miércoles, 16 de octubre de 2013

Crítica: We Are What We Are

Vista en el Festival de Sitges de hace unos años, “Somos lo que hay” (2010), la ópera prima del director mexicano Jorge Michel Grau es una película que abordaba el delicado tema del canibalismo, no de forma sangrienta y repleta de gore como cabría esperar, sino con un incisivo retrato de una familia poco convencional. Su punto de partida es el terrible desamparo en que se ve envuelta una familia entera a la muerte del padre, lo que no supondría ninguna novedad de no ser porque se trata de una familia de caníbales. En la película se diferencian dos partes claramente, una, el inicio, en el que la marginal familia se entera de la muerte del padre, que era el encargado de llevar la familia, y en la que se plantea el problema de quién y cómo le sucederá en lo que ellos llaman “el ritual”, y otra, el final,mucho más sombría y oscura en la que uno de los hermanos toma las riendas y comienza la caza, primero de una prostituta y después de un joven gay, para continuar con la macabra tradición familiar sin estar realmente preparado para asumir el papel del padre, lo que acabará terminando en una inevitable tragedia.

El talento visual innato del director quedaba bien claro, y con la ayuda de una sobresaliente fotografía y una excelente producción, introduce al espectador en un mundo plagado de miseria, tenebroso y oscuro, y en una familia de la que poco a poco vamos conociendo sus secretos. Pero el director no se queda sólo ahí, sino que utiliza su argumento para introducir temas y aspectos propios de cine de denuncia social. Es decir, nos cuenta una película de terror y nos explica el margen, el ámbito en que se desarrolla, donde la corrupción, la pobreza, la falta de oportunidades de un México sucio y maloliente casi obligan a los personajes a comportarse como lo hacen. Además, la película nos regalaba un final magistral, en el que la hija superviviente escapa del hospital y se mezclaba con la gente para llegar a la última escena del pétreo cazador visualizando a su futura presa mientras el título surge en la pantalla.

Este fabuloso debut tras la cámara no dejó indiferente a casi nadie.

Cuando se anunció que el debut en el cine de Jorge Michel Grau “Somos lo que Hay” -también conocida como “The Cannibal”- iba a tener su consiguiente remake americano, las esperanzas no eran exactamente lo que se dice muy altas, en un panorama mercantilista remakeador. Pero el resultado hace de ambas películas lo suficientemente divergentes en tono y narrativa.

La principal baza a su favor la tiene el propio elegido como director del proyecto, Jim Mickle (Stake Land) para narrar la historia de una familia de caníbales, partiendo del original de Grau para llevárselo por unos derroteros completamente diferentes, conservando la melancolía que ya tenía la primera.

Mickle traslada la historia desde una familia urbana pobre de México hasta una familia rural pobre en los EE.UU.

La motivación que justifique el canibalismo no está realmente muy claro en un principio, pero pronto deducimos que se trata de una confluencia de la pobreza que asola a la familia, la religión, y una tradición vigente desde finales del siglo XIX.
 
La segunda decisión brillante del director es hacer que los protagonistas sean las dos hermanas mayores-Iris (Childers Ambyr) y Rose (Julia Garner)- que viven con su hermano pequeño y su arrogante, extraño y desagradable padre (Bill Sage).

El tercero, e igualmente inteligente es establecer la acción en medio de una violenta tormenta, con consecuencias nefastas para la familia (como por ejemplo, los esqueletos de las cenas pasadas surgiendo de entre el barro).

El cambio de género (de lo masculino a lo femenino, entiéndase), pues en lugar de perder a su padre al principio de la película, es la madre de los Parker(Kassie Depaiva) quien muere en un accidente al salir del supermercado en la ciudad durante el comienzo de una lluvia torrencial. Es sin duda el cambio más radical del remake, y aunque hay algunas escenas de violencia intensa, ninguna de ellas es gratuita. La película, más que optar por el gore y lo sangriento, elige asustar, y mucho, a base de pequeños retazos de terror casi gótico.

Las dos hermanas adolescentes, Iris(Childers Ambyr) y Rose (la fabulosa Julia Garner), serán las que tengan que continuar el “papel sagrado” de la mujer a la hora de la preparación de la comida familiar y el director hace una puesta en escena soberbia, mostrando el punto más macabro de la historia (comen carne humana, no lo olvidemos) en escenas que evocan la clásica tradición de la típica familia americana media- la sobria decoración de la mesa a la hora de la cena, la solemnidad de dar las gracias antes de las comidas, las canciones - lo que hace la película aún más tétrica y espantosa, bordeando la normalidad que en la original era pura marginalidad.

Tras el fallecimiento de la madre, el patriarca en duelo, Frank Parker se niega a modificar los planes y decide continuar con su “ritual”, que comienza con tres días de ayuno, llevando a puertas cerradas la batuta de la familia con riguroso fervor, decidido a mantener sus costumbres ancestrales intactas a toda costa.

Las hijas, sin embargo, tienen cada vez más reparos. En un momento concreto una de las niñas confiesa a la otra: "Me gustaría que fuéramos como los demás.". Su tarea más importante, a partir de ese momento va a ser la de traer carne en la mesa, pero no de la que puede conseguirse en cualquier carnicería...
 
Mientras, su pequeño hermano, Rory(Jack Gore) sólo tiene hambre. En una escena que es a la vez increíblemente divertida y espeluznante, Rory, que está en cama enfermo durante el funeral de su madre y es cuidado por su amable vecina Marge (Kelly McGillis), coge la mano de la mujer y se lleva el dedo gordo a la boca ante la extraña mirada de Marge, comienza a chuparlo y definitivamente acaba mordiéndolo. Esta escena resume en gran parte lo que es la película en sí. No juega con demasiada sangre, pero resulta mucho más escalofriante.

Otro de los cambios es en el perfil de las víctimas, donde Mickle, en mi opinión da un patinazo. En la original la familia cazaba prostitutas y maleantes, mientras que en el remake, los platos calientes de la cena están repletos de carne de chicas normales de secundaria, como queriendo aportar un componente de empatía mayor, innecesario, porque el hecho de ser cazado y comido ya es bastante de por sí.

Escogida para el lanzamiento en EE.UU. poco después de su estreno en Sundance, donde la crítica fue absolutamente positiva, la cinta usa un terror moderno, no limitado a fabricar sustos que no vienen a cuento y subidas de volumen en postproducción, sino que construye esos sustos, y en definitiva el terror, a través de un refuerzo de las herramientas tradicionales del suspense clásico.

Mientras que la gente del pueblo está pendiente tán sólo de los daños provocados por las inundaciones tras la tormentas, unos angustiados padres denuncian que su hija ha desaparecido. Al mismo tiempo, el doctor Barrow (Michael Parks) realiza la autopsia a la señora Parker con resultados más que sorprendentes.

Un perro olfatea lo que parece ser un hueso humano flotando en un arroyo cercano. Cuando el sheriff (Damici) muestra, al igual que en la original, poco interés al principio en el descubrimiento, el médico obtiene la ayuda del adjunto Anders(Wyatt Russell) que está de vuelta en la ciudad tras la formación en la academia y con la intención de recuperar su amor platónico del instituto, que no es otra que Iris Parker.

Las autoridades locales empiezan a descubrir pistas que les acercan al secreto que los Parker han mantenido oculto durante muchos años.
 
En el tratamiento del cine de género deliciosamente sazonado con dosis de melancolía, que nos ofrece el director, “We are what we are” toma el punto de partida de la película mexicana y construye una obra totalmente distinta, y en mi opinión más que acertada. Un terrible retrato macabro y lleno de suspense de una familia introvertida que lucha con uñas y dientes por mantener vivas sus tradiciones atávicas.

Haciendo de la familia Parker una parte de la comunidad en la que colaboran y por la que se mueven sin levantar sospechas y no los bichos raros aislados habituales, el director añade un elemento más que interesante. Nadie esperaría algo tan atroz de una gente normal. Las dos niñas, de hecho, con rubios cabellos y piel blanquecina de alabastro, parecen sendos ángeles desconocedores de lo que es el Mal. Ambas actrices están fantásticas en sus papeles. Mientras Iris muestra la lucha interna de una chica que aspira a una vida normal, Rose (FABULOSA Garner, que ya estuvo memorable en “Martha Marcy May Marlene”), vive su evolución, su deseo de normalidad, su fantasía en silencio, con una intensidad vigilante frente al peligro superior a la de Iris.

Tanto el diseño de producción de Russell Barnes como el de vestuario de Elisabeth Vastola apoyan inteligentemente la idea evidente de que los Parker son descendientes directos de otro tiempo y forma de vida que tratan de mantener.

La película sostiene sobresalientemente no sólo suspenso, sino también una lógica interna coherente intercalando lo terrible de la trama con dosis de suave lirismo mientras que ofrece una reflexión interna en torno a los clanes y sectas , fundamentalistas , o simplemente locos sin más - que imponen su pensamiento enfermo de una generación a la siguiente.

En definitiva, “We are what we are” es una magnífica película, más cercana al terror gótico que la original, a la que supera prácticamente en todo. Fundamentalmente en las brillantes interpretaciones (sobre todo de las hijas y en especial la de la mediana, Rose) que rozan lo glorioso. Es una cinta poética, escalofriante y realmente terrorífica.

A pesar de que We are what we are todavía no se había estrenado en cines y por lo tanto no hay noticias de la reacción del público hacia la película más allá de Cannes o Sundance, Memento Films ha confirmado la intención en firme de hacer una precuela y una secuela del remake de Mickle, firmadas, la precuela por el finlandés AJ Annila,(director de “Sauna”) y por el propio Jorge Michel Grau, director de Somos lo que hay, al frente del proyecto de la secuela que se rodará en 2014.

Pero es que con sólo tres largometrajes en su haber, cada uno más maduro y redondo que el anterior, la trayectoria de Jim Mickle ha sido aclamada por parte de la crítica y los aficionados al terror, comparándolo con directores de la talla de Guillermo del Toro, Peter Jackson y Sam Raimi.

Toda una locura.

A mí me ha pasado igual que con “La casa muda”, su remake “The Silent house” me pareció no sólo sobresaliente sino mucho más acertado que la original, que igualmente me encantó. Con remakes como estos, la mala fama de los mismos duraría media temporada.

Olé.

El final.

Encontrar un desenlace propio y diferente para la cinta, lo que sin duda va a ser un tema de debate entre el público, pero el director se reserva una sorpresa horripilante final, con la que, seamos justos, Mickle no defrauda. Es como la generosa entrega de una escalofriante a la par que deliciosa recompensa absolutamente en consonancia con el espíritu de la cinta.

Baste decir que es a la vez físicamente más extrema y temáticamente más elegante que la estrategia de salida de la película mexicana, estupenda, por su parte también.
 
 

9 comentarios:

Unknown dijo...

Pues mañana pienso ponerme a ver la mexicana y en cuanto hacerme con esta, allá que voy. Porque además me apetece mucho verlas en este orden. Tu crítica me ha encandilado!

Missterror dijo...

La verdad es que yo espero con todo mi alma que el remake supere a la original, pues "somos lo que hay" de Grau, me pareció que no resolvía adecuadamente todo lo que planteaba, y que la idea fue mucho mejor que la ejecución.
En tu crítica dejas claro que la original te gustó, pero que esta lo ha hecho aún más, así que puede sorprenderme, y eso que ya yo esperanzas en esto tenía poquitas...

saludos

Missterror dijo...

Por cierto, la idea de que sea la hija quien tome las riendas me parece un acierto, pues claramente en la original es Sabina (la hija) quien llevaba la voz cantante, y en una denuncia al machismo mexicano, se le quitó esa voz

Unknown dijo...

Gracias chicas!
La verdad es que dentro de las reguleras elecciones que hicimos, ésta, junta con Borgman son las dos que más me han gustado... Claro que ya había visto Magic, magic, una de mis preferidas en lo que va de año, y The Battery, gracias a una de vuestras recomendaciones.
El orden para verlas, me parece el mejor, para comparar sin prejuicios, y sí, la mejicana era mucho más reivindicativa y antimachista en el fondo.
Me ha pasado como en Silent House, remake superior sobre todo por su prota, una Olsen!! .)

El Rector dijo...

Muchas ganas de ver ambas (más después de tan excelentes críticas que os habéis marcado). Mexicana primero y remake después.

Ya comentaré en cuanto me ponga con ellas, supongo que la de Grau caerá primero.

Saludos.

PD: A mi Silent House me gustó bastante, pero lo del remake me pareció más absurdo de lo habitual dada la naturaleza de la original, así que no tuve valor de ponerme con el.

Saludos.

Unknown dijo...

Rector... DEBES verla ya!!!!!
A mí no me quedó nada claro el por qué en "la casa muda" y en "Silent house" todo queda atado y bien atado. El director se monta un buen paripé en plan un sólo plano secuencia(falso) y la prota está absolutamente maravillosa.
Estoy seguro de que te molará. La original es buena, el remake, asombroso!!!
Y en cuanto a Somos lo que hay, sí, primero la de Grau, que es muy, muy buena y luego el remake, que seguramente no os lo parezca tanto, pero es una peli totalmente distinta!
Saludetes

ringu dijo...

MAGISTRAL tu crítica, como todas las que voy leyendote
Felicitaciones

Missterror dijo...

Una vez vista, debo decir que el remake americano de "Somos lo que hay" no es un remake, el único parecido que este "We are what we are" guarda con la original de Grau, es el título, más allá de esto, NADA tienen que ver una como la otra. Cierto es que ya nos lo decías en tu crítica, pero yo he alucinado con la tremenda diferencia en todos los aspectos entre una y otra.

Dicho esto,añado que no me atrevería a decir cual me gustó más (o menos), ya que creo que la mezcla de ambas sería la elección perfecta.
Por una parte, "Somos lo que hay" tenía un ambiente malsano, y un mal rollo realmente conseguido y eso le falta a "We are what we are", que discurre por esa senda escalofriante y poética que mencionas, y que en realidad hace que te plantees las cosas que suceden de un modo totalmente diferente.
Por otra parte "We are what we are" (2013) tiene la coherencia (hasta que llega el final, pero de eso hablo luego), que le falta por completo a "Somos lo que hay", donde se juega con la idea de la necesidad pura de alimentos, con la idea del ritual, para no profundizar en ninguna de las dos.
Entender ambas películas en el mismo contexto del canibalismo, con ideas tan diferentes, es complicado, y me temo, que mi sensación es que no se saca todo el partido de ninguna de ellas, y pese a que yo las apruebo a las dos, la sensación de poder haber sacado mucho mas partido de las dos, es algo que me apena, pues no soy capaz de ver la maravilla que muchos visteis.

Respecto al final de "We are what we are", no logro entender el motivo de esa decisión fuera de lugar. Me explico, hasta el momento, más o menos lento, se había guardado una coherencia total, la línea de la película quedaba clara, SPOILER y obviamente las hermanas, que vivían bajo el yugo del miedo y el desconcierto, no eran partidarias de la tradición familiar, y en los últimos cinco minutos, no sólo sí comulgan automaticamente con esa idea de lo sagrado dentro de la familia, sino que lo multiplican por mil, comportándose con una violencia y una voracidad que no se había visto en la cinta hasta entonces, pues claramente, el hecho de comer carne humana, no era alimento, no era por hambre, sino que era para conservar esa antigua tradición con la que Dios les había "bendecido"... entonces¿por qué no matar al padre y huir? Ese es el final coherente, pero supongo que el vistoso es el que se nos muestra, aunque no tenga ni pies ni cabeza. Lo del viaje a las montañas, para presumiblemente seguir con esa tradición mas arraigada que nunca, ya es de traca. FIN SPOILER

Conclusión: ambas películas me dejan con una sensación de "quedarme a medias", no puedo decir que no me hayan gustado, pero tampoco que lo hayan hecho como yo quería.

saludos

Chanpoo dijo...

Ufff... ya la he visto. Con retraso respecto a esta crítica, e incluso a su edición española, pero como suele decirse, más vale tarde que nunca.
Lo primero que tengo que decir es que llegaba aquí esperando ver una nota baja. Me había hecho una imagen mental -no sé por qué...- de que a algún hermano cuervo, la película no le iba a gustar -de hecho queda suficientemente patente en alguna opinión más arriba... ejem...-, pero me ha sorprendido el hermano Damien. Para mí esta "Somos lo que somos" -sin haber visto la original, todo sea dicho- me ha parecido un peliculón. La historia no se pasa, pero la puesta en escena de este Jim Mickle -recomiendo su "Frio en Julio"- es de las de poner los pelos de punta. Para mí es todo un manual de cómo transmitir sensaciones aunando contundencia y sensibilidad.

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