NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE UNA DE LAS PELÍCULAS MÁS CONTROVERTIDAS DEL PASADO AÑO. LO QUE SE VENDIÓ, LO QUE FUE Y UNA FABULOSA FLORENCE PUGH
Tras el inteligentísimo debut, éxito de crítica y público, que supuso “Booksmart/Super” empollonas (Olivia Wilde, 2019), la segunda película de Wilde era una de las grandes esperadas de 2022. Promocionada como una distopía de ciencia ficción erótica que adaptase los eternos dilemas sobre la sumisión femenina y la masculinidad en crisis al siglo XXI, y con un casting de lujo que incluía a una de las jóvenes actrices más interesantes del cine norteamericano contemporáneo en el papel protagonista, la película parecía destinada a cosechar una recepción crítica similar (sino mejor) que su antecesora. Sin embargo, la (inexplicable) torpeza de Wilde hizo estallar una debacle mediática que marcó el estreno de “Don’t Worry Darling” (2022), polarizando su recepción y generando una de esas polémicas absurdas y jugosas que tanto gustan a cierto tipo de medios de comunicación, acompañando la promoción de la película hasta su estreno. Con la perspectiva y la calma que otorga el paso del tiempo, cabe preguntarse si “Don’t Worry Darling” desmerece, o no, las airadas reacciones que suscitó en su estreno.
“la película parece bastante autoconsciente de su falta de riesgo y apuesta por cultivar un sólido apartado estético con la intención de complejizar medianamente la relación entre el fondo y la forma”
La película nos cuenta la historia de Alice (Florence Pugh) y Jack (Harry Styles), una pareja de enamorados que vive en Victoria, un pseudo suburbio experimental en medio del desierto. Creado para el disfrute y el placer de los hombres que trabajan en el denominado "Proyecto Victoria" y sus familias, Alice no parece tener demasiados motivos para quejarse: todo lo que ella debe hacer es mantener ordenado y limpio su nidito de amor, cultivar su aspecto y no hacer demasiadas preguntas. Una ensoñación nostálgica que no tardará en resquebrajarse cuando empiece a experimentar algunos eventos extraños que le harán replantearse el verdadero propósito del Proyecto Victoria.
“no solo Pugh está maravillosa, sino que Chris Pine, la propia Wilde y (en mucha menor medida, para qué engañarnos) Styles, conforman un reparto muy solvente”
Ya en la sinopsis, parece evidente que “Don’t Worry Darling” no es precisamente el epítome de la originalidad, pero la película parece bastante autoconsciente de su falta de riesgo y apuesta por cultivar un sólido apartado estético con la intención de complejizar medianamente la relación entre el fondo y la forma de la película. Así, sin duda uno de los puntos fuertes de la película es el diálogo que Wilde fabrica entre su propio concepto narrativo y la forma de la película, construyendo un artificio estético que, por un lado, apela a una generación para la que las distopías feministas de ciencia ficción tienen el aspecto de una pulidísima cuenta de Instagram (véase “The Handmaid's Tale”), mientras que, por otro lado, no oculta su reverencia a películas como “The Stepford Wives” (Bryan Forbes, 1975), de la que se alimenta desacomplejadamente.
Un diálogo que le permite construir un oasis visual por el que desfilan interminables cambios de vestuario y escenografía, haciendo gala de un apartado estético impecable que se asimila al propio artificio de la existencia de Alice. El gran peligro de cultivar de una manera tan cuidadosa el apartado visual (quedarse en un simple envoltorio) no llega a perjudicar “Don’t Worry Darling” gracias a un ritmo envidiable (pese a las dos horas de duración), un reparto equilibrado de las escenas de fantasía kitsch con aquellas de estilo inquietante y un reparto que cumple más que de sobra: no solo Pugh está maravillosa, sino que Chris Pine, la propia Wilde y (en mucha menor medida, para qué engañarnos) Styles, conforman un reparto muy solvente. Del mismo modo, el cierre narrativo que propone la película (que no vamos a desvelar) no es tan sorpresivo como debería pero sí clausura de manera bastante convincente todo el mecanismo discursivo de denuncia que propone “Don’t Worry Darling”: supone una revisión interesante y actualizada de preceptos que hemos visto anteriormente, con un anclaje más cercano a la realidad y un tono menos cínico que otras propuestas (estoy pensando en la versión de “The Stepford Wives” que Frank Oz realizó en el 2004).
“una película correcta y entretenida que, si bien confirma la solvencia de Wilde a la hora de dirigir, revela unas aspiraciones que sobrepasan su resultado final”
Sin embargo, los contras de la película sobresalen por el choque entre expectativas y realidad que surge durante su visionado, nutridas las primeras por el propio proceso de promoción de Wilde. Ni “Don’t Worry Darling” es la película erótica que la directora quería hacernos creer, ni es una película sobre el placer femenino (algo que la propia directora sostuvo durante la promoción y que fue el catalizador de la polémica entre ella y Pugh, unas declaraciones que provocan bastante sonrojo viendo las escenas a las que se refiere) ni la calificación R tiene demasiada explicación.
Es inevitable sentir cierto pesar al imaginar que hubiese podido ocurrir de haber combinado la calidad visual de la película y su estructura discursiva, con las promesas de exceso de la directora, pero lo cierto es que la ingenuidad de la propuesta (teniendo en cuenta sus posibilidades y pretensiones) frustra a ratos y aligera demasiado una película que pretende ser mucho más inquietante e incómoda de lo que acaba siendo.
En resumen, “Don’t Worry Darling” es una película correcta y entretenida que, si bien confirma la solvencia de Wilde a la hora de dirigir, revela unas aspiraciones que sobrepasan su resultado final.
Hola a todos
ResponderEliminarYo te voy a reconocer que, aunque es muy previsible, a mi la película no me desagrado y creo que trata temas interesantes con un enfoque original. Tiene muchas pegas y estoy de acuerdo con lo que dices, pero aporta una mirada femenina a ciertos temas que, al menos a mí, me han hecho pensar sobre ciertas cosas. Honestamente creo que esta película ha tenido un cierto, e injusto, encarnizamiento.
Esta película me preocupa, en especial como van a conseguir recuperar el dineral invertido en hacerla. Esto pasa con muchas pelis, como Waterworld.
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