Crítica: Hellbenders 3D

Corría el año 1984 cuando los angelinos Metallica, cabalgaron sobre el relámpago para publicar el que posiblemente sea uno de los discos más grandes que haya dado el trash metal: “Ride The Lighting”. Tan magna obra, se abría con un magnífico corte titulado “Fight fire with fire”, el cual, además de un fantástico himno metalero, era toda una declaración filosófica y es que en ocasiones, en esta vida que nos ha tocado vivir, la única manera de combatir el fuego, es con fuego. 

Pecar para combatir el pecado. Nos lo relató de manera magistral y a la española, un inspirado Alex de la Iglesia en una de las mejores cintas de género paridas por el cine patrio: “El Día de la Bestia”. En ella, un cura, debía pasarse al lado oscuro y convertirse en un pecador de pura cepa para engañar al mismísimo diablo y salvar así a la humanidad del tan temido apocalipsis. Fórmula parecida a la que da forma a “Hellbenders 3D”, la nueva película de J.T Petty (“S&Man”, “The Borrowers”), en la cual, un grupo de sacerdotes especializados en exorcismos, deberán convertirse en auténticos pecadores para poder llevar a cabo su curiosa metodología exorciza demonios. 

En un imposible híbrido entre “El Príncipe de las Tinieblas” (“Prince of Darkness”, John Carpenter, 1987) y la serie británica de humor “Los Jóvenes” (“The Young Ones”, 1982-1984), el director nos propone su particular homenaje al cine de exorcismos y posesiones demoníacas que tanto se lleva en la actualidad. Lo hace en clave de humor y desde una óptica muy británica, dejando gran parte del peso de la obra en manos del irreverente libreto escrito por él mismo y auto basado en su propia novela gráfica. 

Como toda parodia que se precie, esta debe hacerse con ingenio si no se quiere caer en la simple burda. Y no tengo muy claro si “Hellbenders 3d” lo consigue. Si bien es cierto que el guión desprende cierta brillantez en muchas de sus líneas, con unos diálogos ágiles y no faltos de acidez, al final, la sensación en el espectador, de haber estado perdiendo el tiempo con una gran estupidez, queda aferrada a su piel cual sanguijuela de pantano. Y es que como comedia, la cinta de Petty es poco más que eso, una gran estupidez. El típico producto tontorrón al que por desgracia, tan habituados estamos hoy en día dentro del género, quedándose atrapado como tantos otros, en ese limbo asexuado en el que se ahogan en el olvido todos esos títulos que se marchitan en tierra de nadie. 

Por lo general, la comedia de terror, suele hacer bueno aquello de quien mucho abarca, poco aprieta y estas, no suelen destacar ni como comedias, ni como cintas de terror, dando como resultado un producto andrógino que termina por no dejar satisfechos ni a unos, ni a otros. No me atrevería a decir que “Hellbenders 3D” sea una excepción a esta regla, pero si es cierto que de posicionarme, de tener que decantarme por una de sus dos vertientes, la cómica o la terrorífica, lo haría por la segunda. 

Es en ésta, su faceta más claramente orientada al género y en concreto a la serie B, donde la película de Petty luce sus mejores galas. En un escenario, el de los exorcismos, tan manido y explotado, “Hellbenders 3D” consigue hacer gala de la suficiente personalidad como para al menos, ofrecer algo disfrutable. No se si original, pero desde luego, si personal. Son estas secuencias, las de los exorcismos (tampoco muy abundantes a lo largo del filme), donde se alcanzan las cotas de diversión más altas, gracias a una más que interesante puesta en escena, donde destacan sus sobrias caracterizaciones y a un acertado tratamiento de la psique demoníaca. 

Estamos por lo tanto ante un trabajo irregular que alterna momentos de brillantez y de más que aceptable entretenimiento, con otros absolutamente anodinos y carentes de chispa en los que se hacen palpables, no solo la modestia del filme, sino también la incapacidad por parte de J.T Petty de narrar una historia con cara y ojos que resulte minimamente interesante a ojos del espectador, a quien no le quedará otra que encomendarse al buen hacer de las huestes infernales contenidas en la obra, así como al no menos gancho de su histriónico reparto, capitaneado por un siempre efectivo Clancy Brown y al que acompañan otros habituales del género como Clifton Collins Jr y Larry Fessenden. 

Una propuesta tan amena como olvidable, solo recomendable para todos aquellos que a día de hoy, aun tengan fe en la comedia de terror o bien sean afines o tengan curiosidad por el cine del sr.Petty, cineasta que no suele dejar indiferente a nadie. Al menos, hasta ahora. 

Lo mejor: Las caracterizaciones demoniacas y sus respectivas sesiones de exorcismo, mucho más efectivas de lo que se podía esperar de un producto de estas características, su acertada banda sonora, algunos diálogos y Clancy Brown, que lo borda, como siempre. 

Lo peor: Su falta de gancho, su absoluto fracaso como propuesta cómica y su decepcionante clímax final.