Crítica: Real

“Real” (cuyo título original es “Riaru: Kanzen naru kubinagaryû no hi” como buena película japonesa) es un psicodrama con apariencia de ciencia ficción de Kiyoshi Kurosawa, quien escribe el guión adaptando la novela de Rokurô Inui, “Un día perfecto para un plesiosaurio”. Un film que los visitantes de SITGES 2013 pueden disfrutar dentro de la Sección Oficial Fantàstic Especial del Festival. 

Algunos de sus efectos especiales son un poco subdesarrollados lo que nos saca un poco de la película y la historia se equivoca en su lado más romántico, pero aún así es una hermosa propuesta con una fuerza visual tremenda que trata de la naturaleza de la culpa, la memoria y el amor. 

Su premisa me recuerda a “Olvidate de mi”, a “La Celda”, a “Origen” y, sobretodo, a “Aurora (Vanishing Waves)”: una de las partes entra en el subconsciente del otro. En este caso, se trata de un joven, Koichi Fujita (Sato Takeru, al que vimos en “Kenshin, el guerrero samurái”), que decide tomar parte en un procedimiento médico vanguardista, dirigido por el Dr. Aihara Eiko (Nakatani Mika) y el neurólogo Yonemura (Horibe Keisuke), que le permite entrar en la mente de su amante en estado de coma, Atsumi Kazu (Haruka Ayase),.tras un aparentemente intento de suicidio. Atsumi es una artista dibujante de Manga de éxito. Koichi hará todo lo que pueda para ayudarla a despertar o, como mínimo, para saber por qué hizo lo que hizo. 

En una primera incursión, Koichi descubre que en la mente de la mujer hay una obsesión por acabar su Manga titulado Roomi, grotesca serie sobre un psicópata homicida, que ésta dejó tras su hospitalización. Entre cada “detección” (como llaman los médicos a la conexión), Koichi comienza a padecer alucinaciones como uno de los efectos secundarios de la vinculación de las ondas cerebrales. Por ejemplo, empieza a ver de carne y hueso versiones de los cadáveres de los dibujos sangrientos que realizaba su amada. 

Kurosawa quiere ofrecer tensión a través de la peligrosa percepción del protagonista quien acaba por no distinguir entre realidad y sueño, valiéndose de efectos de sonido espeluznantes y una fotografía que capta toda la belleza de las imágenes. Cargada de giros inesperados, “Real” (2013) retrata el malestar psicológico y el horror sugerente que conduce al espectador por un camino al principio interesante, esa realidad virtual creada por los científicos, y luego desconcertante, para acabar perdiéndolo del todo en su resolución. Concretamente, es al final de su segundo acto cuando la película agota la paciencia del público. Los sueños son complicados, pero ¿tanto?. 

La historia simplemente no tiene conectores dramáticos sólidos. Para empezar no se habla mucho sobre la mujer, solo lo imprescindible. Cosas de su pasado como el dibujo de un plesiosaurio que Koichi le hizo en primaria. Luego viene toda una subtrama detectivesca para aficionados sobre un extraño muchacho. La tensión o el misterio es un querer y no poder. Esto es, Kurosawa parece que hace un intento honesto por mantener suspenso al espectador pero todo es en su resolución bastante endeble. El director de “Tokyo Sonata” (2008) ha querido ir más allá del trabajo de género por el que es respetado: el drama. 

En su proyección, el Auditori estaba medio lleno y ya es extraño porque la sesión era a las 12:15 horas de un martes. Además, a Sitges no ha venido ningún miembro del equipo técnico ni artístico. Supongo que muchos de los que ocupábamos butaca eramos de prensa ya que no se necesitaba reservar tiquet para entrar a ver la película. A medida que avanzaba la trama, el público comenzaba a abandonar la sala posiblemente porque no aguantaban el ritmo pausado del film. Pero los que nos quedamos hasta el final eramos mayoría.