Crítica: Southbound

En pleno boom del mockumentary (y aun dura la tontería) aparece en 2012 la antología de terror “V/H/S” de la mano de un puñado de variopintos directores, donde el metraje encontrado se convertía en el absoluto protagonista de la obra. No terminaría ahí la cosa, pues pese al irregular resultado, aquella se convertiría en la primera de una serie de tres películas (seguramente más, en el futuro) y a la que seguirían “V/H/S 2” (2013) y “V/H/S: Viral” (2014). De muchos de los implicados en dichos proyectos, nos llega ahora esta “Southbound”, en lo que podríamos considerar un spin-off de la saga, pues mantiene muchas de sus señas de identidad, pero, gracias a Satanás, abandonando por fin, el (por lo general) insufrible formato del found footage.

"Southbound” es una antología de terror compuesta por cinco historias interconectadas entre sí. Cada uno de los segmentos, dirigido por un cineasta diferente, así, encontramos a Radio Silence, Roxanne Benjamin, David Brukner, Patrick Horvath y nuevamente Radio Silence para dirigir: “The Way Out”, “Siren”, “The Accident”, “Jailbreak” y “The Way In” respectivamente. Como se puede apreciar, nombres todos ellos muy reconocibles dentro de la franquicia y que han sido partícipes de una forma u otra en alguna de las entregas de ésta, reunidos ahora de nuevo para intentar darle un soplo de aire nuevo a una saga que ya en su última puesta de largo, evidenciaba notables síntomas de agotamiento.

Lo mejor que puede destacarse de esta nueva antología, más viniendo de donde viene, es su homogeneidad, pues si por algo se ha caracterizado la saga es por las marcadas diferencias de calidad entre unos segmentos y otros, así fue en la primeriza entrega de 2012 con el grupo de colegas que se esconde detrás del pseudónimo de Radio Silence, regalándonos su estupendo “10/31/98” mientras el resto de historias, en especial la del decepcionante Ti West, hacían aguas por todas partes. De esta irregularidad tampoco se libraría la secuela, aunque elevando bastante el nivel general con respecto a su predecesora, el contraste entre la gloriosa “Safe Haven” de Timo Tajhjanto & Gareth Evans y “Slumber Party Alien Abduction” el terror alienígena de Jason Eisener, con el resto de la antología, era bastante evidente. Caso llevado al extremo si hacemos referencia a “V/H/S: Viral”, donde el “Parallel Monsters” de Vigalondo eclipsaba todo lo demás.

Este mal endémico que había acompañado a la franquicia hasta ahora, se corrige en gran medida en “Southbound”, donde el equilibrio entre los cinco segmentos (en realidad cuatro, pues The Way Out y The Way In, son dos partes del mismo), está más que conseguido. Dentro de ese “todo” equilibrado, por supuesto, algunos segmentos destacan por encima de otros. En mi caso, no tengo duda alguna en ensalzar a “Siren” como el mejor de todos. Curiosamente, con una debutante como Roxanne Benjamin (productora en las tres entregas de “V/H/S” e intérprete en “A Ride to the Park” de la segunda parte) detrás de la cámara. En esta historia, segunda tras el desconcertante y frenético corte inicial (ojito a las parcas engendradadas con Photoshop), la directora nos regala un terror de talante setentero francamente perturbador que combina la romántica crudeza de aquel único momento de claridad del citado Ti West titulado “La Casa del Diablo” (“The House of the Devil”, 2009) con ese halo sobrenatural primo hermano de “The Twilight Zone”. Elegantemente fotografiado, muy bien interpretado y con una historia sencilla pero muy efectiva, “Siren” deja el listón muy alto para el resto del viaje.

Viaje que continua con “The Accident” de David Brukner, cineasta con algo más de bagaje que ya había dirigido con decencia “Amateur Night” para la primera “V/H/S” y la curiosa “La Señal” (“The Signal”, 2007) que da continuidad a ese halo sobrenatural y desconcertante de “Siren” pero dejando de lado el terror psicológico, para adentrarse en terrenos mucho más gráficos. “The Accident” es ese dedo que hurga en la yaga hasta llegar al hueso. Un desconcertante y adictivo pedacito de gore y mucha mala leche que arruga al espectador en su butaca haciéndolo partícipe de la desgracia de sus protagonistas.

Menos logradas son a mi juicio las dos historias restantes. “Jailbreak” se deja ver, pero no deja de ser un tópico de manual sobre el cine vampírico y una versión descafeinada de la gloriosa “Abierto Hasta el Amanecer” de Rodriguez, donde la acción prima sobre todo lo demás. Y “The Way In”, otro tópico, en este caso, de otro de los géneros punteros (al menos en cantidad) en la actualidad: el home invasion. Éste, sirve al menos para dar sentido al desconcertante pistoletazo de salida que fue “The Way Out” y atar con un mínimo de coherencia, todos los cabos sueltos originados a lo largo del viaje, lo cual en los tiempos que corren donde los denominados “finales abiertos” suelen utilizarse en exceso para maquillar la incapacidad por parte de los guionistas de cerrar las historias con un mínimo de decencia, pues se agradece.

Tampoco hay que buscar genialidad alguna en este sentido, pues no lo hay y tampoco pienso que se necesite. Tan solo unas pocas migajas de pan que se van arrojando por la carretera con coherencia y que van siendo recogidas cuando otros la recorren. Algo similar a lo que ya pudimos ver en otra antología que ya analizamos en estas páginas, la navideña “A Christmas Horror Story”.

La conclusión es que “Southbound”, sin llegar a los niveles de genialidad alcanzados en algunos segmentos de la saga “V/H/S” (véanse “Safe Haven”, “Parallel Monsters” o “10/31/98”), cumple con creces, ofreciendo un producto compacto, sin excesivas fisuras y lo suficientemente entretenido como para postularse como una de esas propuestas interesantes a tener en cuenta este año. Un viaje hacia lo incierto de la noche con la carretera, los lazos de sangre y los sentimientos humanos como leit motiv para una antología variada que aborda con garantías muchos de los subgéneros más populares de la actualidad dentro del terror: las road movies, los home invasiones, el cine de vampiros, las sectas satánicas, etc... un poco de todo para que cada uno escoja lo que más reconforte a su paladar.

Lo mejor: Su solidez como obra coral, la legible conectividad entre sus distintos segmentos y su buen gusto por la sangre y el gore.

Lo peor: Algunos (bochornosos) efectos digitales, no están a la altura, restándole bastante credibilidad a la obra en ciertos pasajes y su clara tendencia descendente, con el agridulce sabor de boca que esto suele dejar.