Que el estrés no es bueno, lo tenemos todos claro. Que tiene un impacto directo y agresivo sobre nuestra salud, igual ya no lo tenemos tanto. Paralelamente a esto, todos tenemos nuestro pedacito oscuro dentro (y no hablo en términos escatológicos), algunos lo tienen más grande y otros más pequeño, pero la oscuridad está ahí, latente, esperando el momento propicio para salir a la superficie y adueñarse de nosotros. Más en paralelo aun, otra verdad universal: el culo. Nuestro eterno compañero de viaje (incluso de juegos, para los amantes de la experimentación). Estrés, lado oscuro y culo. Tres elementos que dan forma a la película que nos ocupa: “Bad Milo!”, un viaje retrospectivo al cine cutre de los ochenta que pese a lo que pueda parecer, no, no está dirigido por Frank Henenlotter.
Y es que al leer la sinopsis de “Bad Milo!”, es imposible que a uno no le martillee en la cabeza la imagen del veterano cineasta y en concreto, de una de sus creaciones más populares o populistas, la para algunos (no es mi caso) cinta de culto de 1982, “¿Donde Te Escondes Hermano?” (“Basquet Case, 1982, Frank Henenlotter). Yo mismo tenía bastante claro que el visionado de la nueva película de Jacob Vaughan, venía con un billete de RENFE para viajar al universo de lo bizarro, mi única duda era si iba a llegar a tiempo a la cita, pues uno nunca sabe cuando se va a tirar alguien a la vía y con el tren aun varado en la estación, mientras servidor miraba a través de la ventanilla, no podía quitarme de la cabeza una pregunta que me llevaba rondando desde que supe de la existencia del filme: ¿Cómo podría caber algo tan grande por un orificio tan pequeño?
Dilatación. Ese es el cuarto elemento clave de la ecuación y único bálsamo con el cual vendarle los ojos a mi infinita curiosidad en el momento justo que arranca el tren dirección a un ojete, si amigos, habéis leído bien, un ojetazo oscuro (y espero que dilatable o vamos a tener problemas, en especial, el propietario del mismo) en el cual, comienza nuestro particular descenso al interior de “Bad Milo!”. La imagen, poesía pura, ese señor tumbado en el sofá con las piernas apuntando hacia el cielo mientras el descomunal gusano de metal se introduce en su interior, yo, sentado en ventanilla, absorto al tiempo que sorprendido por la infinita sabiduría del cuerpo humano aunque por que no decirlo, algo decepcionado por las pocas alegrías del paisaje.
“Bad Milo!” gira en torno a la figura de un tipo atacado por el estrés, su rutina laboral, la presión de su esposa por convertirlo en padre, las siempre estimulantes relaciones familiares... una serie de circunstancias que han llevado al pobre de Ken, a sufrir terribles dolores estomacales. En una inspección médica, se le diagnostica un pólipo de considerable tamaño en el colon y esa misma noche, el paciente comprueba en sus propias carnes cuan cuestionables son los veredictos médicos en los tiempos que corren, cuando un pequeño monstruo emerge de su culo sediento de sangre (el monstruo, no el culo).
Hasta aquí todo bien, el tren viaja hacia donde debe viajar y por donde debe viajar. Yo, ahora si, pegado cual lapa a la empañada ventanilla del habitáculo, expectante, porque lo bueno no puede tardar mucho más en aparecer, así lo indica el fuerte hedor que se cuela en el interior del vehículo. He aquí donde comienzan los problemas y con ellos, el tren se atasca de golpe sin previo aviso en una tripa que parece ser más estrecha de lo previsto (cosas de RENFE, aunque esta vez no me voy a quejar, que viajo gratis). Yo me he metido aquí con un objetivo, el de cumplir unas expectativas y llegados a este punto sin retorno de la travesía, descubro que me han dado dildo por polla y joder, por mucho que algunos/as digan, no es lo mismo, vamos, digo yo, supongo, imagino y pongo especial énfasis en estas tres últimas cosas.
¿Dónde reside la engañifa pues? ¿Por qué me encuentro muerto de aburrimiento en el interior de un tren atrancado en algún punto indeterminado de un intestino? Porque “Bad Milo!” solo mete la puntita y yo me he metido demasiado dentro, con lo que mucho me temo que no vamos a coincidir. No lo haremos por que el bizarrismo de la cinta de Vaughan se queda en su planteamiento, no va más allá. Del espectáculo grotesco de sangre y vísceras que yo esperaba, no hay ni rastro, tan solo un par de situaciones simpáticas que hacen gracia las dos primeras veces, mismamente, pero que a la larga, se tornan aburridas por reiterativas. Bicho sale de culo, bicho mata (pero no se ve) y bicho vuelve a culo. Algo de melodrama barato (curiosamente el filme tira más por estos derroteros en muchos momentos que por el propio humor gamberro que muchos vaticinábamos).
Sin nada de gore y ya con la certeza de que no estamos ante un producto hilarante sino simplemente simpático, la única gracia del filme reside en dejarse llevar por nuestro lado más dulce y hacerle ojitos al pequeño Milo, un E.T tamaño pocket que otra cosa no, pero entrañable, lo es un rato. Mala baba también parece que tiene, pero eso ya corre a cuenta de nuestra propia imaginación, pues como he comentado, la película peca de una absoluta timidez a la hora de mostrar casquería, algo imperdonable en un producto como éste que si de algo debiera presumir es precisamente de la que contrariamente termina siendo su peor carencia.
A nivel visual, el lienzo queda a medio pintar, porque si bien el muñequito está muy bien realizado y sobretodo, dotado de alma y expresividad (algo que suele conseguirse cuando se hacen las cosas bien, o lo que es lo mismo, sin tirar de efectos digitales), la total ausencia de gore, le resta muchos enteros en este aspecto y todo se reduce a algún que otro chorrete de sangre aquí y allá. Interesante habría sido también que se hubiera tenido el desparpajo o detalle con para el espectador, de mostrar de manera explicita alguna de las salidas anales del pequeño Milo (despejando así la gran pregunta que me planteaba unos párrafos atrás), pero por contra, tenemos que conformarnos con la cara de estreñido del protagonista y dar un salto de fe por nuestra parte para dar credibilidad a la idea de que a ese señor, le cabe un monstruo del tamaño de una sandia por el culo.
A nivel visual, el lienzo queda a medio pintar, porque si bien el muñequito está muy bien realizado y sobretodo, dotado de alma y expresividad (algo que suele conseguirse cuando se hacen las cosas bien, o lo que es lo mismo, sin tirar de efectos digitales), la total ausencia de gore, le resta muchos enteros en este aspecto y todo se reduce a algún que otro chorrete de sangre aquí y allá. Interesante habría sido también que se hubiera tenido el desparpajo o detalle con para el espectador, de mostrar de manera explicita alguna de las salidas anales del pequeño Milo (despejando así la gran pregunta que me planteaba unos párrafos atrás), pero por contra, tenemos que conformarnos con la cara de estreñido del protagonista y dar un salto de fe por nuestra parte para dar credibilidad a la idea de que a ese señor, le cabe un monstruo del tamaño de una sandia por el culo.
“Bad Milo!”, una tragicomedia con tintes de terror que se queda lejos, muy lejos, de la irreverente locura que muchos esperábamos de ella y mientras, servidor, atrapado en el peor lugar del mundo a la espera, de que aquí don experimentación se levante de la siesta y se decida a ir al baño.
La secuencia: La primera visita del pequeño Milo, todo un homenaje a aquellos que alguna vez, hayan sufrido de estreñimiento.
Lo mejor: Milo y la presencia de Peter Stormare, aunque más comedido que de costumbre, siempre un placer para los paladares cinéfilos.
7 comentarios:
Menudo decepción!!! Esta es la clásica película que empieza muy bien y que tiene potencial y que se desinfla en cada salida y entrada al culo del pequeño Milo (aunque también tienes claro que con un argumento así, o el resultado es muy bueno o es espantoso...).
Repetitiva, cansina, con 2 ó 3 momentos de humor potable y el resto totalmente prescindible...de las que sirven para corto y poco más.
Eso sí, Milo es adorable, incluso siendo nativo de donde es, ¡Maldito colon!!!!!!
saludos!!!
P.D- sal de ese tren cuanto antes!!!!
Hola Querido Rector, la verdad que a mi me resulto simpática la película, pero si perfilaba para algo Gore creo que no llego. Ahora quien no querría un MIlo para desquitase de vez en cuando ja ja lastiam que el cu.... quedaría del tamaño del gran agujero de Kimberley en Sudáfrica ja ja!!. Saludos y como siempre un placer leer tus criticas.
Yo creo que esta peli debe ser una mierda, valga la redundancia. El concepto en sí se me escapa. ¿De dónde procede semejante monstruo? ¿se ha creado en el colon porqué si? ¿No hay tinte supernatural?
No sé... es que parece ridículo en demasía. Ojo, que yo he hecho la crítica de un pavo asesino... no pun intended!
Missterror, poco más que añadir. En esta coincidimos 100%... la verdad es que me meto en cada sitio más chungo ;)
Andrés, simpática y poco más. Yo, me esperaba algo mucho más gamberro, de ahí mi gran decepción.
Sobre quien no querría un Milo... le tengo demasiado aprecio a mi culo tío :)
Que me leas, es mi placer.
Saludos.
TWG, últimamente, estás de curioso que asusta... pero ya te digo que ésta, no es precisamente la película más adecuada para encontrar respuesta a todas esas cuestiones que planteas. Estoy seguro que la del pavo, es todo lo que no ha sido esta Bad Milo!
Eso si, el animalillo te robaría el corazón para siempre ;)
Saludos.
El año pasado, antes de empezar SITGES 2012, tenía un bicho igual. Lo he llevado arrastrando hasta marzo de este año afortunadamente.
Gran crítica Rector, como no podía ser de otro modo.
Ted, por suerte, este año el bicho, no tiene pase de prensa como tu ;)
Gracias Sr.Bundy, cualquier esfuerzo es poco para lectores tan agradecidos.
Saludos.
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