Crítica: The Crucifixion

Bebiendo del cáliz de Satán, la eterna e insuperable “El Exorcista” (1973), estamos ante una película de nueva generación. Con un cartel tan llamativo a lo “The Conjuring” y teniendo en cuenta mi debilidad personal por la temática paranormal y el cine demoníaco, caí fácilmente en la tentación, a sabiendas de que el resultado final sería toda una sorpresa. Al guión tenemos a los mismos tipos de “Annabelle” y “Expediente Warren”, con lo que el aroma a susto moderno lo tenemos certificado y asegurado, para bien y para mal.

Lo realmente interesante de una película cuando está basada en un hecho real, es saber hasta qué punto nos va a llevar de viaje a esa historia, cuánto de creíble va ser y qué perspectivas va a tomar. Y en estas el director francés Xavier Gens (“La frontera del miedo”, “Aislados”, “Hitman” o la paralela en el tiempo “La piel fría”) nos ha intentado llevar a la Rumanía profunda y ortodoxa, país en el que tras la caída del comunismo volvió a resurgir el estilo de vida monástico, y en el que los exorcismos parecen ser una práctica habitual en sus iglesias. “The Crucifixion” es un intento, y digo claramente intento, de lo que hubiera sido un escenario aterrador, maligno y realista.

La historia real nos lleva al 2005 a Tanacu, poblado rumano donde la hermana Irina Cornici (a.k.a. la hermana Marinescu) de 23 años, muere tras un exorcismo de 6 días, en los que se le negó la comida y la bebida, y donde atada a una cruz, el sacerdote Daniel Corogeanu y otras cuatro monjas hicieron todo lo que pudieron para liberar el alma de la joven. Fueron detenidos, excomulgados y condenados a prisión por asesinato, causando una gran conmoción en el país. El cuadro médico dictaminó como causa de la muerte una asfixia mecánica a consecuencia de un ataque de esquizofrenia, entre otras variantes, las cuales no fueron del todo clarificadas. Según los exorcistas “al demonio no se le combate con una píldora” y aseguraron la veracidad de la posesión.

Con una historia tan tenebrosa para una película de terror, lo difícil es errar. He ahí de que los primeros diez minutos me parezcan de lo mejor de toda la cinta, flashback cumbre en el momento álgido del exorcismo, en el que los efectos especiales y el realismo están bien compensados. Después de este inicio prometedor, ¿qué más está por llegar?. Gens ha buscado una perspectiva desde el punto de vista de la investigación, y para ello ha elegido a Sophie Cookson (“Kingsman”) interpretando a la periodista americana Nicole Rawlins, buscadora de todos los flecos perdidos en ésta causa, para determinar si la muerte fue natural o provocada, con lo que viajará hasta allí sin saber, que el mal también la rondará a ella. Allí, conocerá al padre Antón (Corneliu Ulici) el cual la ayudará a esclarecer la verdad y la advertirá de los peligros que suponen éste caso, más si es una persona no creyente.

“The Crucifixion” es una película que funciona a ratos, pero en otros momentos, la historia se desenfoca en conversaciones nada interesantes y en situaciones de relleno evitables. Me faltan minutos de investigación, de conexión de puntos para mantenernos en tensión en una historia que nos aporta más que otras cintas similares vistas antes, pero que se diluye. La inclusión de actores y escenarios de la propia Rumanía aportan realismo, pero a la vez el estilo de la película intenta ser muy a lo Warren, y aquí no tenemos a esa fantástica pareja de investigadores, tenemos a una periodista joven, pérdida y demasiado frágil. Un papel muy blandurrio y que nos decepciona con lo que podría haber sido y no es. Sí me gustan los flashbacks sobre el proceso de posesión de la monja, y ese paralelismo con las visiones que comienza a tener la periodista, jugando con el escepticismo inicial y cerrando la obra con la verdadera realidad, pero por una extraña razón de guión y montaje, el resultado final está descompensado.

¿Merece la pena entonces verla? Sinceramente, la película tiene momentos muy logrados como la lluvia invertida, las arañas en el pubis o el exorcismo inicial. El proceso de como “el mal” empieza a perturbar y a cambiar la opinión de la protagonista es muy loable. Pero el abuso de sustos modernos mil veces vistos, volumen a saco… trucos que ya nos los sabemos y que empiezan a cansar, a pesar de que alguno impacta y te hace saltar de la butaca, no son argumentos del todo suficientes para encumbrar una película y menos, para diferenciarla de otras muy similares. Además hay muchos papeles secundarios, como el niño mudo, la hermana de la monja, el joven sacerdote… que no terminan de cuadrar en la historia, o aportan más bien poco.

“El exorcismo de Emily Rose”, “El último exorcismo”, “El Rito”… son películas que han tenido su aquel a la sombra de la obra maestra de William Friedkin, nos han entretenido y engrosado en nuestra filmoteca la sección paranormal, y con “The Crucifixion” tendremos otra más, pero la lástima es que si hubiera tenido un guión menos hollywoodiense, menos comercial, y se hubiera abrazado del todo a una historia tan siniestra, el resultado sería distinto.

Lo mejor: La película tiene buenos momentos impactantes, es entretenida y se hace visible.

Lo peor: Demasiados fogonazos, a veces un quiero y no puedo, los personajes un poco sosos, la escenografía y ambientación intentan ser realistas pero quedan inconexas con un guión algo americanizado. El final es precipitado y el mensaje definitivo no conecta con el espectador.