viernes, 18 de marzo de 2011

Crítica: My Soul To Take

Ya pusimos a parir al pobre Landis por culpa de la infumable “Burke & Hare”, pero es que lo de Wes Craven es para apretar el esfínter y no soltar gota. Vale que el tipo ya nos tiene acostumbrados a la mediocridad mas absoluta y no levanta cabeza desde hace mas de veinte años, pues después de ser el puto amo en los setenta y ochenta, la década de los noventa marca un punto de inflexión en la carrera de este hombre, que a partir de ese momento, cuenta sus trabajos por decepciones a cual mas sonada (salvando de la quema “El Sótano del Miedo”, que aun mantenía cierto regustillo ochentero y el thriller de alturas, “Vuelo Nocturno”, en mi opinión, lo mejor que a parido en muchísimo tiempo). Lo que no se le puede negar al padre de celebridades atemporales como Freddy Krueger o efímeras como Horace Pinker, es su gran visión de negocio y capacidad para hacer dinero, y en estos términos tenemos que remitirnos inexorablemente a la cansina pero rentable, saga de “Scream”, mas mediocridad made in Craven, que curiosamente pero, no solo consiguió relanzar un subgénero en desuso como el “Slasher”, sino que también devolvió a esta vieja gloria del género a primera línea de fuego gracias a las hordas de adeptos reclutados con las aventuras del amigo “Ghostface”.

“My Soul to Take”  apura las últimas gotas sobrantes después de exprimir la naranja de “Scream” (recordemos que en breve tendremos cuarta parte recaudando pasta gansa en las salas de nuestro país), repitiendo nuevamente fórmula, desarrollo, clichés y tomaduras de pelo varias, aunque esta vez con un enfoque algo mas adolescente y sobretodo, mucho mas orientado a la comedia (por muy cómicas que puedan resultarnos a algunos las películas de “Scream”).

“My Soul to Take” es la historia de una leyenda urbana fuertemente arraigada en el pueblo de Riverside, la cual cuenta que siete niños nacieron la misma noche que un sádico asesino en serie era abatido por la policía, quien juró regresar a por ellos cuando estos cumpliesen dieciséis años. La fatídica fecha a llegado, aquellos niños acaban de cumplir la mayoría de edad y como cada año, celebran la tradicional fiesta que recuerda los trágicos sucesos acontecidos en el pueblo, la diferencia de este año, es que el asesino parece haber cumplido su promesa y los jóvenes comienzan a ser asesinados.


Pese a mi gran escepticismo inicial a la hora de manejar la mas que posible nueva chapuza de Craven, tengo que reconocer que los primeros minutos consiguieron ponérmela dura, y es que el prologo de “May Soul To Take” es lamentablemente,  lo mas cercano que estaremos al gran maestro Craven de tiempos pasados de aquí en adelante… unos primeros quince minutos frenéticos, con constantes giros, mucha mala leche y una idea, la del asesino esquizofrénico, muy divertida y con muchas posibilidades para crear nuevas situaciones de terror. Pero esto dura poco, cuando mas rápido nos late el corazón, recibimos como un revés en la cara la cruda realidad, que estamos ante una historia, hermana bastarda de lo visto en “Scream”, un asesino suelto en la ciudad matando adolescentes.

Ni siquiera se nos da la oportunidad de disfrutar de un royo sobrenatural, algo que le habría dado a la película un "feeling" distinto y además una oportunidad de distanciarse un poco de lo visto en ”Scream”, pero ni eso, el asesino es de carne y hueso y la gracia, nuevamente, es intentar averiguar quien se esconde detrás de la máscara en esta ocasión. Esto podría tener relativa gracia en una película de otro director, pero con Craven de por medio, que tiene mas peligro que una gitana con un carrito de niño en un supermercado y digo lo de “peligro”, por que el tío es un tramposo consumado y un experto a la hora de sacarse rocambolescas historias de la manga para justificar lo injustificable, así que por mas lógica Vulcana que intentemos meter en la ecuación para despejar la X, al final no nos quedará otra que poner cara de bobos y creernos lo que nos quiera meter doblado tito Craven.

Con el juego de intentar descubrir al asesino amañado por la casa, poca cosa nos queda para intentar disfrutar un poco con una película tan tópica como esta, yo incluso diría, que el truco reside en dejarnos seducir por el lado cómico de la cinta, por que si bien como película de terror no tiene nada que ofrecer (un asesino sin carisma, falta de tensión, muertes extremadamente simples, nada de gore…), como comedia adolescente tiene su gracia, de hecho, creo que si os hablo de la mítica serie “Parker Lewis nunca pierde” como influencia inconsciente (o no) de Craven, no andaría muy desencaminado. Por que el humor de “My Soul to Take” no es el clásico royo chorra en plan “American Pie”, sino algo mucho mas surrealista, inteligente a ratos, que tiene un peso específico tal, que en muchos momentos deja en un segundo plano la supuesta trama de terror principal.

Los personajes son extravagantes y parecen vivir su propia película dentro de la película, como si lo del royo de terror no fuese con ellos, lo que puede resultar gracioso para cierto público, quien puede que encuentre en este sentido, un pequeño soplo de aire fresco y una pequeña vía de escape dentro de un subgénero tan trillado como este, pero desde luego no para los que tenían la esperanza de disfrutar de una nueva dosis de terror de uno de los grandes del género, por que aquí el susodicho, huele mas a auto parodia que nunca y ni siquiera los clichés que tan bien han funcionado a ojos del público en la saga de “Scream”, consiguen dar buen resultado. Así que esos, será mejor que rebusquen entre sus viejas películas de terror en VHS.

Conclusión, “My Soul to Take” bien podría ser una nueva entrega de “Scream” de mandar a sus protagonistas adolescentes a la universidad y vestir al asesino con una tunica negra y una máscara de fantasma. Una película de terror insípida que va claramente de mas a menos, tramposa como ella sola (alguien debería decirle a Wes que en el cine no todo vale y que si abusas de ciertos recursos, pueden acabar resultando ridículos) carente de personalidad, poco vistosa y acreedora de uno de los guiones mas horrendos y caóticos (y ya es decir) que ha firmado el bueno de Wes Craven. Lo único que vale la pena son sus trepidantes quince minutos iniciales, los cuales prometían algo mucho mas grande, algunos diálogos muy bien paridos y el surrealista sentido del humor que emana por cada uno de sus poros. ¿Suficiente? Va a ser que no… y para rematar, en 3D.

3 comentarios:

Todo pasa por una razon dijo...

La pelicula es interesante, pero a a los 15 minutos ya me sabia el fianal.

Saludos,


Adolfo Verjas

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Pues a mi si me gustó la película. Creo que Eduardo Esparza mostró mucha calidad actoral en su pequeña participación. Creo que algunas cosas quedaron inconclusas y con poca lógica pero, hay muchos otros recursos rescatables como los detalles psicológicos a veces sutiles y a veces notorios.

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