, pero lo que nunca debes hacer es intentar provocar algún tipo de sensación malsana de mal cuerpo insinuando de forma cutre y chapucera, porque al final llega el ridículo de la propuesta que no arriesga y que se disfraza de lo que no es.
ResponderEliminarEl guión es flojo, pero lo es porque está totalmente condicionado a la recaudación. El final es absolutamente vergonzoso (deberían multar por este tipo de cosas), y en última instancia, todo es tan insulso que una vez más, la sensación de haber perdido el tiempo es imperante.
Sarah Bolger hace lo que puede, pero no es suficiente, y el suspenso está cantado casi desde que esta moza entra en la casa.
En fin, el saco de fracasos se va llenando..
Saludos
Missterror, contentar a todo el mundo es imposible, que se lo digan al amigo Pedo..., quiero decir, Pedro Sánchez. Es imposible intentar contentar a dos tipo de públicos que esperan cosas completamente opuestas. "Emelie" intenta jugas a esas dos bandas y como no podía ser de otra forma, no sale bien.
ResponderEliminarDe todas formas, una cosa ha conseguido, engañarnos para que piquemos una vez más con el enésimo thriller de sobremesa... habrá que tener un poco más de ojo la próxima vez y estrechar el filtro ;)
Saludos.
No solo el guión de esta película es bastante flojo si no que ademas el ritmo aburre hasta al mas entregado de los espectadores.
ResponderEliminarHe de ser sincero y reconocer que las pelis con niños me frenan y me dan un poco de tirria pero esta 'Emelie' se me hizo realmente aburrida. Por mucho que Sarah Bolger ponga todo de su parte para sacar adelante una cinta como esta, reconozco que me costó mucho verla hasta el final..
coincido con Missterror, el final es vergonzoso.. pero al menos pasa algo..estaba cansado de ver a los niños gritando, pintando y disfrazándose..
'Emelie' es una cinta muy muy floja y aburrida. Las tres estrellas son mas que merecidas...
Donnie, sin duda. Desde luego, esta no sería una película para añadir a nuestra colección particular, tampoco para revisionar, pues los elementos de interés, al menos a ojos del aficionado al terror, son escasos, por no decir ninguno.
ResponderEliminarA mi las pelis de niños también me tiran bastante para atrás, de ahí que esta me medio engañara, pues así de entrada, parecía que los tiros podían ir hacia terrenos realmente perturbadores. Por desgracia, la realidad es otra muy distinta y por más desgracia aun, muy común.
Saludos.
que delirantes que son por dios, tanta historia por una pelicula, que enfermos, hay cosas mas importantes que esas taradeses que opinan, tanta historia por una pelicula, y opinan y blablabla, no se si es peor o el futbol o esta gente, que mediocres, que mundanos, que manga de idiotas dios! asi esta el mundo
ResponderEliminarYa salió el anónimo de turno a faltar al respeto y hacer gala así de su coeficiente intelectual. Con la de cosas tan importantes que hay por el mundo, ¿qué haces leyendo esto entonces? Eso sí que es de ser idiota.
Eliminar