"Fallout", la guerra nunca cambia

EL RECTOR NOS HABLA SOBRE EL SALTO A LA TELEVISIÓN DE UNA DE LAS GRANDES FRANQUICIAS DEL MUNDO DEL VIDEOJUEGO O LO QUE ES LO MISMO, LA PERFECTA ADAPTACIÓN

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El 11 de Abril era una fecha marcada con una gran X en el calendario por todos los que hemos crecido dando tumbos sin rumbo, cual turista en Barcelona, por el yermo. “Fallout” es una de las grandes franquicias de la historia de los videojuegos y obra de culto para muchos/as, entre los que sin duda me cuento. Si el pasado año la adaptación de “The Last of Us” se convirtió en el fenómeno televisivo del año, le toca ahora el turno a la epopeya post-apocalíptica de Bethesda, de la mano de Amazon Prime Video y con un dúo de showrunners al frente que, todo sea dicho, no despertaban excesiva confianza, puedo asegurar ya tras los ochos capítulos que componen su primera temporada (ya ha sido renovada por una segunda), que ha superado cualquier expectativa previa y que volvemos a estar ante el fenómeno televisivo de la temporada. 

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“Antaño fue la literatura la fuente principal de inspiración para el séptimo arte, ahora le toca a los videojuegos, la nueva literatura del siglo XXI”

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Geneva Robertson-Dworet y Graham Wagner son los dos nombres al frente del proyecto y era la primera la que generaba dudas razonables tratándose de alguien que ya había patinado con los adaptaciones de videojuegos en “Tomb Raider” (Roar Uthaug, 2018) primero y en menor medida aunque sin florituras con su aportación al UCM en “Capitana Marvel” (Anna Boden / Ryan Fleck, 2019), ejerciendo de guionista en ambos casos. Tanto Robertson-Dworet como Wagner firman los ocho capítulos de la temporada para dar rienda suelta a un relato que no adapta directamente ninguna historia concreta de la franquicia (podríamos hablar de ciertos paralelismos con “Fallout 3”) pero que encaja como un guante dentro de su universo e idiosincrasia. 

Una de las grandes ventajas de “Fallout” con respecto a “The Last of Us” a la hora de adaptar el material original reside en la dispar naturaleza de ambas obras. La primera no deja de ser un lienzo infinito sobre el que se han pintado cientos y cientos de historias (y las que vendrán). Las entregas de “Fallout” no se articulan como una historia cerrada, hablamos de mundos abiertos que funcionan como un enorme jardín de juegos en el que el jugador podía perderse para vivir mil y una historias, o ninguna. Todo dependía de él o ella. Seis videojuegos con miles de horas que gastar en la empresa. “The Last of Us” propone un formato diametralmente opuesto, dos entregas de historia cerrada que puedes terminarte en pocos días, con personajes y sucesos marcados a fuego en el pellejo de los jugadores, de ahí que la adaptación de Neil Druckman y Craig Mazin fuera susceptible de generar controversia, como así sucedió con la elección del casting o al salirse lo más mínimo de la rigidez de la historia original, véase “Long, Long Time” (el controvertido tercer capítulo y curiosamente, uno de los mejores de la temporada) o la inclusión de algún nuevo personaje como el de Melanie Lynskey. Por tanto, podríamos decir que “Fallout” es un show nacido a prueba de puristas y demás mentecatos. 

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“La cantidad de detalles y guiños al jugador es infinita. En cada plano hay algo, por pequeño que sea, que apunta en la misma dirección: el fan service” 

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El propio Jonathan Nolan quien dirige tres episodios, hacia referencia en una reciente entrevista a razón del estreno de la serie de la riqueza narrativa de los videojuegos actuales y de como estos van a nutrir al cine y la televisión en adelante. A los que mamamos habitualmente de ambas tetas, es una afirmación que no nos sorprende. Antaño fue la literatura la fuente principal de “inspiración” para el séptimo arte, ahora le toca a los videojuegos, la nueva literatura del siglo XXI. 

Esto nos lleva a una cuestión fundamental, a una pregunta: ¿Es necesario ser conocedor de la obra original para disfrutar de la serie? Sí y no. “Fallout” es una serie brillante en todas sus parcelas. A poco que te guste el cine post- apocalíptico, vas a encontrar aquí mil y una razones para engancharte al show cual quinceañera a estrella del pop. Comenzando por una puesta en escena descomunal, un excelente reparto encabezado por una Ella Purnell que enamora desde el minuto uno, una amplia galería de personajes made in “Fallout”, una gran banda sonora (no podía ser de otra forma con sus credenciales) compuesta por Ramin Djawadi (“Juego de Tronos”, “Westworld”), que entre otras tantas piezas, incluye la mítica partitura del videojuego y una historia en clave de Western que funciona a modo de adictivo pretexto para recorrer el yermo al lado de nuestros héroes y los que no lo son tanto, pues “Fallout” nunca ha sido una historia que se caracterice por los negros y los blancos, más bien lo contrario. Pero es cierto que si eres buen conocedor de los videojuegos, vas a poder disfrutar de la serie a otro nivel, pues seguramente estemos ante la adaptación más fiel y meticulosa de un videojuego que servidor haya visto nunca. La cantidad de detalles y guiños al jugador es infinita. En cada plano hay algo, por pequeño que sea, que apunta en la misma dirección: el fan service. Las muestras de cariño del show hacia el material original son incalculables y ponen de manifiesto el mimo que se ha puesto a la hora de plasmar hasta el último puñetero detalle. 

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“Una de las señas de identidad de la franquicia reside en su capacidad única de aunar géneros, de moverse entre la disparidad del drama, la épica, el terror, romance o la comedia más surrealista” 

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Existe otro punto. El tono. El TONO. “Fallout” es una obra de un ídem muy particular y si no aterrizas en la serie con los deberes hechos de casa, puedes sentirte algo perdido en este aspecto y no terminar de entender el espíritu de una propuesta tan atípica como es esta. Una de las señas de identidad de la franquicia reside en su capacidad única de aunar géneros, de moverse entre la disparidad del drama, la épica, el terror, romance o la comedia más surrealista y hacer que todo ello encaje en un todo consistente y reconocible. La serie ha conseguido plasmar esto al 100% y la montaña rusa de registros está muy presente a lo largo de sus ocho capítulos y al igual que en los videojuegos, sabe brillar en todos ellos. 

El mundo del videojuego se postula como una de las más firmes patas de la mesa sobre la cual se va a sustentar el género en adelante. Está claro que hasta ahora, las limitaciones del formato cine (amén de la falta de seriedad a la hora de abordar los proyectos) se habían convertido en todo un lastre a la hora de intentar adaptar este tipo de materiales. Encajar obras como “Resident Evil” (por hablar de un fracaso sonado y repetido en el tiempo) en una película de hora y media ha quedado demostrado que era una empresa imposible. Es como intentar meter a un elefante por la ranura de un buzón. La nueva televisión es el escenario ideal, mismos recursos que el cine pero mucho más tiempo para poder desarrollar historias inconcebibles en lo que dura una cópula rápida. Incluso hay espacio para la redención (véase lo ocurrido con “Halo” y una segunda temporada muy superior que parece haber acallado las quejas de la comunidad)... lástima que esto no haya ocurrido con “The Witcher”. Pero sí, “Fallout” es un gran entretenimiento para cualquier profano de a pie y una adaptación PERFECTA para cualquier seguidor habitual de la franquicia. Un sueño húmedo hecho realidad y una constatación a lo que muchos/as ya sabíamos: la guerra nunca cambia. 

Lo mejor: Estamos ante una adaptación perfecta, seguramente la mejor jamás realizada de un videojuego. Ella Purnell, maravillosa y que las ventas de la franquicia se hayan disparado a cotas obscenas gracias al éxito de la serie, lo que augura “Fallout” para rato. 

Lo peor: Que los no jugadores se vayan a perder su reverso erótico.