sábado, 18 de noviembre de 2023

Crítica: La Horrible Noche del Baile de los Muertos

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE EL COLORIDO REMAKE DE UNO DE LOS GRANDES TERRORES DEL GÓTICO ITALIANO DE LOS SESENTA


Menos de diez años después de que Antonio Margheriti y Sergio Corbucci dirigieran una de las cimas del gótico italiano de los años 60 con “Danza Macabra” (1964), Margheriti se dio a la tarea de actualizar la misma película a las nuevas tendencias y sensibilidades de la nueva década. Sin la presencia de Sergio Corbucci en la dirección, pero sí contando de nuevo con Bruno Corbucci en el guion, “La horrible noche del baile de los muertos” (1971) puede leerse como una versión más ligera y convencional de la película de los 60, que buscaba atraer nuevos espectadores gracias al uso del color y los avances en los efectos especiales. 


“El gran problema al que se enfrenta La horrible noche del baile de los muertos es que realmente no destaca por nada en particular, ni puede decirse que haya mejoras aparentes” 


Como en la película original, “La horrible noche del baile de los muertos” cuenta la historia de Alan Foster (Anthony Franciosa), quien tras entrevistar a Edgar Allan Poe (Klaus Kinski) y mostrar gran escepticismo sobre sus historias sobrenaturales, es invitado a pasar una noche en el castillo de Thomas Blackwood (Enrico Osterman), un amigo del escritor. Una vez allí, Alan conocerá Elisabeth (Michèle Mercier), hermana de Thomas, y a Julia (Karin Field), y se dará cuenta de que ambas esconden algunos secretos sobre el castillo y sus habitantes. 


“la única motivación detrás de la producción del remake fueron los malos resultados en la taquilla de Danza Macabra, y la convicción de que el color atraería a más espectadores” 


Despidiéndose de la elegancia y suntuosidad que caracterizaba a “Danza Macabra” y su estética en blanco y negro, “La horrible noche del baile de los muertos” apuesta por los avances en el color, pero también por los zooms excesivos y por abandonar sutilmente el tono homoerótico que caracterizaba a la primera, y que la hacía profundamente transgresora. 

El ejercicio de comparación es probablemente injusto, pero también inevitable, y lo cierto es que “La horrible noche del baile de los muertos” se queda unos cuantos pasos por detrás de la obra original: no solo el reparto es (con la excepción de Kinski) menos efectivo y carismático, sino que la película pierde parte del encanto que reside en las posibilidades de la estética del blanco y negro, desde la textura (que en ésta recuerda mucho más al eurotrash que al estilo gótico y victoriano de la primera) hasta la atmósfera sombría. 


“pudo contarse con un castillo real, de forma que podemos ver un diseño de producción más monumental” 


El gran problema al que se enfrenta “La horrible noche del baile de los muertos” es que realmente no destaca por nada en particular, ni puede decirse que haya mejoras aparentes: ni la cinematografía es más atrayente, ni el reparto está más conseguido (aunque es cierto que el dúo Barbara Steele/ Margarete Robsahm es difícilmente comparable, ya que ambas exhibían una química desbordante) y, por supuesto, tampoco hay cambios en la narratividad ni en la sucesión de acontecimientos (sí que se obvia, de manera incomprensible, uno de las pseudo líneas argumentales de “Danza Macabra” que resulta ser una de las más sugestivas). 

Esto no debería sorprender a nadie, ya que no solo apenas seis años separan una película de otra, sino que la única motivación detrás de la producción del remake fueron los malos resultados en la taquilla de “Danza Macabra”, y la convicción de que el color atraería a más espectadores. Sorprende, sin embargo, que la película se haya movido a un estilo infinitamente más convencional en términos eróticos y estéticos, especialmente teniendo en cuenta el nivel de transgresión que el cine de terror europeo comenzaba a instaurar como norma en la nueva década. Sí que destacan de esta nueva adaptación el uso de los decorados, ya que para “La horrible noche del baile de los muertos” pudo contarse con un castillo real, de forma que podemos ver un diseño de producción más monumental. Del mismo modo, los planos dedicados al cuadro que retrata a Elisabeth (que más tarde se revela como una aparición real), son enormemente bellos y sugerentes. Sin embargo, el resultado final deriva en una película algo plana y anodina que no termina de construir su propia personalidad, y a la que no le hace ningún favor la sombra de su antecesora.


2 comentarios:

Art0rius dijo...

Yo la recuerdo como un tremendo fiasco....Kinski con toda su agresividad animalesca contenida como Poe no me daba el pego ni para atrás, y la sobreactuación e las muertes y el tono giallo/trash como bien mencionas no le hace ningún favor. Yo le habría cascado un 4 sin dificultad, pero para opiniones, colores. Merci por respescarla!

Jet dijo...

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