viernes, 10 de febrero de 2023

Crítica: Cat People

ALONZO SIN BRAZOS NOS HABLA SOBRE EL TERROR FELINO DIRIGIDO POR JACQUES TOURNEUR, UNA OBRA ADELANTADA A SU TIEMPO


A principio de los años 40, la RKO planea un repertorio de nueve películas para paliar las secuelas de la crisis económica y que, dicho sea de paso, terminaría evidenciando cierto conformismo que había cercado al terror a partir de mediados de la década anterior. La realización cae en manos de Val Lewton, figura preponderante a lo largo de toda esta etapa y promotor de un grupo de jóvenes e inspirados directores que, hasta ese momento, eran casi desconocidos. En ese entonces, el género se movía dentro de los términos de la serie B, cuyas características consistían, básicamente, en la utilización de recursos que habían sido empleados en grandes producciones, abaratando de forma sustancial los costos. Por lo general, esa devaluación se trasladaba a los atributos artísticos, ofreciendo rendimientos más o menos toscos. El contrasentido se da cuando esos mismos requerimientos caen en manos de un grupo de talentosos que se dedican a desdibujar la división entre series a fuerza de ingenio. En ese contexto, la diferencia pasa a ser una formalidad, sobre todo, cuando los condicionamientos dejan de ser límites para convertirse en una marca que cruza la historia del cine. 


“la sugerencia sobre la explicitud. La amenaza, se mantiene fuera de campo, dejando parte del lienzo en blanco para que el espectador complete el horror con sus propios miedos” 


“Cat people” (1942) es el puntapié inicial para este periodo, dirigida por Jaques Tourneur, nos cuenta la historia de Irena Dubrovna, una inmigrante serbia convencida de que carga con una antigua maldición que es capaz de transformarla en pantera ante cualquier indicio de actividad sexual. Oliver, su esposo, encuentra la ayuda de un oscuro psicólogo, cuyas intenciones para con Irena exceden lo profesional, resignado ante la falta de soluciones, halla el consuelo en Alice, su compañera de trabajo, que termina reemplazando a Irena como destinataria de su deseo. Esta nueva relación desatará los celos e instintos felinos de la protagonista. 

En principio, la premisa no parece ser demasiado rupturista, más aún si lo pasamos por el prisma de la apreciación actual, pero si tenemos en cuenta que los temas tratados (represión sexual, dicotomía entre lógica y tradición) no habían sido propuestos con tanta complejidad y de un modo tan explícito, descubrimos una obra de vanguardia que, en definitiva, adelanta un par de décadas, es más, esta tendencia innovadora se puede trasladar a cada uno de las cualidades que la conforman. Desde el punto de vista argumental nos vemos desafiados por una conjetura, que lejos de confundir, potencia el resultado ¿Irena está desequilibrada o realmente muta en fiera? Una hipótesis que se apoya en el sello distintivo del ‘’Ciclo Lewton’’y que Tourneur despliega con precisión: la sugerencia sobre la explicitud. La amenaza, se mantiene fuera de campo, dejando parte del lienzo en blanco para que el espectador complete el horror con sus propios miedos, una jugada maestra, porque, al fin y al cabo, no hay efecto especial que esté a la altura de los temores más íntimos. 


“una fotografía que se nutre de luces y sombras para identificar los diversos estadios de la personalidad, especialmente, en el caso de la figura principal” 


Luego de una primera mitad un tanto verbosa, nos internamos en una atmósfera cargada de inquietud, noción respaldada por un par de secuencias que aumentan el sentimiento de dualidad. En primer lugar, podemos citar el acto de la piscina, en el que vemos a Alice sumergida, escapando de una presencia que emite un sonido animal. El reflejo de la luz en las paredes se ve distorsionado por el movimiento del agua tergiversando las siluetas y aumentado la sensación de angustia, de vuelta, evocando el espanto en lugar de exhibirlo como una opción evidente. El segundo ejemplo, nos conduce a un episodio fundamental para la evolución del cine de terror: la famosa escena del autobús. En ella vemos a Alice escapando del peligro, solo escuchamos sus tacos y un rugido, de manera inesperada un transporte de pasajeros aparece en cuadro, el chirriar de los frenos, aún hoy, sorprende. Aunque parezca algo inocente, en su momento, el impacto fue tal y tan imitado, que al repetir la idea se la bautizó como ‘’Lewton Bus’’, abuela del hoy tan mentado "jump scare’". 


"las consecuencias de Cat people son hasta más importante que las causas que la convirtieron en clásico. Replicada hasta el hartazgo, modificó los métodos a la hora de hacer y estimar al cine de terror"


Por cierto, otro rasgo que dotó a estas situaciones de originalidad, fue el novedoso uso del sonido, el drama prescinde de música. Lo único que escuchamos es el ambiente proponiéndonos una imagen de realismo inédita que, en realidad, se transmite a todos los aspectos del film, es decir, la acción no es atemporal, no se desarrolla en ‘’algún’’ lugar, es aquí y ahora. Dicho esto, podemos advertir que los distintos personajes se ubican en márgenes opuestos de acuerdo a esta pauta, por un lado, Oliver, Alice y el psicólogo encarnan la actualidad, la vida citadina tan lógica y urgente. Por el otro, Irena simboliza la tradición y el mito. Como la pantera del zoológico, está encerrada, el pasado es su jaula, la condena que le impide relacionarse con un estilo de vida moderno. Llegada la ocasión, Oliver rechazará a su esposa sosteniendo la convicción de que ambos estilos de vida son irreconciliables. 

Además, tenemos al psicólogo que trata de aprovechar la situación denigrando las creencias pasadas, presentándose en calidad de alternativa superadora y queriendo tomar ventaja de la situación hasta llegar al intento de abuso. Así vemos que el choque cultural nos interpela desde varios frentes obligándonos a estimar y repensar la obra de un modo único. Sumada a todos estos atributos tenemos una fotografía que se nutre de luces y sombras para identificar los diversos estadios de la personalidad, especialmente, en el caso de la figura principal. Durante las tomas diurnas vemos una identidad frágil, dubitativa y dependiente de su relación conyugal, en cambio, cuando cae la noche gana en confianza y, como buena depredadora, aumenta de manera ostensible su capacidad intimidatoria, es más, para el final, Irena se reserva el derecho de liberar a la fiera, las consecuencias son las esperables teniendo en cuenta los niveles de represión que se manejaban en aquel entonces. En resumen, las consecuencias de “Cat people” son hasta más importante que las causas que la convirtieron en clásico. Replicada hasta el hartazgo, modificó los métodos a la hora de hacer y estimar al cine de terror. Una obra elegante y transformadora que se constituye como referente ineludible para quienes quieran indagar en las fuentes del género.

7 comentarios:

Art0rius dijo...

Tu análisis es tan brillante, didáctico y psicoanalítico que va a la par de la obra maestra que reseñas. Alonzo sin brazos, tienes un decidido fan que espera todo lo que escribas sobre cine clásico con los brazos abiertos. Gracias!

Anónimo dijo...

La crítica es tan exhaustiva e interesante que me impuse la urgente tarea de volver a ver "Cat people".

Alonzo sin brazos dijo...

Hola Artorius! Muchas gracias por tu comentario! Espero que las próximas estén a la altura.

Hola Anónimo! Me alegra mucho! No te vas a arrepentir.

Jason Myers dijo...

Menudo fichaje que habéis hecho con ALONZO SIN BRAZOS queridos NIDO DE CUERVOS, yo también, como ArtOrius, estaré esperando sus brillantes reseñas con ansiedad. Una espectacular crítica de una grandísima película, enhorabuena!

Alonzo sin brazos dijo...

Hola Jason! Me alegra que te haya gustado y muchas gracias por tus palabras!

Carlos Luis dijo...

Tengo por costumbre que al terminar de ver una película que me ha gustado, busco críticas y análisis de la película. Este ha sido uno de los análisis que más me ha gustado. Coincido que la película ha sido vanguardista, incluso hay quienes le ven un aspecto feminista, yo creo que no, la supuesta libertad, o búsqueda de libertad, de la protagonista, era más bien visto como una maldición. Creo que, a pesar del vanguardismo, era evidente un peso de que lo tradicional, la mujer sumisa y feliz en matrimonio era lo mejor, lo que Dios quiere.

Alonzo sin brazos dijo...

Hola Carlos! Genial que te haya gustado. Coincido con vos, no encuentro ningún aspecto que reivindique particularmente el rol de la mujer. Tal vez, con mucha buena voluntad, el papel de Alice que, en principio, parece mas decidida o desatada que Irena. Pero como bien destacás, en un punto esa ''libertad'' es la que la condena.

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