Crítica: EVA

“¿Qué ves cuando cierras los ojos?” Cuando yo cierro los ojos veo a “EVA”, la opera prima del director catalán Kike Maíllo. Una historia emotiva, un drama de ciencia ficción, con buena dosis de efectos especiales para todos los públicos que deja bien alto el panorama cinematográfico español. Nunca antes se vio nada igual en nuestro cine. ¿Esta obra marca el inicio de una serie de películas y directores del género de ciencia ficción como ha sucedido con el de terror representado por el new spanish horror (Jaume Balagueró, Paco Plaza, Juan Antonio Bayona, Guillem Morales o Miguel Angel Vivas)? De momento, la nueva apuesta de ESCAC marca un precedente a proyectos venideros. Esto es, ahora hay una prueba de que es posible hacer películas de ciencia ficción con un marco FX a la altura.

“EVA”, como película de inauguración de Sitges’11, se introduce de lleno en el concepto de la inteligencia artificial en sintonía con el leitmotiv de esta edición y del homenaje rendido a una década de “Inteligencia Artificial” del maestro Spielberg. La película de Maíllo cuenta como protagonistas con Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Amman, Lluís Homar y Claudia Vega. Todos ellos magníficos actores con mención especial hacia la debutante Claudia Vega y Lluís Homar. La catalana, que interpreta a Eva, fue escogida entre miles de niños y tras visitar decenas de escuelas. La joven mostró en la rueda de prensa ofrecida en el Festival su interés por la interpretación ya en el colegio, asistiendo a clases de teatro. “Yo de mayor quiero ser actriz”, dijo con su dulce voz, derritiendo a todos los que estabamos presentes.

Eva, el motor del film, es una niña de 10 años poco corriente; muy despierta, curiosa y madura. “Pervertido”, llama a Alex, el personaje de Brühl, cuando este se fija por primera vez en ella en la puerta de un colegio mientras buscaba a un niño que encaje con los perfiles emotivos ideales para el niño robot que está diseñando. Pronto descubrirá que Eva es la hija de Lana (Marta Etura), ex compañera de facultad y antiguo amor al que abandonó hace ya 10 años. El reencuentro entre ambos resurgirá sentimientos que se creian olvidados y creará un conflicto entorno a los celos justificados y no confesos del hermano de Alex, interpretado por Alberto Amman, actual marido de Lana. Amman y Etura vuelven en esta cinta ha ser pareja ficticia después de la exitosa “Celda 211”, proyectada en Sitges’09.

Lluis Homar, por su parte, interpreta a un mayordomo robot, que bien recuerda a C3PO por lo gracioso, aunque el actor le da un tono único al personaje. Éste y un gato mecánico (el robot generado por ordenador más logrado de la cinta y la niña de los ojos de su director) acompañan a Alex en su investigación, que tiene lugar en el sótano de la antigua casa de su fallecido padre, lejos de la universidad que le encarga el proyecto.A los experimentos de este moderno “Doctor Frankeinstein” se unirá Eva. Su personalidad tan especial es estudiada por Alex para crear un robot a su semejanza. Pero Lana, su madre, no quiere que siga viendo a Alex. Los padres de la niña ocultan un secreto que será el desenlace de toda la trama.

El film combina una trama emocional centrada en los conflictos personales de los protagonistas con una reflexión sobre la relación entre humanos y robots de donde se pretende dar una lección sobre la imperfección del ser humano. Las máquinas de un hipotético futuro, por tanto, son pretexto para hablar de la condición humana.

La película está ambientada en un indeterminado paisaje nevado de montaña (el rodaje tuvo lugar en Suiza y en el Pirineo aragonés) y la acción está situada en un fictició año 2041 en el que el vestuario y la estética general de la película es “vintage” para que el espectador se indentifique más con la historia al ver un futuro no muy lejano. El clima nevado y el hogar cálido de Eva hacen un contraste entre el frio metal inanimado de un robot y el calor de las emociones humanas. El niño robot de Álex, por ejemplo, al principio solo es un objeto más del sótano. En una escena que recuerda a “Minority Report”, Álex combina en el aire los ologramas de emociones que a posteriori lanza al cerebro cibernético del humanoide dandole vida emocional, calidez, pero también humanidad y, por tanto, imperfección. Las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov se acaban quebrantando en este relato. ¿Tendrá que ver algo la propia humanidad con la que se dota a los robots?.

Esta película de robots “made in Spain” tiene un guión sencillo (no arriesga con propuestas nuevas o diferentes), unas buenas interpretaciones como se ha dicho antes, un gran trabajo de efectos especiales y una postproducción digital impecable. En conclusión, “EVA” brilla por sus FX y se vuelve predecible y conformista en lo que a historia se refiere. También hay que lamentar un mal trabajo en lo que respecta al montaje. Al principio del film vemos a Lana sujetandose para no caer al precipicio llamando la atención del espectador para que vea el resto de la película. Pero el fallo está en que con el fundido a negro ya se oye como el personaje de Etura cae. Si se mata o no eso lo deben averiguar ustedes. Este solo es un ejemplo, pero hay más errores, imperdonables.

A parte de ESCAC, se ha involucrado en el proyecto la productora Escándalo Films y la distribución corre a cargo de Paramount Pictures. “Eva” se rodó en castellano y en catalán (sólo algunos personajes hablan en catalán), y se estrenará en versión original y doblada. El director, Kike Maillo, estudió en ESCAC y se especializó en dirección cinematográfica. Tras trabajar en publicidad y el mundo del videoclip, dirigió la serie “Arrs cova” en TV3, debutando con “EVA” en el largometraje.

LO MEJOR: Efectos especiales y diseño artístico.

LO MENOS BUENO: No aporta nada nuevo. Historia floja y predecible, y montaje horrible.

COMPARACIONES: Al principio "Eva" es "Inteligencia Artificial" en light, luego, con el encuentro de Alex y Eva, es "La flaqueza del Bolchevique" y acaba siendo algo indefinible que deja un sabor agridulce.