martes, 18 de febrero de 2025

Crítica: Serpiente de Mar

ARTORIUS NOS HABLA SOBRE "SERPIENTE DE MAR". LA BESTIA DE PLAYA PALOMARES


Amando Ossorio no le debe de sonar a casi nadie del público más joven del fantástico. Leñe, seguramente no le va a sonar un carajo a la mayoría que no tenga como mínimo de 40 y muchos para arriba, pero para el que suscribe es historia del fantástico español. Y aunque su obra más conocida (trilogía de los templarios muertos), no aguanta un visionado según la óptica actual, hay que darle al César lo que es del César. Y es que estamos hablando, querido lector, de la primera saga fílmica de fantasía/terror rodada en territorio patrio, en una época muy difícil a la hora de conseguir financiación para este nuestro género en el panorama cinematográfico español.  


“El parecido de la bestia con la rana Gustavo siempre me llamó mucho la atención, destacando unos ojillos saltones que a mí, no se por qué, siempre me resultaron enternecedores y demandantes de comprensión y cariño” 


En ese sentido, Ossorio fue una rara avis, un luchador incansable que hasta la última etapa de su vida, sin posibilidad de llevar ningún proyecto a cabo, siguió escribiendo guiones de películas que nadie llevaría a buen puerto pero que proclaman su amor por el fantástico como pocos autores pueden presumir. Precisamente la película que nos ocupa fue su epitafio fílmico, una obra que cuentan en los mentideros que le estropeó la salud debido a las condiciones del rodaje, del que jamás pudo recuperarse del todo y que marcó su fin como director.  

Hablamos, claro, de la simpática “Serpiente de Mar” (1984), una coproducción entre España y Estados Unidos que suelta a un monstruo serpentino, despertado por una explosión atómica accidental, sobre una inesperada  costa española. Allí empieza a atacar cutronas maquetas de barcas, muelles, y faros reproducidos con mayor o menor fortuna, y a comerse despacito a sus víctimas que tienen tiempo de gritar con angustia desde la boca del monstruo antes de deslizarse garganta abajo. Las apariciones del monstruo son lo mejor de la película y a la vez, lo peor: la cara de la criatura, que ya de pequeño me causó estupefacción, se enseña con todo su esplendor a pesar de contar con cuatro chavos de presupuesto, incluida una reproducción a escala real donde las sufridas víctimas tienen tiempo de aullar un rato antes de arrastrarse ellas mismas por el tobogán de la garganta. El parecido de la bestia con la rana Gustavo siempre me llamó mucho la atención, destacando unos ojillos saltones que a mi, no se por qué, siempre me resultaron enternecedores y demandantes de comprensión y cariño. No me haga mucho caso lector, tengo el día tonto. 


“un exploit demencial de Tiburón, enfocada al mercado de videoclub con el espíritu de una serie B desenfadada” 


A nivel de actuaciones, todo es muy flojo. La fotografía es un espanto, los efectos terribles a la par que apañados, y si juntas a todos los personajes tienes media neurona. Debo resaltar aquí las tremendas ganas que tengo/tenía de que se comiesen al protagonista, porque consigue que te caiga mal desde el primer fotograma y eso tiene su mérito, no crean.  

En lo que refiere al guion es previsible y eso sí, tiene un buen ritmo y no se va por las ramas. Lo de la bomba atómica que se cae de un avión y desencadena todo el drama para mí tiene toda la intencionalidad de tocar las narices a las autoridades, versionando el incidente nuclear de Palomares. Para el que no lo sepa, 4 bombas termonucleares acabaron cayendo en la costa norte de España en 1966  tras el choque de dos aviones americanos en unas maniobras, y no detonaron de puro milagro. La propaganda de la época en España redujo el volumen del incidente, que tuvo como consecuencia una contaminación radiactiva de toda la zona y que, aún hoy, se siguen sufriendo las consecuencias. Si pueden echarle un ojo al tema la verdad es apasionante, incluyendo un secreto proyecto español para crear la primera bomba atómica EJPAÑOLA, el proyecto Islero. Algunas teorías conspiranoicas hablan de que, viendo la inviabilidad de construir un petardo nuclear, el proyecto derivó en vertientes más bizarras, superheróicas e hispanas, pero eso nunca lo sabremos. 


“Ossorio es uno de esos directores a los que el 99.99 por ciento de los aficionados al terror y al fantástico de nuevo cuño ni les interesa ni les interesará” 


Volviendo a la película, mención especial a la banda sonora, que la fanfarria épica en la primera aparición del bicho no está mal, y después se desempeña correctamente dentro de los márgenes de la más estricta serie B. ¿Es una buena película Serpiente de Mar? Pues no, no lo es. Es un exploit demencial de “Tiburón” (1975), enfocada al mercado de videoclub con el espíritu de una serie B desenfadada que, además, tiene la valentía de acabar la película en un CONTINUARÁ flagrante. Y con  el bicho tan feliz comiendo gente sin que le hayan tocado una escama. Lo cual me parece bien , ¡el bicho es el personaje que te cae mejor de toda la película!  

En resumidas cuentas, esto es “Serpiente de Mar”, y una reseña a la que le tenía muchas, muchas ganas. ¿Por qué? Pues porque Ossorio es uno de esos directores a los que el 99.99 por ciento de los aficionados al terror y al fantástico de nuevo cuño ni les interesa ni les interesará, ignorando el valor que tiene en la historia del género un tipo que sin presupuesto prácticamente, levantó la primera saga de películas de nuestra historia. Un autor que renegó de todas sus películas y que no le recomendaba su obra a nadie que tuviese un mínimo de gusto debido a los tremendos problemas de financiación que arrastró toda su carrera y que condicionaron todo su trabajo. Y Ossorio lo hizo. Como Piquer un poco más adelante. Moliendo piedra por el terror y el fantástico, abriendo camino a otros que vinieron después en tiempos algo más fáciles. Inspirando a muchos realizadores que luego han devenido clásicos. ¿O es que esos monjes templarios no muertos no tienen más de una semejanza con los Nazgul de Peter Jackson? 

Lo mejor: Su valor histórico. Cada vez que aparece la adorable bestia de la función. Las maquetas. 

Lo peor: Una edición de imagen nefasta. El bicho sale poco. Vista desde un prisma actual, parece una película infantil. 


1 comentario:

  1. No la he visto y eso que las monster movies son una debilidad, pero respeto máximo para el creador de esa joya titulada LA NOCHE DEL TERROR CIEGO, las apariciones de los templarios en las ruinas siguen siendo escalofriantes a día de hoy. No me había fijado el parecido que tienen los Nazgul con los templarios, pero ahora me parece mas que evidente.

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