Crítica: The Dyatlov Pass Incident

Los fans del found footage (falso documental, metraje encontrado) están de enhorabuena porque Sitges 2013 proyectará varias películas de terror de este estilo. “The Dyatlov Pass Incident” (2013, Reino Unido) es una de ellas. Los aficionados de cierta edad estarán emocionados al saber que el mismo Renny Harlin, su director, responsable de films como “Pesadilla en Elm Street 4” (1988), “La Jungla 2: alerta roja” (1990) o “Las aventuras de Ford Fairlane” (1990), presentará la cinta en La noche + Sitges del viernes 18 de octubre en el Auditori, donde recibirá el premio Màquina del Temps. El resto de films de la maratón son “Wolf Creek 2” y “Savaged”, presentada esta última por Michael S. Ojeda, Lezlie Wheeler y Jason Gurvitz.

El director de “Deep Blue Sea” nos introduce con su nueva película en una premisa intrigante basada en hechos reales para desarrollar a partir de estos toda una aventura de suspense y terror ficticia. Comienza la cinta poniéndonos en antecedentes de unos curiosos acontecimientos reales: en febrero del año 1959, nueve excursionistas rusos viajaron a los montes Urales, en Rusia. Dos semanas después todos fueron hallados muertos. El hecho pasó a ser conocido como el Incidente del Paso Dyatlov. Esta explicación se acompaña de unas escalofriantes imágenes de los cadáveres encontrados, a medio vestir, con heridas violentas y congelados cerca de su campamento.

Internet está plagado de rumorología sobre el caso y la cinta las explota a través de cinco estudiantes universitarios estadounidenses que deciden hacer un trabajo de investigación sobre esas inexplicables y extrañas muertes trasladándose al lugar de los hechos. De nuevo vemos una historia de unos jóvenes americanos introducidos en un ambiente desconocido, lejos de su patria.

Conocemos a los componentes del grupo a través de la cámara en mano al estilo documental e incluso vemos a la profesora que encarga el trabajo, para pasar inmediatamente a la desaparición de los jóvenes siendo noticia en un canal ruso. Entonces es el momento del metraje encontrado que nos desvela lo que le ha sucedido a los estudiantes al puro estilo falso documental. A través de ellos investigamos las causas del fenómeno que van desde la demencia hipertermica, pasando por la posibilidad de una avalancha, hasta la posibilidad de la existencia del yeti o de la intervención del ejército ruso.

La película trata de crear misterio con testimonios como el de un miembro de la tribu Mansi o con el descubrimiento de cosas extrañas como pisadas enormes en la nieve y recursos por el estilo. Acontecimientos extraños y cada vez más amenazantes hacen de la experiencia de los estudiantes en la llamada Montaña de la Muerte una pesadilla inolvidable.

Desde el principio queda bastante claro que “The Dyatlov Pass Incident” no ofrece una investigación seria ni convincente sobre lo ocurrido y se centra en el factor de entretenimiento puro. Es una lástima, porque sus primeros cinco minutos son muy prometedores. No se te quita de la cabeza que es lo que pudo pasar aquel fatídico febrero de 1959.

 

Si “The Blair Witch Project” (vista en Sitges 1999) explicaba unos hechos ficticios para desarrollar una historia ficticia lo más realmente posible, “The Dyatlov Pass Incident” nos presenta unos hechos reales para explotar una historia ficticia poco convincente. Para colmo, el film no es original ni reinventa nada, realizando réplicas de algunas escenas de “The Blair Witch Project” con los personajes acurrucados en sus tiendas por la noche para luego encontrar al día siguiente cosas raras en el exterior. También se emplean en la cinta mucho de los trucos que ya se han visto en innumerables películas de género, especialmente en su tramo final dotado de algunos efectos especiales de mala calidad.

Harlin genera un misterio, no tan sorprenden como el esperado, pero un misterio al fin y al cabo que entretiene. En este sentido, la cámara tiene más calidad y da menos sacudidas de la acostumbrada, salvo en el frenético tramo final, y esto permite un mayor énfasis en la historia y una experiencia visual menos molesta. Gana el entretenimiento, pero pierde el realismo y, por tanto, el misterio típico de los films de metraje encontrado.

Es un placer tener a Renny Harlin presentándonos su film en Sitges 2013 y el premio que le conceden es bien merecido. Sin embargo, esta no será la película por la que le recordaremos, pese a estar dotada de actuaciones bastante decentes con el respaldo de una ambientación fascinante.

LO MEJOR: La historia verídica introductoria.

 

LO PEOR: El guion es simple y poco original. Su mayor pecado es no ofrecer una investigación seria y convincente sobre unos hechos escalofriantemente reales, aunque todo lo que veamos correspondiente a la excursión de los estudiantes sea ficticio.