Crítica: Wind Chill

“Wind Chill", llamada "Escalofríos" en España, es una de esas películas que aparecen de vez en cuando y que sorprenden por su relativa calidad, recordando en ciertos aspectos a la estupenda "Dead End", y aunque no alcanza el nivel de esta, si que muestra unas excelentes maneras.

Y es que la película nos engancha desde el principio, con una puesta en escena muy elegante y minimalista, donde tan solo veremos a los dos protagonistas, de los cuales ni tan siquiera sabremos su nombre cuando termine la cinta. Lo primero que salta a la vista en "Wind Chill" es su cuidada fotografía y excepcional banda sonora, recordando a películas como "28 Días Después".

La historia ya es suficientemente atractiva de un comienzo, pero es que además, cuando creamos saber hacia donde van los tiros, el hilo argumental nos dará alguna que otra sorpresa... aunque no todo lo que brilla es oro, y en el lado negativo también encontramos algunos aspectos destacables, pues la cinta abusa en mas de una ocasión de lo absurdo, situaciones un tanto inverosímiles que le quitan cierta credibilidad a la historia y desconciertan un tanto al espectador.

A nivel de efectos especiales tampoco destaca especialmente, y es que aquí nos movemos en una tesitura donde priva lo psicológico sobre lo visual, a pesar de esto, lo poco que nos ofrece en este aspecto, servirá para que nos llevemos un par de buenos sustos, lo que es de agradecer. Los dos actores principales, Emili Blunt ("The Devil Wears Prada") y Ashton Holmes ("A History of Violence") nos ofrecen una mas que correcta actuación, transmitiendo en todo momento esa sensación de desasosiego que requiere el momento.

Estamos por lo tanto ante una película bastante interesante, que nos mantendrá en vilo de principio a fin, aunque se desinfla un tanto en la parte final, una historia de fantasmas en la noche que nos producirá auténticos escalofríos, aunque tan solo sean por el frío.