Desde la Revolución Industrial, desde la modernización del mundo civilizado, la máquina y el hombre han entrado en conflicto, probablemente porque las máquinas terminan demostrando ser mejores que la mayoría de los humanos. Y esto es así precisamente porque carecen de aquello que "engrandece" al ser humano, que es ese alma que empuja al instinto, un alma demasiado oscurecido en la mayoría de los casos.
El cine no ha sido ajeno a esta guerra no declarada en la realidad, pero sí, constantemente, en la ficción. Así en "Robocop" (1987), las máquinas creadas por el hombres, los robots, suponían una amenaza y a la vez una esperanza, pero daban buena cuenta de los peligros de una mala programación. En " "Terminator" (1991), ya se narraba el alzamiento de las máquinas contra el desaventajado ser humano , que asistía horrorizado a lo que pretendía ser una dictadura robótica despiadada y pensada para la extinción humana. En "Terminator Salvation" (2009), la lucha ya era feroz y las máquinas, estos robots eran la amenaza más mortífera que la humanidad hubiera conocido.
Todas las intrigas robóticas nos fueron reveladas con la serie "Battlestar Galatica" (1978/2003), donde conocimos un poco más a las "tostadoras", sus motivaciones, sus anhelos, sus objetivos, sus medios y por raro que parezca, también sus miedos. Con esta gran serie nos dimos cuenta de por qué estamos en desventaja.
El cine también se ha hecho eco de los intentos desesperados de las máquinas por parecerse lo máximo posible a los inferiores seres humanos. De ese deseo, regado con aceite lubricante, de conocer cómo es sentir dan buena cuenta "Yo, Robot" (2004), o "Inteligencia Artificial" (2001). En ambas, los esfuerzos se centraban en mostrar los buenos "sentimientos" de ciertos robots, en señalar diferencias entre ellos, porque aunque las programaciones de estas máquinas superiores fueran tajantes en cuanto a la posición que ocupaban respectos a sus creadores, siempre hemos sido muy amigos de humanizar todo aquello con lo que convivimos. Lo hacemos con nuestras mascotas, lo hacemos con nuestros objetos más queridos, e incluso con nuestros coches. El ser humano es así, y en su prepotencia, intenta crear todo a su imagen y semejanza, buscando parecerse a ese Dios que no existe.
En "Automata" (Gabe Ibañez) se nos cuenta la historia desde el punto de vista humano, el humao que entiende su propia mezquindad. Asistimos pues a un cuento apocalíptico y tremendamente pesimista, donde, para variar, la raza humana, abocada a una extinción inmediata, en lugar de luchar para intentar que las cosas cambien, sigue mirándose el ombligo, un ombligo que parece que no ha cicatrizado y que sigue supurando estupidez, maldad e intereses.
"Automata" nos lleva a una cuidad que bien podría tratarse de la mítica y distópica cuidad de "Blade Runner", para presentarnos a Jacq Vaucan, un agente de seguros que se encarga de discernir entre la realidad y la picaresca en un mundo que ya tiene pocos recursos y en el que los robots forman parte del día a día. Vaucan es un experto en el comportamiento robot, pues aunque haya muchas clases de ellos, todos comparten dos protocolos: el primero es que no pueden hacer daño a ningún ser vivo y el segundo es que no pueden modificarse. Vaucan encuentra una modificación robótica complicada que le llevará a otro descubrimiento, en el que los robots juegan el papel más importante.
Esto es ciencia ficción chicos, y necesitamos un futuro que ahora mismo parezca muy lejano y modos de vida artificiales que nos muestren lo imperfectos que somos, en contraposición a una inteligencia programada en la que se implementan constantemente cambios y mejoras, de una forma tan rápida y fuera de nuestro entendimiento, que se convierte en la otra cara de la moneda en cuanto a supervivencia e incluso moral, si es que esta palabra puede ser aplicada en estos casos.
La historia no deja de ser confusa desde el punto de vista del mensaje que quiera lanzar, ya que no sé si es una crítica a una sociedad dormida, una sentencia de muerte a la que nosotros mismos nos hemos condenado por nuestros actos negligentes, o simplemente el juego de la ingenuidad de la bondad frente a la maldad más cafre y egoísta. Sea como sea, el ser humano siempre pierde. Gabe Ibañez nos cuenta todo esto bajo un manto de arena y polvo, con los labios cortados y con una figura que lo eclipsa todo, como es Antonio Banderas, aunque no siempre el eclipse sea positivo (en este caso al menos). Todo al servicio del sr. Banderas, que sobreactua como acostumbra, y que para aquellos que tuvimos el desacierto de ver la película en español, se nos vuelve a torturar con nuestro español más internacional doblándose a sí mismo, en un nuevo alarde de intensidad hablada que resulta simplemente horrible. Admito que el primer Banderas, el de Almodovar, me gustaba porque me parecía tremendamente natural, pero está claro que Hollywood le ha pervertido y viciado a la hora de actuar.
De todas formas, no es Banderas el motivo de que esta película no tenga más estrellas. El motivo es que a "Automata" le falta ese toque mágico de la ciencia ficción que hace trepidante hasta los momentos más serenos. "Automata" eso no lo tiene en ningún momento, y pese a su gran factura técnica, su buena fotografía, sus escenarios perfectamente escogidos y el buen hacer de los robots, se queda en una experiencia anodina que no termina de cuajar nunca, ni desde el punto de vista del sentimentalismo, ni desde la acción, ni desde la ciencia ficción como debiera. No es una película aburrida, pero tampoco llega a interesar como para que te plantees un segundo visionado a lo largo de tu vida.
"Automata" es un intento más de hacer de esa guerra inexistente entre máquina y hombre, algo interesante. No hay giros nuevos, no hay nuevas lecturas, ni hay nuevas teorías, simplemente es una película más con una banda sonora que despista en la mayoría de las escenas, pero que se deja ver y que hace que definitivamente creas que el ser humano siempre está en inferioridad de condiciones. Para que luego nos creamos los reyes del mambo...
Absolutamente de acuerdo con tu crítica, MissT, a pesar de ser confusa y para nada innovadora es un buen intento por confrontar lo humanos que somos y cómo vamos a dejar de serlo. Ah, y la banda sonora, desacertadísima!!!! Ya le paso con el sonido en general de Hierro... Debería mirárselo, porque visualmente tiene dos o tres aciertos en mi opinión.
ResponderEliminarDicho lo cual, vuelvo a felicitarte, porque da requetegusto leerte, mujer sabia!
Un saludete!
Yo también coincido y mucho con el relato auto crítico de la srta.Missterror (lejos quedan aquí aquellos tiempos de "Transcendence",jeje...).
ResponderEliminarPoco se le puede reprochar a nivel técnico y artístico a esta "Autómata", impecable, más teniendo en cuenta de donde viene, de un lugar donde no es precisamente la ciencia ficción un género de referencia.
El problema viene dado no ya por el amigo Banderas, que a estas alturas ya sabemos todo de que pie calza (y conste que siento un enfermiza devoción por su mariachi en sendos episodios Rodriguianos), sino por esa falta de emoción a todos los niveles que transmite la obra. Insípida, que no aburrida. Y es curioso, pues pese a su falta de originalidad, de acción y de épica (aspectos estos dos últimos donde si brillaba su hermana mayor "Yo, Robot"), en ningún momento se vuelve un visionado tedioso e incluso se deja disfrutar (más en unos pasajes que en otros).
El diseño de los Pilgrim (los robots) sin ser original, pues son los típicos droides de toda la vida, si resulta entrañable y las referencias estéticas a "Blade Runner" también se dejan ver muy bien. Notable pues para su apartado visual. Junto a él, rescato como lo mejor del filme, su fantástico prólogo donde se nos cuenta el origen y la suerte de los Pilgrim, de lo poquito épico del filme.
Saludos.
P.D: Citar también en lo que refiere a robots "rebeldes", la fantástica "Almas de Metal" (Westworld) de Michael Crichton, una de mis cintas favoritas de adolescencia con un soberbio Yul Brynner al frente. Curiosamente, la cadena HBO prepara una inminente serie de televisión.
Damien- Cierto que en "Hierro" recuerdo que la banda sonora también despistaba un montón en lugar de meterte más en la historia. A decir verdad, con "Hiero" pasaba lo mismo que con "Autómata". era un thriller que por mucho empeño que pusiera (sobre todo Elena Anaya), no lograba despegar nunca.
ResponderEliminarMuchas gracias Damien, de esta mujer ni mucho menos tan sabia.
Rector- Coincidir contigo es un placer, hombre!!! Aunque discutir también tiene lo suyo... ;)
Al César lo que es del César, y "Automata" está tecnicamente bien hecha. Lástima que no sepa sacar su potencial y que se quede a medio gas, porque es verdad que por estas tierras la ciencia ficción no destaca, y me gustaría que esta hubiera sido una excepción.
Sobre "Westworld", no te voy a mentir, no la he visto, y si lo he hecho, no la recuerdo. Que me perdone el mundo de la ciencia ficción en general y Yul Brynner en particular.
Saludos
Bueno, lo estaba flipando mucho ahora con las fotos de Banderas. A mi me gustó mucho, mucho Galactica. Aunque al final se lía un poco con temas religiosos, espirituales y metafísicos y se va un poco de la línea de lo que mola en la serie pero bueno.
ResponderEliminarEsta tiene pinta de no tener el toque especial que este tipo de películas necesitan para ser un éxito.
May- esto es Banderas en estado puro :)
ResponderEliminarA mi "Galactica" me costó al principio, pero luego me enganchó de una manera bestial. Precisamente ese rollo místico de los robots, y todo el submundo trágico que llevaba cada personaje era lo que más me llamaba la atención. Entiendo que el personaje mesiánico de Gaius era desconcertante, pero imprescindible.
"Autómata" no tiene ese charm que comentas, ese es el fallo, le falta esa chispa del cine que no sabemos explicar muy bien.
Saludos