No te voy a mentir querido lector. Soy muy, muy fan de “Diablero”. De hecho, creo que junto a la tercera temporada de “Castlevania” es la producción de Netflix que con más ansia he estado esperando. Hay que entenderme: adoro cosas como las producciones neozelandesas de guerrilla de finales del siglo pasado (siempre había querido decir eso! La ancianidad de algo sirve, oiga.), y me regocijo con cada nuevo visionado de las primeras películas de gente como Peter Jackson o Sam Raimi. Ese nivel de gamberrismo visual y efectos artesanales de quinta división, entre el látex y el cgi/stop motion de saldo, se combinaban en productos perfectamente conscientes de sus limitaciones pero que minimizaban estas a base de un ritmo endiablado, diálogos ingeniosos y un sentido del humor visual y descacharrante en la contundencia de sus imágenes.
“reivindicación del folclore sobrenatural mexica enfrente a la fauna monstruosa anglosajona establecida en el género como una dictadura de lo mágico”
Con semejantes gustos, ¿como no iba a gustarme “Diablero”? Porque esta brevísima segunda temporada, de tan solo 6 episodios, se pone desde ya en todo lo alto de mi top 3 de series. Las aventuras de Elvis, Ketamina, Nancy y Ventura, mantienen todo lo bueno de su primera temporada, y la llevan un poco más allá en los pocos minutos de los que disponen, siempre con ese toque de reivindicación del folclore sobrenatural mexica enfrente a la fauna monstruosa anglosajona establecida en el género como una dictadura de lo mágico.
Los valores de producción se repiten respecto a la primera temporada, y consiguen ser sumamente entrañables en lugar de caer en el ridículo sobre el que hace equilibrios. La composición de los planos es excelente, y el tono de ese Méjico macarra que convive con lo sobrenatural lo hermana con series como “Supernatural”, pero como si a esa serie le hubiesen dado un chute de mezcal y la hubiesen pasado por un agresivo centrifugado. Los actores están muchísimo más sueltos con sus personajes, e incluso Christopher von Uckermann, que era de lo más flojo de la primera temporada, se le ve muchísimo más suelto con su Padrecito, incluso riéndose de si mismo y de su pasado en cierta serie juvenil cuyo nombre me niego a acordarme.
“un desmadre sobrenatural de épicas proporciones, en los que no puedes perder ojo sobre lo que está pasando en la pantalla”
La youtuber Giselle Kuri sigue estando inmensa interpretando a la posesa profesional Nancy, pero es en esta ocasión es el personaje Elvis Infante (Horacio Garcia Rojas) el que se roba la función por completo con una actuación que va del clown bien entendido a momentos muy serios en los que conseguimos empatizar y mucho con un personaje que, si no era ya un héroe en la primera temporada lastrado por los fallos que cometió con su familia, aquí acrecenta su figura hasta una nueva dimensión de sacrificio y generosidad.
El guión es muy bueno, aunque se le nota que acelera demasiado las cosas por la escasez de capítulos, es ingenioso y combina momentos costumbristas descacharrantes con situaciones de puro drama y tensión. Esto es un caballo desbocado, querido lector, en el que se resuelven tramas abiertas de la primera temporada, se abren otras nuevas, y se presenta y prescinde de personajes a una velocidad quizá demasiado brusca en ocasiones.
“si eres fanático de la obra de Sam Raimi, vas a gozar como un enano del final de esta serie”
Y es que es el gran “pero” de esta serie, así como la primera temporada cocinaba las cosas a fuego lento, aquí noto que han tenido que meter al elefante en un monovolumen y hacerlo entrar sí o sí. Esto repercute negativamente en la construcción de la narrativa, pero a la vez tienes ante ti un producto en el que no hay un centímetro de paja: ante nuestros ojos se desatará un desmadre sobrenatural de épicas proporciones, en los que no puedes perder ojo sobre lo que está pasando en la pantalla y que encima tiene varios golpes de efectos de guión muy inteligentes y que, al menos al que suscribe, le pillaron con la guardia baja.
Dicho todo esto, “Diablero” temporada 2 vale mucho la pena, tanto como la vibrante primera temporada. Posesiones, ángeles caídos, mitología mexica, luchadores enmascarados, diableros/as, referencias a “Gru 2: Mi Villano Favorito” (2013) sin venir a cuento, diálogos imperdibles , originalidad vs presupuesto limitado y mucho, mucho amor por el fantástico.
Como apunte final, estimado lector: si eres fanático de la obra de Sam Raimi, vas a gozar como un enano del final de esta serie. Animaos.
Pata de perro?
Corazón de pollo.
Y que siga la juerga!
Lo mejor: Mantiene todo lo bueno de la primera temporada. Su ritmo trepidante y ese costumbrismo sobrenatural mejicano tan propio. Elvis Infante y familia. Sale TINIEBLAS. Los apoteósicos 15 segundos finales.
Lo peor: De 8 capítulos pasamos a 6, y eso no le ha hecho ningún favor a la serie. Efectos especiales más flojos si cabe respecto a la primera parte, que no es poco.
6 comentarios:
La primera resultó una grata sorpresa. Todo el royo autóctono le otorga un punto diferencial tan grande con cualquier otra serie americana similar, que ya de por sí la convierte en un visionado obligado. La tengo en agenda, por supuesto. Me jode que hayan recortado dos capítulos con respecto a la primera. Si ya los episodios me parecen extremadamente cortos, encima nos sisan dos capítulos. Que puñetera tendencia esta de hacer temporadas cada vez más cortas, como se echan de menos aquellos 22 capítulos por temporada de antaño...
Saludos.
Aquí uno que se une a reivindicar esta serie. Me sorprendió mucho la primera temporada, donde esparaba que vería clichés por todos lados, me callaron la boca a base de un guión inteligente y el buen hacer artesanal. Se nota cuando la gente que hay detrás, disfruta con lo que hace.
En este caso concreto, 8 episodios era la fórmula ideal. Pero me da la sensación de que hay que abaratar costes como sea en el panorama de series, que total el público traga (o eso piensan). Por ejemplo,si cierto dúo de guionistas no se hubiesen dejado cegar por el megaproyecto de Star wars (que al final de fue al garete) quizá una serie como GOT hubiese tenido los tiempos necesarios y unos cuantos episodios para ligar bien su historia.
Y mucho!la vitalidad y el entusiasmo que transpira diableros es su mejor baza. Aguantando para la tercera, y después de ese final aún más!
Artorius, que se lo digan a los amiguetes de "The Witcher"... y ahí, sin excusa de "Star Wars" que valga.
Saludos.
Ay Rector, que me tocas la fibra! Me declaro muy fan de la narrativa y los tiempos de The Witcher, y creo que este debate ya lo tuvimos en la susodicha crítica y quedamos irreconciliables en nuestras sombrías y eróticas fortalezas.
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