Crítica: Aterrados

He quedado aterrada con esta obra de Demián Rugna, desarrollo de tres historias entrelazadas en una misma vecindad. Como el guionista/director confiesa, la idea original vino de dos eventos: la incomodidad de un vecino con su ruidosa remodelación y un corto suyo denominado “Tienen Miedo” (2002). La evolución de su cine es impresionante si tenemos ese referente inicial, fue muy grato evidenciar la originalidad de la historia y los elementos detonantes. Destaco la puesta en escena donde se evidencia la construcción de personajes conjunta entre actores y director, permitiendo una narrativa multivocal con un elenco veterano, tan poco frecuente en el cine de terror contemporáneo. Es grato observar representaciones con carácter como Bette Davis (Que Pasó con Baby Jane -1962) y Tony Collete (Hereditario -2018), más allá del glamour constante de la saga de “Conjuro” con sus jóvenes protagonistas, luego de la acertada elección de Vera Farmiga.

El manejo de cámara varia de lentitud a frenesí, con saltos de miedo como en la saga de “REC”, y la edición dinámica como la maestra de “Amores Perros” (2000). Así mismo la banda sonora es impecable, con música orquestal en piano y violín, manipulándonos todo el tiempo con los ruidos típicos de cualquier casa y unas psicofonías escalofriantes. Los efectos especiales convencionales. Estos efectos son meritorios, realizados con espero como la incomparable “Cronos“ (1993) de Guillermo del Toro. “Aterrados” de Rugna es una iniciativa latinoamericana sugerente de realismo mágico bizarro, honrosa obra si se le compara con otros homenajes lovecraftnianos como “En la Boca del Miedo” (1995) de Carpenter o la intrépida “The Void” (2016).

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“El guion tiene una estructura argumental sólida, tan elaborada como cualquier obra de Lovecraft, y hay cabida para la explicación científica”

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La película puede describirse con una sola palabra: intensa. Es impresionante como confluyen diferentes historias con un evento inicial que perturba la naturaleza tranquila del barrio. La primera historia va construyendo el suspenso y tiene un climax alto, con una escena violenta de la calidad de Wes Craven con su “Pesadilla en Elm Street “ (1984).

La segunda historia es el inicio de la trama, prácticamente esta historia genera a la primera, pero con la discontinuidad del relato, la serpiente se traga su cola. Este personaje parece un gran creepy pasta de la paranoia de la soledad, muy similar a la muy famosa "Querido David", con su uso de video como arma para detección tan abusada en la saga “Paranormal Activity”. Es incluso curioso como el personaje en su ansiedad experimenta una presencia paranormal muy cercana a la tailandesa “Coming Soon” (2008).

La tercera historia se conecta por medio de un infanticidio, hecho descarnado sólo posibilitado por un guion bien construido, como lo logró el Maestro Stephen King en el accidente de Gage Creed en “Cementerio de Animales“ (1989).

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“La trama se vuelve una combinación de suspenso, drama, horror y survival, que también tiene sus elementos clásicos como la invocación y la materialización de la manifestación”

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Me pareció muy original como la narración se complica y lentamente desde la segunda mitad se va desenredando la madeja. El guion tiene una estructura argumental sólida, tan elaborada como cualquier obra de Lovecraft, y hay cabida para la explicación científica como la realizada en “El Ente” (1982). La lenta invasión de los espacios por algo que coexiste con nosotros en las sombras es inminente y su detección, sólo es visible por la esquina del ojo. La afectación de las leyes físicas replica de la manera original a la japonesa “Kairo” (2001). Hay interacción con medios audiovisuales como vídeo, grabación, intercomunicación e inclusive sistemas como las redes de agua y de desagüe tienen manifestaciones extrasensoriales.

En momentos, la invasión de nuestro mundo se explica con teorías más complejas, de manera que se barajan más preguntas que respuestas después de la primera mitad de la película. La trama se vuelve una combinación de suspenso, drama, horror y survival, que también tiene sus elementos clásicos como la invocación y la materialización de la manifestación como en “Amytiville” (1974) y la exudación de sangre.

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“los múltiples universos paralelos son gajos de naranja interconectados. Solo llegando al ultimo cuadro, la reconstrucción de los hechos tiene sentido”

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Pero más allá de la genialidad, esta es una película argentina, con la creatividad propia del cine del cono sur que nos tiene acostumbrados joyas como “Relatos Salvajes” (2014). No tengo presente títulos del género del terror australes, además de “Mama” (2013) de Andy Muschietti, y me atrevo a teorizar que el tema radica en la censura infringida durante la dictadura a cualquier manifestación alejada del establecimiento. Solo recientemente, el cine argentino se ha atrevido a ahondar en su dolor por los estragos del régimen sobre cerca de tres generaciones con una visión fantástica, como con “Aparecidos” (2007), película española lanzada también en Sitges.

La narrativa es atrayente porque las apariencias engañan como en “El Sexto Sentido” (2004), porque no podemos entender la conexión de las tres historias. Tenemos una novela negra como “El Niño de Barro” (2007) con su crónica de terror acerca del niño psicópata en la Argentina de principios del siglo XX. Al mismo tiempo nuestros personajes son realistas, con un héroe inesperado como Ricardo Darín, en la galardonada “El Secreto de Sus Ojos” (2009). Pero el guion es una explosión, como lo dice nuestro héroe, es simplemente un “Kilombo” (Caos), por lo cual se convierte en un divertimento similar a la venezolana “La Casa del Fin de los Tiempos”. Pero al mismo tiempo, los múltiples universos paralelos son “gajos de naranja” interconectados. Solo llegando al ultimo cuadro, la reconstrucción de los hechos tiene sentido, sólo en el caso en que se termine este viaje estrepitoso, ¿si es que tiene un final?