lunes, 14 de agosto de 2023

Crítica: El Coleccionista

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE ESTA GRAN MUESTRA DE PSYCHO-KILLERS PARA UNA DE LAS MEJORES PELÍCULAS DE WILLIAM WYLER


La popularización de la figura del psyco-killer que acompañó al estreno de “Psicosis” (Alfred Hitchcock, 1960), tuvo evidentes ecos e imitaciones en forma de numerosos asesinos en serie que llenaron la pantalla en los años posteriores al estreno de la película de Hitchcock. Desde abiertos exploits y refritos de fórmula, hasta ingeniosas reimaginaciones a las que el tiempo ha sabido juzgar justamente, el imaginario (en especial, el estadounidense) pobló sus pesadillas de hombres de apariencia inocente que ocultaban un fuerte impuso violento de ecos freudianos, y cuyas víctimas propicias eran mujeres guapas y jóvenes. En este contexto, la aportación de un director consagrado como William Wyler, entre cuya obra ya destacaban prodigios como “Ben Hur” (1959), se distingue por la sutileza de su propuesta, una película delicada que se construye como una fábula sobre el deseo, la clase social y la masculinidad. 


“la película se construye como un duelo desesperante a golpe de diálogo, interpretado maravillosamente por dos actores que cargan totalmente con el peso de la película” 


La película, que adapta la novela homónima de John Fowles, cuenta la historia de Freddie Clegg (Terence Stamp), un hombre retraído que decide hacerse con una gran casa a las afueras de Londres tras tocarle la lotería, con el fin de hacer sus deseos realidad: secuestrar a Miranda Grey (Samantha Eggar), una joven estudiante de arte por la que se siente atraído desde su adolescencia. Su delirante plan consiste en retener a la chica para conseguir que desarrolle sentimientos por él, hasta que decida quedarse por propia voluntad. 

Sin embargo, el encierro hace florecer sentimientos inesperados entre ambos, mientras que el paso del tiempo hace tambalear las formas educadas de Freddie, haciendo patente que es más imprevisible de lo que aparenta. Lo que al principio puede parecer una revisión de la fórmula establecida por Hitchcock, enseguida reclama su independencia no solo con respecto “Psicosis”, sino con respecto a la horda de imitaciones y revisiones, gracias a la singular fuerza expresiva y el manejo del lenguaje visual de Wyler, ya cultivado en películas como “The Children's Hour” (1961). 


“bajo una atmósfera cada vez más densa y angustiosa, seremos conscientes de los temas que atraviesan el vinculo de ambos: el deseo de la imposibilidad, el deseo de dominio, la clase como diferencia inevitable” 


Casi supeditada a un solo escenario que genera una incómoda sensación de intimidad entre los personajes, el desván donde Freddie retiene a Miranda (que no es casualidad que recuerde a una mazmorra) es testigo de la emergencia de unas dinámicas de poder mucho menos evidentes de lo que podían parecer en un principio. Así, la película se construye como un duelo desesperante a golpe de diálogo, interpretado maravillosamente por dos actores que cargan totalmente con el peso de la película, y que les valió a ambos el premio a mejor actor y actriz en la edición de Cannes de 1965. 

Las formas educadas y caballerosas Freddie, y la ausencia de una violencia explícita, encuentran en Miranda primero una evidente sensación de halago, incluso se atisba un leve sentimiento de compasión. Sin embargo, y tras sus intentos de asertividad, el pánico se irá apoderando de ella, y como consecuencia del espectador. Y así, bajo una atmósfera cada vez más densa y angustiosa, seremos conscientes de los temas que atraviesan el vinculo de ambos: el deseo de la imposibilidad, el deseo de dominio, la clase como diferencia inevitable

“una muestra magnífica del mejor cine de psyco-killers y una de las mejores películas de Wyler” 


Bajo la apariencia de thriller tradicional reside toda una serie de simbolismos y lecturas sobre el contexto social británico de los años 60: Freddie es un típico trabajador inglés que emplea su tiempo libre en el coleccionismo de mariposas, una alegoría de su forma de entender la belleza a través del control y el dominio. El rapto de Miranda se erige como una extensión de su afán por acceder a esa belleza que, por una cuestión de clase y privilegio educativo, le ha sido tradicionalmente negada; mientras que la propia Miranda, que simboliza esa “nueva clase media” juvenil vinculada al arte y el mundo intelectual, representa todo lo que está fuera del alcance del protagonista. Quizá en la que es una de las mejores escenas de la película, Miranda intenta desarmar la coraza de Freddie invitándole a leer El Guardián entre el centeno, una obra que Freddie encuentra insultante y desata su furia por todo lo que representa. El arte y lo intelectual (y por extensión, la apreciación de la belleza) como barrera de clase es una cuestión fundamental para entender la dinámica de poder entre los personajes, que se retrata casi como un baile donde el personaje que dirige cambia continuamente. 

Bajo la música de Maurice Jarre trabajada especialmente para retratar los estados de ánimo de Freddie (recuerda, en algunas ocasiones, al uso de la música de Brian Easdale y Angela Morley para “Peeping Tom”) y la sobresaliente dirección de fotografía Robert Surtees y Robert Krasker, “The Collector” se erige como una muestra magnífica del mejor cine de psyco-killers y una de las mejores películas de Wyler.


5 comentarios:

Art0rius dijo...

No la habia visto, no la conocía, y me voy derecho a buscarla. Donde hay talento da igual el género, y me la has vendido totalmente. Merci!

Nolsen dijo...

Hola Nellie!
Otra crítica muy interesante, en este caso curiosamente yo he leído la novela de John Fowles (en la edición de sexto piso del 2018) pero no he visto la adaptación al cine.
El libro me encantó, recuerdo pasar por una montaña rusa de emociones durante la lectura; agobio, miedo, tristeza, y sé que sonará raro pero llegué a sentir cierta empatía con Frederick. Incluso (OJO SPOILER) fuí tan ingenuo que llegué a tener la esperanza que liberaría a Miranda.
Por cierto no fuí capaz de verlo y me parece brillante tu comentario sobre el sentido social que representan los dos personajes.
Como dato anecdótico ( y por si a alguien le interesa ) hay un grupo de rock catalán que tiene una canción que hace alusión a la historia. El grupo se llama Kitsch, y en su disco "Kitsch 8" (2003) aparece el tema "El coleccionista" (el título no deja lugar a dudas :))

Saludos!!!

Nellie Vance dijo...

Art0rius! Ya me dirás, pero Wyler al mando es garantía de calidad. Un abrazo!

Nolsen! Noooo, de raro nada! Tanto la película como el libro están hechos para que te genere cierta empatía (el comentario social predispone también a eso) y de ahí la contradicción moral que te entra como lector/espectador. La película está maravillosamente dirigida y creo que es una adaptación muy genuina de la obra original. No tenía ni idea de la canción y ahora tengo mucha curiosidad, le echaré un ojo :)

Un saludo!

GABI KARNSTEIN dijo...

Hola NELLIE VANCE una crítica Fabulosa me agustado mucho. Esta peli la vi con 17 años y me fascinó un poco. El hecho de querer enamorar por cautividad una bella Dama seguramente me gusto por mi temprana edad ya qué en esa época era muy enamoradizo y las hormonas estaba alteradas. Bien en todo caso me esperaba que en cualquier momento se estableciera el síndrome de Estocolmo ALERTA SPOILER pero no ocurre ya que el protagonista tiene demasiadas lagunas en sus emociones interiores y la víctima se sentía demasiado agobiada por el caso enfermizo de su captor FIN DE SPOILER. dos grandes actores la víctima Samantha Egger en la peli de CROMOSOMA 3 me dejó asombrado con su mordisco tan exquisito hacia una placenta donde contenía un bebe mutante, una secuela bastante sangrienta pero la dulzura y la gran belleza de la actriz hace qué no sea tan perturbador. Encuanto al secuestrador el actor Terence Stamp me encantó en SUPERMAN 2 como el alienigena krytoniano y malvado sin medida alguna. Un saludo a todos adiós.

MAX CADY dijo...

Gran reseña Nellie Vance y magnífica película. No tenía fácil William Wyler (uno de mis directores favoritos) una tarea fácil con la adaptación de la novela de John Fowles a la gran pantalla, pero los resultados son mucho más que satisfactorios.

El guion de Stanley Mann y John Kohn adaptando la novela es fabuloso, una de las mejores disecciones psicológico/psiquiátrica de un psicópata que el cine ha elaborado sin duda. El reparto con sus dos protagonistas a la cabeza está soberbio y Wyler despliega toda su maestría para ir entretejiendo un thriller perturbador que se te graba a fuego en la memoria. Esplendida, y casi a la altura de Psicosis y Peeping Tom.

Un saludo enorme y gracias por traer a primera línea estas joyas muchas veces olvidadas.

P.D. Recomiendo enormemente la novela de John Fowles.

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