domingo, 12 de junio de 2022

Crítica: La Legión de los Hombres sin Alma

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE LA SEGUNDA APARICIÓN EN EL GÉNERO, DE UNO DE LOS GRANDES MITOS DEL CINE DE TERROR, BELA LUGOSI


Para mí, el cine de terror de los primeros años 30 tiene algo especial. Las películas de los primeros años del sonido se mueven entre la ingenuidad del cine mudo y las narrativas modernas, generando una especie de estado liminal entre los estadios primitivos del cine y el gran salto tecnológico y cultural que produjo el sonido. Lejos de películas como “El gabinete del doctor Caligari” (Wiene, 1920) o “Nosferatu” (Murnau, 1922) pero aún más lejos de las gamberradas de la Hammer o de cualquier ciclo posterior, las películas de los años 30 tienen aún reminiscencias del cine mudo en las actuaciones excesivas y la sobre explicación visual


“fue el segundo proyecto de Bela Lugosi en el cine de género tras Drácula (Browning, 1931), lo que le convertiría en una figura esencial del cine de terror” 


Sin embargo, el uso del sonido permitió la complejización de las narrativas, dando los primeros pasos a la forma de narrar a la que hoy estamos acostumbrados. Esta especie de entreacto histórico no parece que vaya a repetirse en mucho tiempo, pues las consecuencias de la llegada del sonido y su impacto cultural no son comparables a ninguno de los avances posteriores, y el conjunto de películas de terror de esa época tienen, para mí, un halo romántico poco comparable al cine de ninguna otra época. 

“La legión de los hombres sin alma” (1932) es la primera incursión en el género de Victor Halperin, director especializado en cine dramático. La película nos cuenta la historia de una pareja de jóvenes, Madeleine y Neil (Madge Bellamy y John Harron) que viajan a Haití para ser casados por Charles (Robert W. Frazer), un amigo de la pareja, quien está secretamente enamorado de ella. Sin embargo, las intenciones de Charles no son demasiado honestas, y en sus planes entra consultar a Legendre (Bela Lugosi) un maestro vudú local, con el fin de impedir la boda. 


“construye una puesta en escena de carácter onírico y pesadillesco, clara deudora del expresionismo alemán. A pesar del ajustado presupuesto, es una película de gran belleza” 


La película, considerada como la primera película de zombies (zombies muy anclados en el folclore haitiano, mucho más parecido a lo que haría más tarde Jacques Tourneur en “Yo anduve con un zombie” que a los zombies de Romero) fue el segundo proyecto de Bela Lugosi en el cine de género tras “Drácula” (Browning, 1931), lo que le convertiría en una figura esencial del cine de terror. Sin embargo, “La legión de los hombres sin alma” estaba lejos de ser una gran producción, concibiéndose como una película de bajo presupuesto que cultivaría su fama y estatus de culto con el paso de los años.

De una atmósfera que remite más a “Vampyr” (Dreyer, 1932) que a los monstruos de Universal de la época, “La legión de los hombres sin alma” construye una puesta en escena de carácter onírico y pesadillesco, clara deudora del expresionismo alemán. A pesar del ajustado presupuesto, es una película de gran belleza cuya gran baza, la fotografía, eleva el nivel de un film cuyo guion peca a menudo de simplicidad: sus juegos de luces y sombras, las sobreexposiciones de la mirada de Lugosi y los decorados de estudio de estética gótica consiguen que olvidemos la ingenuidad de algunas partes del libreto. 


“una curiosidad histórica aún tremendamente disfrutable, que nos muestra una etapa única en la historia del cine y de cuyo imaginario emergería la figura (cinematográfica) del zombie” 


A pesar de la sencillez del guion, se intuyen algunas ideas algo más complejas, como la crítica hacia el colonialismo y la desconfianza y recelo hacia los poderosos (este último es un rasgo muy representativo del cine de los años de la Depresión), en las que hubiese sido interesante profundizar, pero de las que solo se opta por mostrar breves pinceladas. 

Las actuaciones del elenco son deudoras directas del cine mudo, palpables especialmente en el caso de Madge Bellamy y John Harron, que habían sido grandes estrellas de la época. En mi opinión, eso añade una capa de maravilloso romanticismo que, sin embargo, puede no ser del agrado de muchos espectadores. En el caso de Bela Lugosi, su personaje es un compendio de las técnicas actorales que le harían conocido en el género, haciendo de Legendre un personaje mítico que probablemente habría resultado en un villano ridículo en manos de cualquier otro actor. En resumen, “La legión de los hombres sin alma” constituye una curiosidad histórica aún tremendamente disfrutable, que nos muestra una etapa única en la historia del cine y de cuyo imaginario emergería la figura (cinematográfica) del zombie que tantas alegrías nos daría en el cine de terror posterior y cuya importancia se extiende hasta nuestros días.


2 comentarios:

Art0rius dijo...

Muchas gracias por la crítica Nellie! Soy muy fan de las primeras etapas del género y está legión es una de esas maravillas primigenias cuyo visionado hay que contemplar con la perspectiva de su época y su valor para la historia del terror. Merci!

Nellie Vance dijo...

Gracias a ti por leer Art0rius! A mí también me atraen mucho los primeros años del cine de género. Un abrazo!

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