Crítica: Beyond the Black Rainbow

¿Qué es la felicidad?, ¿son solo momentos o es un estado?. ¿Qué pasaría en el mundo si todos fuéramos felices? ¿Cómo se puede saber cuando eres realmente feliz? ¿Me acompaña alguien mas allá del Arco Iris negro?

Muchas veces la grandeza de las películas no reside en su argumento, sino en el lugar al que te llevan, al lugar en el que eres tú quien decide si se queda o se va sin mirar atrás. En "Beyond the black Rainbow", probablemente haya mucha gente que ni siquiera encuentre el lugar al que te quiere llevar su director Panos Cosmatos, y los que lo encontramos, a lo mejor no sabemos repetir cual es exactamente la dirección, a lo mejor cada uno se queda en un sitio diferente mas allá de ese Arco Iris. En cualquier caso, nada de esto importa, "Beyond the black rainbow" es una película sensorial, es la película perfecta para atravesar esa dimensión que nos separa de las imágenes que estamos viendo y adentrarse en un mundo hipnótico y delirante en el que todo escapa a nuestro control.

Arboria es un complejo psíquico que pretende alcanzar la fórmula de la felicidad mediante sustancias químicas y que trabaja bajo una utopía de la que no avanza. En Arboria se encuentra encerrada desde que nació Elena, una chica con unas habilidades especiales, objeto de estudio (y deseo) del doctor Barry Nyle, pero Arboria no es un lugar feliz, en Arboria crece el caos y la rabia, crece el mal, crece la desesperación, en Arboria solo avanzan Barry y Elena hacia un abismo en el que solo existen ellos y en el que uno empuja al otro y los dos caen, y así, Elena, que es el símbolo de una nueva era para la humanidad, de un nuevo alma, en su concepción de la felicidad solo llora y es incapaz de hablar. Ella se comunica a través de una psique única, y mediante su encierro se hace poderosa, pues es capaz de romper en mil pedazos el mundo de aquellos que solo buscaban originalmente la felicidad, y es curioso, porque en "Beyond the black rainbow" nadie sonríe.

El innegable estilo retro de la película nos traslada a 1986, para re-trasladarnos a su vez, en una inverosímil explicación de lo que es Arboria, a 1966 y allí mostrarnos, en un onírico proceso, que en la búsqueda de la felicidad y el conocimiento se esconde el caos mas absoluto. Así, la interconexión entre Elena y el doctor Arborian , o entre Elena y el doctor Nyle, simbolizada a través del triángulo del conocimiento (o tercer ojo de Dios), nunca puede ser tomada como un éxito, sino como un paso más hacia la destrucción. ¿Se deduce entonces que el Arco Iris negro es nuestra búsqueda de la felicidad y que esta no existe, o que de existir desemboca irremediablemente en la tristeza mas absoluta? No tengo respuesta, pues se pueden interpretar tantas cosas en "Beyond the black rainbow", que las preguntas son inútiles. Nada de lo que el espectador pueda entender, ninguna de las conclusiones a las que se pueda llegar tienen demasiado sentido, pues como dije al principio, estamos ante una película sensorial, sensitiva, una propuesta de forma y no de fondo, donde lo que importa es lo que vemos y oímos, lo que percibimos y no lo que entendemos (aunque si arañamos un poco en el significado, cada uno de nosotros puede llegar a sus propias conclusiones).

La innegable belleza de las imágenes que se suceden ante nosotros en los 110 minutos que dura la película, es uno de sus puntos fuertes . El cromatismo de los escenarios y la forma de otorgar un significado diferente a cada color y hacer de cada color un personaje más, es lo que Mr. Cosmatos ideó para hacernos entender que en Arboria nada es lo que parece y que cada vez que el espectador camina por los diferentes escenarios ofrecidos, en realidad por donde está caminando es por los diferentes estados mentales, tanto de Barry como de Elena.

Por una parte entonces tenemos el poder de las imágenes, por la otra el del sonido, la espectacularidad del sonido de los sintetizadores, de mil elementos sonoros que nos transportan a otros mil escenarios diferentes. Sin duda, la sonoridad que acompaña a cada imagen, a cada color, acentúa la sensación de estar viendo una propuesta que da un paso mas en la ciencia ficción, y que exige de forma rotunda la participación de los espectadores (produciéndose así nueva interconexión, esta vez, director-espectador) Y los sonidos no dan tregua ni un solo segundo...y en mi cabeza, mi gran amigo Grassa Dato con sus teclados, sus sintetizadores, sus miles de efectos sonoros...y justo en ese momento, entendí que esta película estaba hecha para él, y "Beyond the black rainbow" a su vez, me hizo entender más el talento de este amigo y su forma de expresarse mediante el ruido.

Este arco Iris Negro es cambiante, y como tal, la película se divide en tres partes: La parte de la historia actual (que recordemos que nos lleva a 1986), la parte "explicativa" mediante flashbacks en la que se desarrolla, por medio de imágenes, el origen de Arboria y Elena, y que nos lleva a 1966, y el desenlace, en el que hay un sorprendente giro hacia el slasher, que me encantó, pues en esa parte, el caos se hace materia y se personaliza, y da al espectador una nueva visión que demuestra que lo que parece fortaleza no es mas que debilidad (tremenda contraposición de la aplastante sensación de poder de Barry frente a su misma fragilidad en el final). Como digo, este final es el broche de oro a una propuesta complicada, e insisto, exigente, donde lo que perdura también es la constante sensación de soledad.

En resumen, "Beyond the black rainbow" puede ser entendida, desde la complejidad y el exceso de implicación del espectador, como una película que arriesga demasiado y solo plantea dudas que no sabe, o no quiere resolver. Entiendo que esta postura es totalmente factible y que se dará en espectadores que necesiten que se expliquen las situaciones en las que nos sumergen y que no se planteen mas incógnitas, pero para mi, la realidad de lo que Panos Cosmatos nos ofrece en su debut, es un brillante ejercicio que homenajea a los grandes directores de cine de terror y ciencia-ficción, y que deja al espectador con la boca abierta, asumiendo un riesgo ímprobo, y acertando de pleno con el resultado.

Por mi parte, ha sido una auténtica delicia caminar por los pasillos de Arboria. Ahora la pregunta es ¿Te apetece ver lo que hay mas allá del Arco Iris negro?

La felicidad existe si no se tiene miedo a llorar: Todo lo mencionado anteriormente y el excepcional trabajo de Michael Rogers dando vida a Barry Nyle.

La felicidad no existe si nunca sabemos cuando dejar de llorar: Un argumento excesivamente complejo y la aparente falta de conexión entre ciertas imágenes.