Crítica: Melanie. The Girl With All The Gifts

Sitges 2016 sin duda ha sido una buena cosecha para los aficionados al cine zombi, teniendo como mejor exponente y cabeza más visible a la estupenda y premiada cinta coreana “Train to Busan” (mejor dirección y mejores efectos especiales) de Sang-ho Yeon. Pero el viejo continente también ha tenido su porción de gloria apocalíptica con “Melanie. The Girl With All the Gifts”, donde el televisivo Colm McCarthy se ha destapado con este, su segundo largometraje, como un más que digno heredero de aquella obra de cabecera rodada por su compatriota Danny Boyle que fue “28 Días Después” (“28 Days Later”, 2002), la cual significó el pistoletazo de salida del cine de infectados, una variante del cine zombie que ha proliferado y coexistido con este de forma paralela desde entonces.

McCarthy adapta la novela homónima de Mike Carey (quien también firma el guión del filme) para volver a vestir una vez más el fin de la raza humana tal y como la conocemos con el rojo, blanco y azul de la bandera británica en esta nueva epopeya post-apocalíptica sobre un futuro distópico en el cual la humanidad ha sido infectada por un extraño hongo patógeno que transforma a sus víctimas en violentos seres sedientos de sangre y carne humana, un planteamiento que a priori parece tener poco de novedoso pero que a la práctica, deja patente que pese a que en muchas ocasiones podamos pensar que en este tipo de cine ya se ha visto todo, nada más lejos de la realidad. “Melanie” es un buen ejemplo de ello.

La primera media hora de película y voy a decirlo sin miramiento alguno, es lo mejor que ha dado el subgénero con permiso “28 Días Después” y su secuela, “28 Semanas Después” (“28 Weeks Later”, Juan Carlos Fresnadillo, 2007), cintas que atesoraban sendos prólogos de órdago. “Melanie” alarga un poco más el éxtasis en las carnes del espectador para como digo, poner en pantalla 30 minutos absolutamente magistrales durante los cuales se tiran por tierra todas aquellas teorías conspiratorias sobre la dudosa longevidad del cine de zombies e infectados. Una niña, una en apariencia inocente y perspicaz niñita interpretada por la galardonada y debutante Sienna Nanua (premio a la mejor interpretación femenina), se basta sola para tal empresa y eso que la competencia no era moco de pavo, a su lado, dos monstruos de la interpretación como son Gemma Arterton y Glenn Close.

McCarthy abre la función con un intrigante relato sobre la niñez robada con ecos de aquella fabulosa “El Día de los Muertos” (“Day of the Dead”, 1985) de George A. Romero, donde una más humanizada que nunca Gemma Arterton (“The Disappearance of Alice Creed”, “Byzantium”) alecciona a una clase de niños debidamente maniatados y custodiados por militares que los observan como si de monstruos se tratase. Maravilloso el tour de force entre la pequeña Nanua y la exuberante Arterton mientras el espectador se desubica cada vez más a cada intento por descodificar aquello que está viendo. Al tiempo, van entrando en escena una serie de personajes tan o más desconcertantes que la propia trama y para cuando queremos darnos cuenta, tomamos consciencia de que estamos enfrascados en uno de esos momentos épicos que solo un subgénero como éste, en las grandes ocasiones, es capaz de depararnos.

Pasado el sorprendente órdago inicial, “Melanie”, pese a contar en todo momento con ese as en la manga que es el personaje interpretado por Sienna Nanua y el amplio abanico de posibilidades que con ella vienen de fábrica, se adentra en terrenos bastante más convencionales. Un descenso a lo terrenal que se aleja de toda la divinidad previa para hacernos recorrer senderos plagados de huellas impresas sobre la arena que andan en todas direcciones, muchas de ellas, nuestras. Esta travesía da respuesta a todas las cuestiones que el espectador se había planteado hasta dicho punto, al tiempo que los clichés comienzan a hacer acto de presencia en un desarrollo ameno y resultón pero de muchos menos quilates de todo lo visto anteriormente, proceso en el cual el filme, comienza a dar rienda suelta a otro tipo de influencias cinematográficas que se alejan un tanto del cine de terror.

El listón estaba puesto muy alto y “Melanie” en ningún momento consigue alcanzarlo de nuevo a lo largo del filme. Dicen que lo difícil no es llegar, es mantenerse. No obstante, los personajes tienen la suficiente entidad como para rellenar los huecos que van generando toda la sucesión de situaciones tópicas que van dando forma al montante final, siendo como no podía ser de otra forma la pequeña Melanie, quien se mantiene en la pole a la hora de ganarse las simpatías del respetable y sustentar la obra sobre sus delicadas pero al tiempo robustas espaldas mientras el relato inicial se va desfigurando poco a poco hasta ser prácticamente irreconocible en su tramo final, en el cual, se huye de la épica inicial y de los fuegos artificiales propios del subgénero para hacer una apuesta mucho más enfocada a la vertiente dramática de la historia y no exenta de cierta carga moralista.

“Melanie. The Girl With All the Gifts” es un nuevo ejemplo de lo elegantes que pueden ser los británicos a la hora de hacer cine, más en un subgénero como éste, en el cual se mueven como pez en el agua, pues básicamente, lo han inventado ellos. Una película absolutamente BRUTAL en su primera media hora que pese a ir bajando el listón progresivamente, contiene las suficientes buenas ideas (que desde luego no voy a desvelar) como para mantener intacto el interés del espectador vivo en todo momento, apoyadas sobretodo en su entrañable personaje protagonista, una minúscula gota de color en un mundo asolado por el monocrómo. Una propuesta diferente dentro de la saturada escena del cine de infectados que sin llegar a la gloria de la cinta de Boyle, se postula como una de las mejores opciones de la temporada en su terreno y que sin duda, podrá disfrutarse en pantalla grande en las salas de nuestro país.

Lo mejor: Sus apasionantes 30 minutos iniciales y todo lo que rodea al personaje interpretado por una fabulosa Sienna Nanua.

Lo peor: A medida que avanza la historia, esta se va sumiendo cada vez más en los tópicos del género y lo que es lo mismo, alejándose de su personal grandeza inicial.