ASTINUS NOS HABLA SOBRE LA SECUELA DE UNO DE LOS GRANDES TERRORES DE LA HISTORIA DEL CINE
Es innegable pensar hoy en
“The Omen” (“La Profecía”, Richard Donner, 1976) como un clásico atemporal. Los setenta supusieron el nacimiento de
un cine de terror enfocado al satanismo, con sugerentes filmes que siguen en el imaginario colectivo hasta nuestros días:
“The Exorcist” (William Friedkin, 1973) o
“Rosemary's Baby” (Roman Polanski, 1968) fueron dos ejemplos de
un cine comercial con tintes mainstream que llevó al género de nuevo a lo más alto. Warner en el primer caso y Paramount como distribuidora en el segundo comenzaron a ganar dinero con una fórmula inesperada, mientras montones de cintas de Serie B ahondaban en un filón que parecía cobrar importancia con cada año. No era de extrañar, por tanto, que Fox se aventurase de la mano de
Richard Donner a los mandos y
David Seltzer al guion en la producción de su propia mina de oro. Lo cierto es que
“La Profecía” no cosechó el éxito comercial de la obra de
Friedkin, pero supuso su elevación a obra de culto con
un cine expresivo, lleno de matices interpretativos en su elenco principal (el niño Damien sigue dando escalofríos hoy en día) y un abanico de muertes sugerentes que pondrían los pelos de punta a cualquier película de la saga “Final Destination”. Las cartas estaban sobre la mesa y el éxito, de un impacto suficiente, aprobó la creación de una segunda parte con tintes de saga. Al fin y al cabo, la primera acaba todavía con un Damien pequeño. Había muchos años que explotar y Fox no iba a dejar pasar la oportunidad.