domingo, 18 de agosto de 2019

Crítica: Roadgames

En el 1981 el director australiano Richard Franklin (conocido por películas como "Patrick", 1978, "Psycho II", 1983 - escrita por Tom Holland - "Link", 1986, y "FX 2", 1991), envió a su guionista habitual, Everett de Roche, una copia de "La Ventana Indiscreta" ("Rear Window", 1984) con el objetivo de que le escribiera un guion similar al de la película de Hitchcock. Everett de Roche ("Razorback", 1984, "Long Weekend" 1978), le devolvió la historia de "Roadgames", una road movie en la que un conductor empieza a elucubrar con los personajes y situaciones que ve a lo largo de la carretera.


“consiguió cierto éxito en su país de origen, Australia, donde todavía mantiene un status de rareza bastante reivindicable dentro del género Ozploitation”


En "Roadgames" (1981) están presentes buena parte de los representantes del cine australiano de su momento. Además de las ya mencionadas "Razorback" y "Long Weekend", también intervienen los encargados de la banda sonora y del diseño de producción de "Mad Max" (1978), Bryan May (no el de Queen) y Jon Dowding, respectivamente.

La película nos cuenta la historia de un camionero americano, Quid (Stacy Keach), que es contratado para transportar un cargamento de carne desde Melbourne a Perth. Para evitar la monotonía del largo camino por las desérticas carreteras australianas, Quid recoge algún que otro autoestopista, a cada cual más excéntrico. Circulan informaciones de que un asesino en serie está atacando mujeres en la carretera y Quid sospecha de una camioneta verde con la que se cruza repetidamente.

El inicio de "Roadgames" (1981) es bueno, sus primeras escenas son prometedoras y está rodada con notable calidad técnica, muy por encima de lo que cabría esperar de una película ochentera con portada de serie B. El problema es que tanto el inicio como esa portada juegan en su contra, porque uno espera encontrarse con un slasher y la película no lo es. Tal vez por estas razones la película fue un fracaso en la taquilla americana, sobre todo teniendo en cuenta que su presupuesto no fue pequeño (fue una de las películas australianas más caras en su momento). Con un actor norteamericano como Stacy Keach (ni más ni menos que Mike Hammer), y con una actriz como Jamie Lee Curtis, "Roadgames" pretendía obtener buenos números en EEUU, lo que no consiguió. Al menos sí consiguió cierto éxito en su país de origen, Australia, donde todavía mantiene un status de rareza bastante reivindicable dentro del género Ozploitation.


“Sus interminables paisajes australianos, el outback ya de por sí fotogénico, no dejan de evocar épocas crepusculares”


Tras ese inicio de buenas vibraciones y altas expectativas, la escena del motel es buen ejemplo de ello, la película entra en un ritmo lento. A lo largo de la ruta el camión se va cruzando con una serie de personajes extravagantes que parecen pequeños oasis dentro de la narrativa de la película, algunos de comedia, y por momentos la película se pierde en situaciones un tanto inconexas. La realidad es que es una película extraña, una road movie que deambula por el desierto con la sensación de no saber exactamente a dónde nos quiere llevar.

Sin duda uno de los mejores aspectos de la película es la fotografía de Vincent Monton ("Long Weekend", 1978), que aunque está lejos de ser tan memorable como la de "Razorback", sobresale en relación a sus coetáneas. Sus interminables paisajes australianos, el outback ya de por sí fotogénico, no dejan de evocar épocas crepusculares. También su curiosa música parece salida de un western, un componente que está presente en todo la película. Es difícil no acordarse de "El Diablo Sobre Ruedas" ("Duel", 1971) al ver esta película. Algunas escenas del camión recuerdan a la película de Spielberg, aunque en esta película los protagonistas no son las máquinas sino las personas. También hay una situación que recuerda a "After Hours" (película posterior, de 1985) cuando todos acaban sospechando del conductor y al que en un determinado momento intentan linchar.


“La pena es que ciertas escenas sean demasiado ingenuas, intentan ser pinceladas de humor en una trama y en unos momentos que no siempre se prestan a ello”


La película es modesta en su argumento, pero juega bien sus bazas y logra generar cierto suspense. El guion me parece interesante, pese a una narrativa extraña. El camionero, como voyeur hitchcockiano, no deja de inventar historias y poner nombres a los personajes que va encontrando por el camino. Y todavía más curioso son todas la referencias literarias y recitales de poesías que se larga nuestro amigo el conductor. No es de extrañar que exista un brevísimo documental sobre cómo se hizo la película, titulado "Kangaroo Hitchcock: The Making of Roadgames, 2003".

La pena es que ciertas escenas sean demasiado ingenuas, intentan ser pinceladas de humor en una trama y en unos momentos que no siempre se prestan a ello. También es una lástima que una joven Jamie Lee Curtis no tenga más protagonismo, porque la química entre ella y Stacy Keach es buena ("Listen lady, just because I drive it truck, it does not make me a truck driver."). En el momento que ella aparece la película recobra interés, y al salir de escena la película vuelve a decaer. Su participación fue una recomendación del propio Carpenter, compañero de facultad de Richard Franklin en la Universidad de Southern California.

Dicen que "Roadgames" sirvió de influencia para Wolf Creek (Greg Mclean, 2005), lo que ya de por sí tiene bastante merito. También Tarantino la ha reivindicado en alguna que otra entrevista hablando del cine australiano. No dejan de ser detalles del interés que levantó esta propuesta que desde muchos otros puntos de vista se podría considerar fallida. Su final abierto tampoco ayuda a cerrar la historia con la contundencia que cabría esperar, pero de alguna forma, tengo claro que toda esa ambigüedad tan presente es parte del juego al que Franklin y Everett de Roche nos han querido someter cuando ideaban esta película.

Lo mejor: Es una rareza. Kilómetros de carretera por el desierto australiano al servicio de dos buenos actores. Algunos detalles técnicos, como su fotografía, también valen la pena.

Lo peor: Hay momentos en los que su ritmo es demasiado lento y su argumento demasiado ambiguo.


2 comentarios:

Art0rius dijo...

La vi hace como mil años en Argentinaaa! Yo debería tener diez o así, en canal 13, y tenía el tremendo título de Carretera Mortal, y el bigoton de Hammer no se olvida así como así! La verdad es que solo me acuerdo de trozos, pero con mi afición al vintage la pongo en lista. Grácias por poner nombre a mis recuerdos!

RONETTE PULASKI dijo...

Hola Artorius,
A mí siempre me llamó la atención esa portada. El rollo road movie, slasher ochentero me encanta. Y cuando supe que era del guionista de Razorback, todavía me apetecía más. Si la ves probablemente te pase como a mí, y verás que de slasher tiene poco, pero bueno, igualmente reivindicable por varios motivos. Un abrazo!

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