Crítica: Prodigy

Empezando por los delirios visuales de “Un viaje alucinante al fondo de la mente” de Ken Russell, pasando por los peligros de dar libertad a la inteligencia artificial en “Morgan” de Luke Scott, siguiendo por los poderes telequinéticos combinados con el bullying en “Carrie” de Brian de Palma y acabando por el sobrehumano control mental en “Scanners” de David Cronenberg, los confines de la mente y las fronteras del presunto poder del que disponemos los seres humanos en nuestra masa gris se ha explorado a lo largo de las décadas en el cine de ciencia ficción.

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“Prodigy es una película de ciencia ficción de corte independiente, por lo tanto, no esperes elaboradas y numerosas localizaciones, éstas se reducen a ambos lados de la sala de interrogatorios”

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Los cineastas Alex Haughey y Brian Vidal que, como tantos otros, llevan desplegando sus alas en el mundo del cortometraje a lo largo de la última década, por fin se han atrevido a dar el gran salto de fe al mundo del largometraje con un modesto debut que se titula “Prodigy”, film con el que ganaron el premio a mejor película en el Santa Cruz Film Festival el pasado 2017.

Un psicólogo se enfrenta a una joven prodigio en una batalla de ingenio, sin darse cuenta del poder sobrenatural que posee la chica, o de que su vida pende de un hilo.

Ambos se atreven a abordar, una vez más, el tema de los poderes de la mente humana con influencias no excesivamente marcadas a las ya mencionadas “Morgan” y “Carrie”, pero reconocibles dentro de la personal propuesta. El tándem nos deja una interesantísima película, que sin ser tremendamente original, pues pellizca ideas vistas anteriormente, lo hace a su manera con una buena ejecución, combinación de elementos y desarrollo de la historia teniendo en cuenta la sencillez que la envuelve en casi todas sus facetas. “Prodigy” es una película de ciencia ficción de corte independiente, por lo tanto, no esperes elaboradas y numerosas localizaciones, éstas se reducen a ambos lados de la sala de interrogatorios, donde se sucede casi la totalidad del film. Pero si por algo reluce "Prodigy", es por la relación que se crea entre la pareja protagonista, que acaban destacando por encima del pequeño plantel de personajes que dan forma a tan sencillo guión escrito por la propia pareja de directores.

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“Prodigy mantiene a flote su simplista estructura gracias a los pequeños entresijos que va desvelando en la medida justa, aunque éstos no son difíciles de intuir para el espectador medio”

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“Prodigy” mantiene a flote su simplista estructura gracias a los pequeños entresijos que va desvelando en la medida justa, aunque éstos no son difíciles de intuir para el espectador medio. Todo el interés y curiosidad que despierta en el espectador se consigue mediante la amplia conversación y relación de los protagonistas que va ganando en intensidad emocional hasta llegar al clímax final.

“Prodigy” es un film que se desarrolla de forma muy pausada, una película con muy poca ‘acción’, así que no esperes artificiosas secuencias ni un ritmo apabullante, esta no es la película indicada. Entre su ambiente minimalista, el film cuenta con una muy buena puesta en escena, unos efectos especiales creíbles y bien realizados. El film acaba recompensando al espectador más paciente con un intenso e interesante tour de force resuelto con buenos truquitos de post-producción entre dos brillantes e inteligentes mentes que, cada una a su manera, utilizan la astucia, la agudeza y la picaresca para intentar ganar una batalla psicológica, a su vez, representada sobre un tablero de ajedrez, situación que únicamente van a comprender quienes hayan visto la película.

Por otra parte, la película cuenta con un número bien escaso de personajes que, aunque tienen su parte de importancia dentro de la historia e interactúan con los auténticos adalides de la función, Fonda y Ellie, es gracias a estos dos últimos y su turbulenta relación, que la película consigue hacer interesante una situación con tan poca sustancia como la de una simple sesión de psiquiatría.

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“Savannah Liles, es la pieza de orfebrería que, para un servidor, ha hecho brillar la película entera. Liles y su personaje es la piedra angular de toda la función”

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Fonda está interpretado por Richard Neil, actor que proviene mayormente del mundo de las series de tv y el mundo del cortometraje. Neil se mete en el papel del psicólogo con gran naturalidad y un aire muy campechano, pero su personaje es de una profesionalidad asombrosa. En cuanto a Ellie, la enigmática niña interpretada por Savannah Liles, es la pieza de orfebrería que, para un servidor, ha hecho brillar la película entera. Liles y su personaje es la piedra angular de toda la función. La actriz no podría haber estado mejor elegida en el casting, tan inquietante y enigmática como atrayente para el espectador con la sorprendente inteligencia que desprende su personaje.

En cuanto a la banda sonora compuesta por el compositor Igor Nemirovsky (Madison County) hace un trabajo muy breve en el tramo final de película con una partitura de sonidos chirriantes que intensifican la confrontación final entre ambos personajes principales. Pero “Prodigy” es una película que carece de una banda sonora significativa, tanto en complejidad como en duración, casi toda la película son los sonidos de ambiente los que cumplen dicha función. Y lo cierto es, que no le queda nada mal la ausencia de soundtrack.

“Prodigy” no es una película de situaciones memorables ni de grandes pretensiones. Es una película muy modesta con personajes representados por unos actores más que solventes en sus papeles, que con una simple pero aguda conversación en una lucha intelectual consigue que el espectador menos exigente se lleve una grata sorpresa con la niña prodigio pelirroja.