martes, 15 de julio de 2025

Crítica: Bring Her Back

MISSTERROR NOS HABLA SOBRE LA NUEVA PELÍCULA DE LOS HERMANOS PHILIPPOU, PUNTALES DEL GÉNERO TRAS TAN SOLO DOS TRABAJOS A SUS ESPALDAS


Debutar en el mundo del largometraje con una obra magna está al alcance de muy pocos. “Talk to me” (2022) de los hermanos Philipou, es de esas películas que se te enroscan en el cerebro y dejan cicatriz. Una oscura y densa mezcla de terror, angustia y pérdida que conjugaban con una maestría inquietante. Y de la misma manera que Ari Aster no lo tuvo fácil para sobreponerse al impacto que causó “Hereditary” (2018), Danny y Michael Philipou también han tenido que pagar su propio peaje emocional para llegar sanos (y con cierta cordura) a su segunda película “Bring Her Back” (2025). 


“los directores vuelven a apostar por la interacción del mundo sobrenatural y el natural, con un enfoque aún más cargado de dramatismo” 


“Bring her back” es una película imperfecta, sí, pero también más poderosa que “Talk to me”. En esta nueva exploración del dolor y la pérdida, los directores vuelven a apostar por la interacción del mundo sobrenatural y el natural, con un enfoque aún más cargado de dramatismo. El trauma, ya una clara marca registrada en su cine, sigue siendo la piedra angular sobre la que se construye una imponente arquitectura, tanto del dolor físico como del mental. 

La puesta en escena de “Bring her back” mantiene una continuidad estética clara con lo que ya vimos en “Talk to me”. Hay un feísmo deliberado que se desliza entre escenas con naturalidad. La fotografía dominada por tonos apagados estratégicamente utilizados, se funde con una dirección de arte agobiante, para potenciar la incomodidad. Todo, desde la iluminación hasta el diseño de los espacios, está pensado para sumergir al espectador en un ambiente enrarecido. Cada decisión estética está al servicio del dolor y no es casual, es una declaración de intenciones. En esta película, el dolor no solo se muestra: se siente y se contagia. En el corazón de la película, laten cuatro personajes clave, ninguno por encima del otro en términos narrativos, pese a que Sally Hawkins, con una interpretación brillante, sea el centro de todas las miradas. La relación entre estos personajes es lo que define la película, más allá del horror. Cada uno carga con su propio abismo y en ese cruce de tragedias, “Bring her back” encuentra su columna vertebral. La tensión que se genera cuando confluyen varios personajes es brutal. Una tensión que reside en lo que no se dice y en las miradas que se esquivan. 


“Bring her back se sumerge sin pudor en los rincones más oscuros de las mentes rotas. No busca nada más que explorar la complejidad del dolor humano desde dentro” 


Una película como “Bring her back” no busca respuestas, solo se hace preguntas incómodas, muy complicadas de resolver. “¿Qué estaríamos dispuestos a hacer si...”? “Cómo reaccionaríamos si…?” “¿Dónde termina el dolor y comienza la obsesión?”. Esta película no busca el consuelo, sino que pretende mirar al dolor cara a cara y mostrar lo salvaje que puede llegar a ser

En el apartado técnico, “Bring her back” alcanza un sobresaliente. El diseño de sonido es sencillamente impresionante. Cada susurro, respiración y crujido parece amplificado para actuar como narrador activo que guía la tensión. Las interpretaciones están a un nivel altísimo y la potencia de los cuatro protagonistas tanto a a nivel físico como interpretativo, es feroz. En cuanto a los efectos especiales, se sienten tan reales que impresionan mucho. En una película que navega entre el drama y lo sobrenatural, lograr esta autenticidad es un logro rotundo


“no es perfecta. Su ambición narrativa juega en su contra. Hay subtramas que se abren con fuerza y prometen mucho, pero que se diluyen sin resolución ni consecuencia real” 


En una época en la que el terror se ha unido en santo matrimonio con los problemas de salud mental, “Bring her back” se sumerge sin pudor en los rincones más oscuros de las mentes rotas. No busca nada más que explorar la complejidad del dolor humano desde dentro. Sin ningún complejo, la película se apoya en el dolor físico más explícito, con escenas que resultan casi insoportables. Imágenes que obligan a apartar la mirada, pero que a la vez te atrapan queriendo ver hasta dónde son capaces de llegar. 

Pero como decía en un inicio, “Bring her back” no es perfecta. Su ambición narrativa juega en su contra. Hay subtramas que se abren con fuerza y prometen mucho, pero que se diluyen sin resolución ni consecuencia real. También el hecho de que se ponga el foco en algunos personajes secundarios hace pensar que tendrán un papel crucial, pero terminan desapareciendo sin peso alguno en la resolución final. Estas decisiones no solo generan cierta frustración, sino que rompen parte de la coherencia interna que la película intenta sostener. En cualquier caso, son deslices que no arruinan la experiencia. Yo abrazo incluso sus imperfecciones. “Bring her back” no necesita ser perfecta para ser memorable. Es una película que deja un poso doloroso, incómodo, casi físico. Te persigue después de los créditos. “Bring her back” es, sin duda, una de las películas del año.


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