Víctor Matellano ha decidido recuperar todo lo que sepa a cine de terror de los 70, ya sea a través de obras literarias como : “Spanish Horror” y “Spanish Exploitation”, pasando por el documental “Tio Jess” y pasando por la dirección de films como “Wax” y aún en proceso “Vampyres”.
Por un lado, hay que reconocerle el gran esfuerzo de Matellano por recuperar un cine que aún parece ser desconocido para la sociedad española, que aún conciben los años 70 como una época de comedia casposa y de clichés. En este caso, el director del documental plantea un simple recorrido sobre el cine de género que tanto proliferó en los 70, a través de diferentes testimonios como son Lone Fleming, Jordi Grau, José Ramón Larraz, Jack Taylor, Antonio Mayans, Paco Plaza o Eugenio Martín, que explican de forma muy breve sus experiencias con el cine de terror y el impacto que tuvo en el cine español de la época.
Por consiguiente, el documental debe apreciarse desde los albores de la iniciación, ya que sino éste no ofrece mucho y se queda corto en todas sus apartados; es cierto que sigue una estructura bien tramada pero son tan escuetos los testimonios, que uno desearía algo más elaborado y mayormente un poco más argumentado. Se habla de forma demasiado genérica, se hablan de muchos directores y de muchas películas, y cabe destacar el buen gusto del director a la hora de valorar un cine patrio con “pedegree”, ya sea “La Residencia”, “Pánico en el Transiberiano”, “Una vela para el diablo” o de inferior nivel la saga de los templarios.
Pero a pesar de ello, el documental se resiente por no ofrecer un abanico de posibilidades más allá del terror, en este sentido si se hubiera optado por englobar desde una perspectiva fantástica la obra hubiera conseguido mayor envergadura, ya que de esta manera se podrían haber considerado films de otra índole como pudieron ser : “El techo de cristal”, “Manchas de sangre en un coche nuevo”, “El espíritu de la colmena”, “El bosque del lobo” , “Cría cuervos”o “Fugitivos” ; un cine español alejado del género más puro pero muy cercano al fantástico, que hubiera ayudado a dar un nivel más alto al contenido del documental.
Los testimonios ofrecidos y los datos proporcionados se quedan demasiado escuetos, ya que no se propician datos muy novedosos; en este caso, se intenta hablar de la comercialidad de estos films y del sistema de coproducciones, pero no hay un esmero en contar como funcionaba una coproducción y las trampas que ello conllevaba,al igual que sus beneficios o sus anécdotas. De esta misma manera, encuentro a faltar en que tipo de cines se exhibían estos films, cierto es que se habla de las sesiones dobles, pero no se detalla que suponía una sesión doble y como se calculaba en taquillaje. Pero sin lugar a dudas la baza más desaprovechada son los testimonios que nos encontramos; por ejemplo, Lone Fleming que es una de las personas más amables con las que he hablado, se le pregunta muy poco sobre su relación con el cine de terror, de cómo era un rodaje con actores foráneos y nacionales, cómo se llevaban a cabo los efectos de maquillaje o cómo se llevaban a cabo las dobles versiones.
Por otro lado, en general se abusa de buscar las opiniones de los mismos actores y directores, cierto es que de aquella época muchos han fallecido pero también se han podido buscar personaje de otros ámbitos, como son el compositor Antón García Abril, cuyo testimonio hubiera sido de gran interés para hablarnos de la música en el cine español, en el de terror y que consideración tenía la banda sonora en estos films. Lo mismo nos ocurre con la actriz Emma Cohen que estuvo muy presente en los films de Eloy de la Iglesia, y cuya figura se muestra olvidada en este documental, y también podría dar un abanico más amplio haber hablado con Juan Tébar -guionista de “La Residencia”- o a Marisol Carnicero-secretaria de producción de “La Residencia”- cuyos testimonios hubieran ayudado a una mayor cohesión sobre el tema a tratar, que es el cine español de terror, llegando a entender la dimensión global de lo que fue ese llamado “Spanish Horrror”.
Creo que uno de los problemas más grandes y el error más común, es abordar el cine de terror español desde una perspectiva demasiado genérica, es esa conciencia de género la que destruye en parte el calibre y calidad de un cine español, que sin ayudas sabía superar sus limitaciones y abordar territorios internacionales. Por lo que, si se hubiera propiciado una implicación del factor fantástico y onírico a este tipo de films, el abanico de películas ofrecidas sería mucho más grande y con una calidad mucho superior, por lo que no parecería que la gran mayoría de cine de terror español era un exploit o una mera copia de película de éxito de fuera. Como antes ya mencioné, desarrollando más el lado fantástico del cine de terror, el cine español se beneficiaría de películas tan capitales como fue “El espíritu de la colmena” que demuestra ser una pequeña joya de nuestro cine al propiciar un subgénero español tan importante como el de la visión del niño; ya iniciado con “Marcelino pan y vino” (Ladislao Vajda, 1955) seguido del film de Erice y “Cría Cuervos” (1976) de Carlos Saura, pasando por “¿Quién puede matar a un niño? (1976) de N.Ibáñez Serrador, y finalmente el subgénero se dilata en personalidades tan importantes que son: Jaume Balagueró en su tríada “Los sin nombre”(1999), “Darkness”(2002) y “Frágiles”(2005), y también de Guillermo del Toro con “El espinazo del diablo” (2001) y “El laberinto del fauno” (2006).
En conclusión, es una documental menor para mi gusto, ya que obras dedicadas a Paul Naschy, “El hombre que vio llorar a Frankenstein” es simplemente una maravilla de documental hecho con mucho gusto y encanto, aspecto que Matellano no llega a conseguir con su obra sobre el cine español de terror, que a pesar de sus buenas intenciones se queda muy por detrás de sus pretensiones.
3 comentarios:
Vaya, Romasanta, me lo esperaba como agua de mayo... Un docu sobre ese cine que nos acercas magistralmente a la memoria, era como un caramelito!!!!
Pero viendo que es un docu "menor", se me han quitado un poco las ganas. Es una pena, porque el tema merecía su momentazo de esplendor, pero como no se pongan las pilas ese cine seguirá muerto y enterrado y sin nadie preocupado en desenterrarlo. Triste, comparado con el cine de otras nacionalidades, que no se avergüenzan de lo suyo, sino que con humor, destacan sus aciertos y se ríen de sus fallos.
Pero bueno, al menos fijo que sirve para que muchos descubramos algunas caras de ese cine, si bien no en profundidad y como merecen.
Un saludo, y gracias por traernos de nuevo una crítica excelente de un producto, desgraciadamente, minoritario.
Pues que pena, Romasanta, que el documental no haya explotado todo su potencial, la verdad. Porque hubiera sido genial que se detallara más en algunos datos interesantes. Aún así, gran propuesta de acercar este cine a la gente!
Siento contestar con demora pero estoy unos dias fuera.la verdaf que es una pena no haber sacado mas jugo del documental pero es un buen ejemplo y da para que otros sigan el camino y vuelvan a valorar un cine hecho en nuestro pais. Gracias a los 2 por vuestros comentarios
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