Crítica: The Howling: Reborn

Hacía frío aquella noche en el bosque, así que no era de extrañar, que la abuela hubiera reunido a todos los pequeños de la aldea alrededor del fuego en su acogedora cabaña. Allí estaba la anciana mujer, sentada junto a la chimenea y todos los infantes sentados alrededor suyo, esperando que esta diera comienzo a una de sus habituales historias. –Esta noche os voy a contar una historia terrorífica- dijo la anciana mirando a cada uno de los niños- os voy a contar la historia de un remake que jamás debió existir, pero primero, haremos una cosa, una cosa pequeña pero necesaria, dadas las circunstancias. – la vieja mujer sacó una pequeña caja de metal de debajo de sus largas faldas, así como una edición en DVD del clásico de terror, “Aullidos” de Joe Dante, por supuesto, ejemplar de importación, pues no había tiendas en aquel rincón de mundo. La abuela explicó a los niños que antes de comenzar la historia de aquella noche, tenían que seguir un pequeño ritual. Este, consistía en meter aquel DVD en la caja de metal, cerrarla con llave y tirarla en lo mas profundo del lago. Así hizo. Metió la película en la caja, la cerró con llave y acto y seguido, pidió a los niños que se abrigasen, pues fría era la noche y largo el camino hasta el lago.

Así fue como la anciana y los siete niños, comenzaron el viaje bajo la luz de la luna llena. Ella delante, con un polvoriento faro en una mano que iluminaba el camino, y la cajita de metal en la otra. Detrás, los niños. Siete de ellos para ser exactos, Sigrid, Joselín, Jesusín, Guillermito, Saulito, Toni y la mas pequeña de todas, Rebequita, quienes seguían a la anciana sin quitarle ojo de encima, pues, peligroso era el bosque en las noches de luna llena, les dijo ella. Andaron, andaron y cuando parecía que habían llegado, anduvieron aun más. Por fin llegaron al lago. Allí la vieja, dejó el faro sobre la húmeda hierba y se dispuso a tirar la cajita al fondo del lago, tal y como mandaba el ritual. Pero antes de que pudiera hacer tal cosa, un grito estremecedor emergió de la espesura del bosque. La anciana giró la vista hacia allí, los niños hicieron lo propio, asustados, aterrados, incluso José, que era el más envalentonado del grupo. De repente, una bestia descomunal, inmensa, de enormes ojos rojos y grandes fauces, abandonó la oscuridad para abalanzarse sobre el grupo. Sigrid fue la primera en caer, la bestia le propinó un zarpazo tal, que le arrancó su delicada cabecita, la cual fue a chocar contra la corteza de un viejo roble, reventando en el acto y esparciendo sus sesos sobre el follaje. No se detuvo ahí, por mucho que el resto del grupo intentó darse a la fuga dirección a la vieja pensando que esta, podría protegerles, mientras esta gritaba- ¡!nos acerquéis a mi hijos de puta, no os acerquéis!!!- pero los niños, no entendieron tal sutileza y siguieron corriendo hacía ella… no lo suficientemente rápido. Jesusín fue la siguiente presa del lobo. Este, lo agarró con sus inmensas zarpas y apretó, y apretó y apretó, hasta que el tierno cuerpecillo de Jesusín, reventó en mil pedazos, salpicando el rostro de José, que se postraba ante él desafiante – pagarás por lo que le has hecho a mi amigo!!- le dijo con el rostro manchado por las vísceras de este. Apenas tuvo tiempo de mas, la bestia se le echó encima y lo devoró de un bocado, masticándolo y escupiendo sus huesos a los pies de Toni, acurrucado tembloroso a pocos pasos de distancia.- no me coma señor lobo. Suplicó, pero este, lejos de complacerle, agarró un tronco kilométrico y cual bateador de baseball, le endosó en pepinazo al frágil cuerpecillo de la criatura, el cual salió disparado hacia el cielo, perdiéndose en el horizonte. El lobo relamió los restos mortales del niño que habían quedado en el tronco, pero no terminó ahí el uso que la criatura le dio a la madera, pues aquella vieja lo estaba pidiendo a gritos y él, sintió la obligación de satisfacerla, agarrándola del cuello y haciéndola mirar hacía Huelva, la sodomizó con aquel descomunal tronco con tanta fuerza, con tanta putería, que esta quedó ensartada como un pinchito moruno al salirle por la boca.

Dar caza a los tres niños restantes no fue problema para la bestia, los varones fueron devorados vivos, primero Guillermito, entre horribles sufrimientos, luego Saúl, quien no corrió mejor suerte y por último, a Rebeca se la llevo bajo el brazo hacía las profundidades del bosque, a saber que oscuros deseos saciaría con la niña… o igual solo quiso adoptarla, eso habría que preguntarle al lobo. Una cosa es segura, de la caja de metal, nunca mas se supo.

A los que halláis aguantado hasta aquí, justificarme diciendo, que la idea de escribir una crítica mas o menos común, sobre el infumable remake de la grandiosa “Aullidos” de Joe dante, que se ha cascado el señor Joe Nimziki, a todas luces, quien debería haber ocupado el papel de la vieja en la historia, no me subía demasiado la bilirrubina, así que he optado por hacer un poco el imbécil y cargarme a unos cuantos niños, cosa que siempre relaja. Sobre esta “The Howling: Reborn”, pues que decir. Putrefacta carne de videoclub, que es el remake de “Aullidos” como bien podría serlo de “Mi Madre es una Mujer Lobo”, pero sin la puta gracia de aquella. Así que olvidaos del terror puro y duro de la cinta de Dante y por supuesto, de la historia original de aquella. Aquí se lo pasan todo por el forro de los cojones. Una historia nueva, con la universidad como telón de fondo y ecos a ese fenómeno para hormonas adolescentes llamado “Crepúsculo”.

Una historia construida a partir de tópicos adolescentes, con una ídem de amor entre la chica mala del instituto y el chico tímido con gafas, por supuesto, ella resultará no ser tan mala y él, ser un hombre lobo, bueno, por supuesto. Luego entran en escena los malos, con la señorita Ivana Milicevic en plan: “estoy tan buena que reviento” haciendo de mamá lobo, muy zorra ella y a su lado, un grupo de ridículos pandilleros hormonados que parecen sacados de algún siniestro parque de nuestra ciudad favorita. Patéticos todos ellos. Un desarrollo previsible, aburrido, con unos efectos especiales lamentables a base de CGI barato por un lado y de disfraces de carnaval por otro, que le meten el pito hacia adentro a cualquiera, vamos, igualito que en la película original. Pero en medio de este campo de patatas, lo pero de todo, es la extremada cursilería que destila la cinta, plagada de momentos románticos (ojito a los temas musicales que los ilustran), edulcorados hasta ser susceptible de producir diabetes, que hacen de su visionado, una experiencia incómoda, sobre todo si esta es compartida con otra persona, os aseguro que no sabréis hacia donde mirar, yo por lo menos, tuve la “suerte”, de verla solo gran parte del metraje. Conclusión, (y atención al tecnicismo) es una puta mierda de película.

Y por si alguno se ha molestado con el cuento del lobo y los siete niñitos, no me toquéis las pelotas, a ver si voy a publicar la versión sin censura en la que el lobo se sacaba la tranca. No me las toquéis.