Crítica: [REC] 2

Todos aquellos que hayáis visto la película de terror [REC] tendréis que confesar que es una de esas cintas de pavor real. Efectiva en el género de cámara a hombro y de tipo: zombi. Le dio un aire fresco al mundillo.

La verdad es que hacía tiempo que no iba al cine y lo pasaba tan mal viendo una película como cuando fui a ver [REC], que además recuerdo la experiencia perfectamente, y el posterior acojone cada vez que entraba en un bloque de l’Eixample (barrio en el que está rodado y en el que la historia se basa).

Teniendo en cuenta la manera en que terminó la primera película, no nos sorprendió a nadie que hubiera una segunda parte. La idea de que exista una secuela se adapta al buen haber sólo porque los creadores originales de la primera entrega (Jaume Balagueró y Paco Plaza) vuelven juntos en la segunda para asustarnos.

Antes de empezar con la crítica, ¿triunfa [REC] 2? Pues a ver, si el objetivo es provocar sustos, por supuesto que da resultado. Pero debo admitir que no es tan eficaz como su madre.

[REC] 2 recoge literalmente los últimos 15 minutos del final de la película antecesora, con un equipo de SWAT siendo enviado al edificio para averiguar qué ha pasado con el virus que se desplegó en la primera película (que esto ya lo habíamos visto). ¡Punto positivo! Esto le da a la película un sentido real de inmediatez (comor?) Pues que de una manera totalmente original, la secuela no salta en el tiempo 10 años después para ver como de una manera súper siniestra y rocambolesca los protagonistas se ven envueltos de nuevo en la misma pesadilla ("The Descent 2"… ¿Hola?). Si no que vuelve a tomar el miedo desde el punto en el que se dejó. ¡Olé ellos!

Otra diestra maniobra del equipo es dejarnos ver, esta vez; los eventos desde perspectivas diferentes. Primero seguimos la historia con el equipo SWAT/GEOS que, de una manera muy conveniente para nosotros; van dotados de cámaras en sus cascos para grabar las pruebas. Después, la perspectiva cambia a un grupo de chicos que se han colado en el edificio para armar jarana y que de repente se ven atrapados en el bloque. (Ellos también llevan una cámara, que estamos en la era de la tecnología, muchachos). Y tercero, se vuelvan a cambiar las cámaras pero no digo más que si alguien todavía no ha visto la cinta y no sabe de qué cámara hablo, pues es mejor que lo descubra por sí mismo. (Guiño, guiño).

La fortaleza de [REC] 2 reside exactamente en las mismas áreas que la primera: la creación del ambiente y el noble arte de hacerle a uno cagarse encima. Y es que si algo funciona una vez, ¿por qué no va a funcionar una segunda? Muchas películas de miedo tienen momentos de sustos colocados aleatoriamente durante la cinta y creen que un ruido fuerte ya cuenta como susto. Pues no amigos, yo no lo creo. Y los directores de [REC] tampoco.

Como ya he dicho antes, cabe decir que esta segunda entrega pierde un poco de originalidad en términos de pureza argumental. Ya estamos algo acostumbrados a este estilo y podemos esperar por donde irán los tiros. Si entran en uno de los pisos a oscuras, te agarras a la silla porque vienen curvas. La cosa es que en la primera entrega vas con los personajes creciendo en la historia, que al principio cuando entran en el edificio no está la carne en el asador. Sin embargo, con la segunda no es así. Porque entras directo a la acción, y esto implica que no te da tiempo a empatizar con los personajes, que son un poquito más pasto de zombis que personas humanas.

Probablemente su mayor defecto sea que hay muchas escenas que tratan de explicar el porqué del virus continuamente. Aunque una secuela siempre debería tener una tendencia a poseer más espacio para darnos información del porqué, de lo que pasa; en este caso hay demasiadas escenas de gente en círculo gritándole al tío que lo sabe todo, que han enviado con el equipo SWAT pidiéndole explicaciones del virus. No sé, podrían haber dejado esto un poco a favor del espectador, de encontrarlo por sí mismo, que tampoco somos tontos. En la primera nadie nos explicó nada y todos lo cogimos al vuelo.

En resumen, una película con mucha más sangre, más vísceras. Más zooms de cámara en escenas violentas y totalmente gores. Una cinta no apta para sensibles o gente con problemas estomacales. ¡Sacad vuestro lado macho!

Y es así que podemos decir que la película se porta como secuela muy bien. Y que nos da paso a una nueva y tercera entrega. Y en verdad, una cuarta también. La tercera llega a cargo de Paco Plaza y la cuarta, y última, a manos de Jaume Balagueró.