Crítica: La Mosca

Hordas de cinéfilos y cinéfagos reniegan constantemente de los remakes. Yo jamás he renegado de ninguno, por lo menos no hasta que lo he visto y he podido comparar, cosa que no suelo hacer ya que las comparaciones me parecen odiosas e inútiles.

Y la verdad, nunca he entendido esa aversión hacia los remakes, vamos a ver, si te interesa, lo ves, si no te interesa, no lo ves. Si lo ves y te gusta, pues genial, eso que te has llevado, que lo ves y no te gusta, pues siempre te quedará la original. Punto, no hay más vuelta de hoja.

Es por ello que siempre me ha parecido sumamente absurdo protestar y renegar de los remakes.

Sin embargo, si no fuera por los remakes, no habríamos podido disfrutar de joyas como ‘Con faldas y a lo loco’ (‘Some Like it Hot’, Billy Wilder, 1959), ‘Heat’ (Íd; Michael Mann, 1995), ‘El jinete pálido’ (‘Pale Rider’, Clint Eastwood, 1985), ’12 Monos’ (‘Twelve Monkeys’, Terry Gilliam, 1995), ‘Por un puñado de dólares’ (‘Per un Pugno di Dollari’, Sergio Leone, 1964), ‘El precio del poder’ (‘Scarface’, Brian de Palma, 1983), o esta maravilla que nos ocupa ahora titulada ‘La Mosca’ (‘The Fly’, David Cronenberg, 1986).

Podría citar muchos más como ‘El Halcón Maltés’ (‘The Maltese Falcon’, John Huston, 1941), ‘Dos hombres y un destino’ (‘Butch Cassidy & the Sundance Kid’, George Roy Hill, 1969) o ‘Ben-Hur’ (Íd; William Wyler, 1959), pero estaría aquí toda la tarde y tengo demasiadas cosas que hacer, como por ejemplo, escribir la crítica del remake de ‘La Cosa’ (‘The Thing’, John Carpenter, 1982) o la crítica del remake de ‘La noche de los muertos vivientes’ (‘Night of the Living Dead’, Tom Savini, 1990).

En definitiva, chicos/as, no reneguéis tanto de los remakes que hay muchos y muy buenos.

Bueno, y tras esta larga introducción me centro en lo que toca, hablar de una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, -ahí es nada-.

Siempre he opinado que lo más importante para un director a la hora de realizar una película es dejar su sello, imprimir su estilo, plasmar su personalidad, pues bien, en esto David Cronenberg es un maestro, y ‘La Mosca’, su obra maestra.

¿Quién iba a pensar que un remake de una inofensiva película de serie B de los años 50 podría desembocar en semejante orgía del horror y el terror venéreo? Solo alguien como Cronenberg podría ser capaz de algo así.

Y es que el director canadiense posee una personalidad de hierro, implacable a la hora de alterar sus ideas, constantemente su trabajo se ha visto afectado debido a su enigmática y retorcida mente.

Su incomprendida forma de ser le ha otorgado no pocos enemigos, sin embargo, Cronenberg es uno de los directores más personales y deslumbrantes que ha dado a luz el séptimo arte.

Su remake de ‘La Mosca’ es toda una celebración de su concepto de la Nueva Carne, un concepto fascinante y visionario que habla sobre la necesidad de utilizar las nuevas tecnologías como herramientas indispensables para evolucionar.

Pero no en la manera en que ya se utilizan hoy día, sino que tecnología y el cuerpo humano deben unirse, la carne y la sangre fusionadas con la tecnología.

Basándose en su propio concepto de la Nueva Carne, y mientras estaba profundamente afectado por la extraña enfermedad degenerativa que sufrió su padre, -de la cual David Cronenberg fue un impotente espectador-, Cronenberg realizó la epopeya de un hombre que se autodestruye y se cae a pedazos –literalmente-.

Un ser humano que pasa de hombre a mosca con todos los efectos que ello acarrea.

Resulta asombroso, no ya en el año de su estreno (que también por supuesto), sino incluso hoy día ver lo pornográfico de esa transformación. Vemos en todo su esplendor cómo el hombre deja de ser hombre, tanto física como psicológicamente, para pasar a convertirse, no ya en una mosca, sino en un ser monstruoso que no atiende a razones, incapaz de controlar sus impulsos, sus deseos, su ira, su cuerpo y su mente.

Pero esto no habría sido posible sin la brillante interpretación de Jeff Goldblum y del impresionante trabajo de maquillaje de Chris Walas, el cual fue galardonado con un Óscar de la Academia.

Ambos realizan el trabajo de sus vidas, y junto a Cronenberg, forman un triunvirato de los más triunfal.

‘La Mosca’ está plagada de momentos míticos e inolvidables, la mayoría de ellos cuando tiene lugar la larga y tortuosa transformación del protagonista, como por ejemplo cuando vemos el pequeño museo del horror que tiene el protagonista en su baño, ya que es ahí donde guarda todos sus miembros y partes corporales ya caídas e inservibles.

O aquel otro momento en el que el protagonista ya ha perdido la razón por completo y regurgita fluidos por la boca echándoselos encima al pobre ex novio de la chica (una guapísima Geena Davis) deshaciéndole así el brazo y la pierna al pobre hombre (bueno, la verdad es que era un poco idiota el hombre).

Nunca la degeneración física y psicológica de un hombre fue tan agónica y espectacular, tan repugnante y tan fascinante a un mismo tiempo.

Larga vida a la Nueva Carne.

Lo que más me ha gustado: todo.

Lo que menos me ha gustado: ¿¿¿???