miércoles, 8 de junio de 2016

Crítica: Night Fare

Ya ha llovido lo suyo desde que la denominada Nouvelle Horreur Vague nos explotara en toda la cara y marcara un antes y un después dentro del género fantástico, y no solo en su Francia natal, también en el resto del viejo continente. Uno le da vueltas con los dedos al sintonizador del cerebelo para traerse a la memoria salvajadas del calibre de “Alta Tensión” (“Haute Tension”, Alexandre Aja, 2003), “A L´Interieur”, Alexandre Bustillo & Julien Mauri, 2007), “Martyrs” (Pascal Laugier, 2008) o “La Horde” (Yannick Dahan & Benjamin Rocher, 2009) y la máquina de salivar, se pone a funcionar a máximo rendimiento. Pero como digo, mucho ha llovido desde entonces.

Es cierto que el terror galo nos ha seguido ofreciendo de vez en cuando, nuevas e interesantes propuestas, sin ir más lejos, ese delicioso e idílico binomio que forman los Bustillo & Mauri, nos han regalado sendas joyitas del calibre de “Livide” (2011) y “Aux Yeux Des Vivants” (2014), a la espera de que se materialice su nueva y no poco arriesgada empresa con la nueva entrega de “La Matanza de Texas”. Pero la realidad, es que no dejan de ser pequeñas anécdotas, dentro del putrefacto cadáver de lo que un día fue el cine de terror de nuestro país vecino. Un puñado de gusanos que intentan abrirse camino devorando la carne, en una agonizante y cuasi desesperada travesía hacia las glorias de un pasado, a todas luces, mejor. Con antaño iconos como Aja y Laugier, recorriendo ahora la larga travesía del desierto por las américas, con más pena que gloria, por cierto. Vamos, que ni están, ni se les espera.

Podríamos poner nombre a uno de estos gusanos. Podríamos bautizar, con sangre si se quiere, como Julien Seri a una de estas pequeñas inmundas criaturas. Un tipo que se adentra por primera vez en las áridas tierras hoy semi desérticas de lo que antaño fue la verde y próspera Nouvelle Horreur Vague, después de haber dirigido dos producciones tan populares en tierras galas como “Yamakasi” (2001) y “El Retorno de los Yamakasi” (2004). Suficiente bagaje pensaría él, como para ponerse la mochila a la espalda, por más pesada que esta sea, y emprender la larga marcha hacia la redención de un género, el terror Francés, que a día de hoy, sigue viviendo del recuerdo de tiempos mejores.

“Night Fare” es el título escogido por Seri para dar nombre a su criatura, un thriller de terror bastante cercano al cine slasher que nos adentra nuevamente en los intestinos del París más sombrío y desgarrador, una noche cualquiera. Una noche para el reencuentro de la amistad, y también del amor, por más que en el precio a pagar para encontrar la tan ansiada redención, tanto con los demás, como con uno mismo, termine siendo mucho más elevado de lo esperado para el conflictivo trío protagonista del filme. En él, tendrán que verse las caras con un misterioso taxista que les perseguirá por las calles de París después de que estos, se bajaran del auto sin pagar la carrera.

Seri y su equipo de guionistas, se nutren del clásico del suspense “El Diablo Sobre Ruedas” (“Duel”, Steven Spielberg, 1971) para dejar sutilmente la gotita de semen y su respectivo ejército, a las puertas del reino uterino. La máquina toma forma de monstruo y pone a prueba tanto la resistencia como la razón de la carne y los huesos. Tampoco hace falta sintonizar mucho, para que a uno le venga algún que otro título más a la cabeza, por limitada que esta sea, como es mi caso. Y en el mío, en mi caso, me es imposible no acordarme de aquella fabulosa “Almas de Metal” (“Westworld”, Michael Crichton, 1973), donde un cálvisimo y aterrador Yul Brynner, se las hacía pasar putas a dos forajidos de pega como Richard Benjamin y James Brolin en un far west de cartón, piedra... y metal.

La realidad no obstante, es que no hace falta viajar tanto para ojear la cartilla de nacimiento de “Night Fare”, pues tristemente para la cinta de Seri, ésta guarda muchas más similitudes de las deseadas con otro título reciente del panorama fantástico. Efectivamente, me estoy refiriendo a “The Demolisher” de Gabriel Carrer, una de las propuestas más estrambóticas que pudieron verse en la pasada edición del festival de Sitges y que visto lo visto, parece ser para Seri, poco menos que un libro de cabecera. Y los que tuvieron la suerte o la desgracia, de visionar la película de Mr.Carrer, entenderán a la perfección y sin necesidad de excesiva vehemencia por mi parte, que ningún parámetro que se halle cercano a tan poco afortunada obra, puede englobarse dentro de lo que se podría entender como “aceptable”.

Además del hecho de que el personaje del taxista, se dedique a repartir a diestro y siniestro por las calles de una urbe nocturna, al igual que ocurría en “The Demolisher”, el parecido con la película de Carrer va, por desgracia, un pasito más allá. Pues al igual que en aquella ocasión, las situaciones absurdas y surrealistas, se suceden una detrás de otra. Con el taxi y contenido, ungidos en alguna especie de hechicería sobrenatural, que les confiere la capacidad del teletransporte, apareciendo a su antojo a la vera de sus aterradas presas de caza. Por ello, es muy difícil, por no decir imposible, tomarse en serio nada de lo que la película propone y eso, que la guinda del pastel, aun está por llegar.

“Night Fare” es un corre calles (nunca mejor dicho), un juego del gato y el ratón, que de refilón nos adentra en los bajos fondos y en las gentes menos deseables que habitan en toda gran ciudad. Curiosamente, parece ser que el misterioso taxista, tiene especial fijación por este tipo de calaña y centra gran parte de su ira en ellos, en un nuevo ejercicio de la mal denominada violencia gratuita, donde no se escatima en recursos a la hora de ponerle puntos y comas a dicha violencia. Por ello, el que busque acción y sangre fácil, aquí tiene para dar y aburrir, el problema es justamente eso, que el que busque algo medianamente serio y con un mínimo de coherencia, se va a aburrir de lo lindo, al no encontrar mucho más, que un cúmulo de situaciones imposibles entre el supuesto asesino y sus víctimas, tanto el tándem protagonista, como todos aquellos que se vayan cruzando en su camino.

Pero como digo, la guinda está bien guardada para el final. Cuando uno creía que ya no se podía hacer más el ridículo, “Night Fare nos “regala” uno de esos finales épicos, que consiguen elevar las cotas de ridiculez, hasta límites insospechados. Si no sabes como terminar la historia, no lo hagas. “Night Fare” es una absurdez de principio a fin y aunque no lo fuese, el slasher no necesita de explicaciones ni de justificaciones. “The Demolisher” tampoco se comía mucho el coco en este sentido, por lo que, ¿Para qué meterse en semejante charco? Pues el señor Seri lo hace, y no se le ocurre otra cosa que intentar meternos doblada una fábula ancestral sobre el honor, la justicia y no se que más mierdas, que no tienen la menor coherencia con el tono de la película. Una absoluta burrada que conseguirá sacarle los colores a más de uno, a no ser que se disponga de un sentido del humor bastante afilado por parte del espectador.

Lo que si no se le puede negar a la cinta, es un efectivo (bueno, más bien efectista) empaque tanto visual como sonoro. Muy moderno al menos, apostando por el formato videoclip en gran parte de metraje, así como de una banda sonora a ritmo de esa electrónica ochentera que tan de moda está en la actualidad dentro del género, como se ha podido oír en cintas con tanto calado como las de Nicholas Winding Refn: “Drive” (2011) y “Solo Dios Perdona” (“Only God Forgives”, 2013), así como en “The Guest” (Adam Wingard, 2014) o “It Follows” (David Robert Mitchell, 2014). Muy bonito todo, pero difícilmente consigue disimular las muchas miserias de el enésimo intento de retornar la gloria al terror francés, que una vez más, fracasa con estrépito.

Una película que pese a partir de una fórmula absolutamente genérica dentro del género, y sin el menor pedigree, si podría haber dado al menos, para un rato de entretenimiento de haberse elaborado un guion minimamente serio en el cual apoyar toda la violencia que el filme maneja. No ha sido así y el resultado, ha terminado siendo poco más que una historia absurda, plagada de imposibles y tan descabellada, que solo puede tomarse como una broma, para colmo, sin gracia. Al menos con “The Demolisher” se podía echar unas risas uno, al no tomarse en serio a sí misma en ningún momento. “Night Fare” carece de esa falta de pretensiones y eso, la termina condenando al más absoluto desastre. Puede que el terror francés no esté muerto. Puede que los buenos tiempos regresen. Puede. Pero desde luego, no será de la mano de “Night Fare”.

Lo mejor: Su atractiva banda sonora y algunos momentos puntuales de violencia extrema.

Lo peor: Todo resulta artificial, descabellado y poco creíble, pero el desenlace, es de lo más grotesco (y en este caso, no es ningún piropo) que me he llevado a la boca en tiempo.


5 comentarios:

  1. Aissss qué tiempos aquellos en los que alucinábamos con el cine extremo francés!! yo soy hiper fan de esa ola, cuántas satisfacciones me ha dado el cine galo cuando se pone en plan bestia y cuando saca la mala baba que tienen dentro. ¿Volverás aquellos tiempos alguna vez? Yo sigo consumiendo todo el cine francés de género con la esperanza de que regresen aquellas historias que desgarraban y aquella crudeza que paralizaba..."Night Fare", el punto de partida no me decía mucho la verdad. Se vendió mucho como el testigo que se recogía de "El Diablo sobre ruedas" y creo que, como ben apuntas, la comparación debería ir por otro lado, porque si ya con el desarrollo entendías que debía haber algún elemento sobrenatural que se te había pasado que afectaba a coche y conductor, con el desenlace pasado de rosca, ya entiendes que el tema apunta a una ida de olla con animación incluida que no tiene ni pies ni cabeza y que está tan metido con calzador, que salen ampollas como hogazas de pan.
    Con lo bien creada que estaba la atmósfera, la inquietud de esa cuidad desierta dispuesta a devorarte, la banda sonora, la curiosidad por conocer los hechos pasados, y todo a la mierda por culpa de la desmesura a la hora de presentar al conductor y sus circunstancias.

    tendremos que seguir esperando y mirando para atrás...

    Saludos

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  2. Próximo intento para levantar el vuelo: "Raw", de Julia Ducournau.
    A pesar de todo lo horrible que dices de esta película, me ha picado un poquito el ojal leyéndote, y a lo mejor le doy una oportunidad.

    Saludos a todos.

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  3. Missterror, como se suele decir, "Aun no me llega la piel a la camisa" después de asistir a semejante "espectáculo". Además, dejando ya los imposibles y ese final de mear y no echar gota (lo de los dibujitos animados aun no lo he conseguido asimilar), la planificación general es horrorosa, da la sensación en muchos momentos, que las secuencias de acción están improvisadas sobre la marcha. Un royo muy amateur todo... cuando la realidad para nada es esa.

    En fin, que habrá quien la intente vender por venir de donde viene, pero no quiero ni imaginar las opiniones al respecto si fuera una película yanqui.

    Juancar, cuando el ojal pica, no seré yo quien te diga que no te rasques, pero si me permites la guarrada y no me la tienes en cuenta, te diré que esta vez, corres el riesgo de mancharte de caca, por no decir, de "merde".

    Saludos.

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  4. Jajaja, lo mismo me mancho y todo!. Pero bien sabes, querido Rector, que los aficionados al fantástico en repetidas ocasiones (últimamente demasiadas), nos vemos obligados a torear en menudas plazas...
    Por cierto, mi solidaridad con Missterror como mordedora de uñas y mi firmeza en que cualquier ataque contra nuestra integridad moral, será debidamente contrarrestada,jajaja!.

    Saludos a todos.

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  5. Juancar, al igual que Missterror, personas tan refinadas como vosotras, JAMÁS deberían adentrarse en semejantes prácticas escatológicas... aunque dada la admiración cinéfila que siento por ambos, haré como que miro hacia otra parte :)

    Saludos.

    P.D: Juancar, si tienes lo que hay que tener, atrévete con "Eat" ;)

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