Crítica: Bedeviled

El cine de terror no solo es y ha sido un mero divertimento para mentes “enfermas”. En ocasiones, también ha sido y es, una útil herramienta para denunciar las miserias del ser humano. Sin ir más lejos, el propio George A. Romero siempre se ha vanagloriado de la fuerte carga de denuncia social contenida en las películas de su saga de los muertos vivientes. Pero no ha sido el único (mal le pese) y la realidad es que en la actualidad, el cine de terror aboga cada vez más por transgredir al simple entretenimiento para intentar trasmitir el mensaje de turno. Películas como “Contracted” (Eric England, 2013) o “It Follows” (David Robert Mitchell, 2014), nos han intentado concienciar de los peligros de determinadas actitudes sexuales, si bien en el cine de terror siempre se ha regido por una norma no escrita pero bien conocida por todos: si follas, mueres.

“Bedeviled”, la nueva película de los Bang Brothers (Burlee & Abel Bang), gemelos californianos originarios de Laos, no versa sobre las miserias de la promiscuidad, aunque no se aleja ni un ápice de esa correa corta que suponen las adicciones, en este caso, una a la que hoy pocos escapan, la telefonía móvil. Vivimos en una sociedad esclava de las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación en la que cada vez las personas, tienen menos valor como individuo y sienten que sus vidas no tienen sentido si no están conectados a la colmena. Ya no importa lo que haces, solo a quien se lo muestras. Las actividades cotidianas se han convertido en un grotesco escaparate de cartón piedra que mostrar al mundo, no importa que sean conocidos, o desconocidos, lo único que importa es prostituir nuestra intimidad (o la de los nuestros), con el único fin de sentirnos importantes dentro del colectivo, llamar la atención del ojo ajeno o simplemente, hacerle creer a los demás lo guay que es nuestra vida, por más triste y miserable que esta pueda ser.

Las redes sociales se han convertido en el epicentro de todo este tipo de actividades. Aquelarre de almas tristes en busca del reconocimiento de otras tantas almas igual o más tristes. Una forma moderna de esclavitud que no ha pasado desapercibida para el cine de terror, que ya se ha lucrado de las miserias de la redes sociales en más de una ocasión y cojamos a “Eliminado” (“Unfriended”, Levan Gabriadze, 2014), como buen ejemplo de ello. Pero la tecnología avanza a pasos agigantados y con ella, la dependencia del ser humano, el cual vive pegado a un teléfono móvil día y noche, con el único afán de no perder ni un solo minuto de su tiempo aislado del colectivo. Siempre conectado, siempre localizable, siempre pendiente de los demás... aterrador. 

“Bedeviled” nos habla en cierta manera de todo esto, de las consecuencias de esa dependencia, pero sobretodo, de los peligros de ciertos hábitos que las nuevas tecnologías ponen a nuestro alcance. Hoy, que existen aplicaciones absurdas para todos los gustos, a cual más inútil y ridícula, perfectas para una neo-sociedad tan o más inútil y ridícula, la película de los hermanos Bang se ríe un poco de todos aquellos que pierden su tiempo descargando este tipo de software, ya sea para que le cuente los pelos del culo, le avise a que hora tiene que comer o le haga fotografías con orejas de conejo y ojitos de Candy Candy. La premisa de “Bedeviled” es simple, si te descargas esta aplicación, mueres. 

Sí, el regustillo al cine de terror asiático es evidente. Pero el daño que le ha hecho el K-Horror y todos sus tópicos al género, solo es equiparable al que le ha hecho el terror teenager. “Bedeviled” coge lo peor de ambos mundos para concentrarlo en un título que más allá de su oportuno mensaje de fondo, y de alguna eyaculación de auto-parodia, nos recuerda porque cosas como la reciente “The Void”, son tan y tan necesarias para el cine de terror actual. Y es que uno, ya está mayorcito para según que cosas y paciencia para este tipo de payasadas, queda más bien poca. 

Y de payasos precisamente va la broma. Coincidiendo con ese grotesco fenómeno de masas que ha supuesto la concepción del enésimo remake absurdo de turno (sí, hablo de la nueva adaptación de “It” a manos de Andrés Muschietti), la película de los bang se sube también al carro de los payasos macabros para fecundar a una especie de híbrido esperpéntico entre el Joker y el Babadook de Jennifer Kent, a modo de monstruo dinástico mata adolescentes. Varios problemas surgen al respecto, pero el principal de ellos y que claramente juega en contra del personaje es, que los adolescentes a los que debe atormentar, son bastante más aterradores que él. Y es que mucho ha llovido ya desde aquella fabulosa “Juego Mortal” (“Brainscan”, John Flynn, 1994), película con la que “Bedeviled” guarda algún que otro parentesco lejano y en la que otra aplicación (en aquel caso un videojuego), traía a una entidad diabólica al mundo real. En aquella ocasión, era un por aquel entonces idolatrado y aun lejos de su ocaso Edward Furlong, el que tenía que lidiar con los terrores de las nuevas tecnologías y joder, todos queríamos ser como él (algunos ya lo éramos, dicho sea también), un tipo algo solitario, amante del heavy metal, el cine de terror y los videojuegos, que se enamoraba de su adorable vecinita rubia. 

Quiero decir con esto, que uno de los grandes logros del cine, es el hecho de conseguir que nos identifiquemos con alguno de los personajes. En este aspecto, cintas como “Brainscan” te lo ponían muy fácil y supongo que de ahí provenía, buena parte de su encanto. En “Bedeviled”, es imposible no ya indentificarse, sino sentir la menor empatía hacia el grupo de adolescentes que la protagonizan. Una panda de pijos que viven en descomunales mansiones, visten ropa de marca, menosprecian a aquellos que no son como ellos y que viven por y para rendir culto a su ridículo narcisismo. Desearles a todos la muerte desde el minuto uno, no es una opción, es una necesidad. Un mal habitual dentro de este tipo de terror enfocado al público adolescente y muchas veces insalvable para aquellos que o bien tenemos una edad, o bien algo de sentido común. 

El desarrollo de la acción es el típico de este tipo de productos, a medio caballo entre el terror teenager y el K-Horror manufacturado en los USA. Cae la primera víctima, sus amigos caen víctimas de la misma maldición y... bueno, ya sabéis como sigue. No hay mucho más pescado que vender. Eso sí, el hedor a ídem podrido, es insoportable. “Bedeviled” es un despropósito total de principio a fin. Comenzando, ya que estamos, con unos personajes estereotipados y muy mal interpretados por el grotesco reparto. Ellas por un lado, tres muñequitas maquilladas hasta el ojete y hasta el mismísimo instante de su potencial muerte, que parecen sacadas de una convención de youtubers, de estas que te enseñan a maquillarte y te cuentan sus compras del Mercadona. Ellos, del club Disney, con cada cabello puesto en su sitio, de estos gilipollas que se van mirando en los espejos acicalándose el tupé antes de hacerse el selfie de turno poniendo morritos... y para que la galería del horror sea aun más adorable, un blanquito rubiales, un chino, y un negro. Y no, no es un chiste. Para chiste sus supuestas interpretaciones. Incapaces de transmitir nada medianamente creíble, en un ejercicio de inexpresividad, que ni el hombre bicentenario de Robin Williams que echaron ayer por la tele. Eso sí, folles como una perra, muera tu mejor amigo, o te persiga el puto payaso de “It” y toda su puñetera familia, la misma cara de seta y el cabello de peluquería y el pintalabios en su sitio. 

Hablar del guion, es hablar por hablar. No hay tal cosa. No hay nada que uno pueda creerse. Partimos ya de la premisa de que los estirados Borjamaris aceptan el hecho de que pueden hablar de tú a tú con su aplicación de móvil. A partir de ahí, de todo. Mansiones vacías de seis plantas para ellos solos (los padres y demás familiares deben vivir en las catacumbas bajo tierra), conclusiones imposibles, soluciones aun más disparatadas que ríase usted del ingenio del señor del tiempo (véase la serie "Doctor Who"), conocimientos informáticos y dotes para el hackeo que ni el mismísimo Bill Gates... toda una galería de auténticas barbaridades que sin duda pondrán a prueba la paciencia y sentido de la vergüenza de más de uno. 

Si al menos los viésemos sufrir... “Bedeviled” no nos concede ni eso. Todas las muertes del filme, suceden fuera de plano, sin una puñetera gota de sangre ni el menor atisbo de mala leche. Por supuesto, efectos digitales por un tubo, y si hay alguna pequeña concesión a lo artesanal, entre las influencias del terror asiático y la oportuna (u oportunista) estética circense manida donde las haya, le quitan cualquier encanto que pudieran tener, más allá de algún momento muy puntual, como el de esa abuela endiablada, que aun tiene su aquel. 

Me niego a seguir malgastando mi tiempo (y el vuestro) hablando de esta muy prescindible broma de mal gusto que me han colado los Bang Brothers aun no se muy bien como. Una propuesta aburrida que coje los peores vicios y dejes del terror adolescente de los noventa y del terror asiático de fantasmas y maldiciones. Un cocktel demasiado heavy para aquellos que no comulgen en exceso con una cosa u otra, que sin duda encontrarán aquí, un pedacito de su particular infierno. Una película para “ver” mientras wassapeas con ese “gran” amigo de turno al que nunca ves o mientras subes una foto a Instagram de la mierda que estás merendando, para ver si alguien se pone cachondo con tu taza de Cola Cao y te ganas el ansiado “like”, el nuevo opio del pueblo.

Lo mejor: La metáfora sobre el riesgo de instalar según que mierdas en nuestro teléfono móvil es graciosa. 

Lo peor: TODO lo demás. Y que una joya como “Brainscan” aun no haya sido editada en Bluray en territorio español.