Crítica: Wicked Little Things

Hace algún tiempo me enteré de la grata noticia de que el gran director Tobe Hopper ("La Matanza de Texas"), iba ha rodar una película titulada "Zombies", la cual y como bien indicaba su título, iba a estar protagonizada por podridos. Pero este atractivo proyecto quedó paralizado, y es que en el 2005 Hopper abandonó la película para dirigir otra llamada "Mortuary", y aquel proyecto con zombies pasó a manos del director J.S.Cardone, pasando a titularse "Wicked Little Things". Sinceramente si el guión de esta película, es el mismo que le entregaron a Tobe Hopper no me extraña en absoluto que el director pasara de ella para centrarse totalmente en "Mortuary", aunque ambas tienen ciertas similitudes, ya que tratan de una familia que se muda a una apartada casa situada en un pueblo en la que suceden cosas "extrañas", siendo "Mortuary"  una cinta mucho más acertada.

La cinta nos cuenta como una madre y sus dos hijas se mudan a su nuevo hogar situado en la montaña de un pequeño pueblo. Antiguamente en esa misma zona ocurrió un trágico accidente, unos niños que eran laboralmente explotados en una mina, murieron sepultados bajo las piedras al derrumbarse sobre ellos. En la actualidad, parece ser que por las noches, los niños deambulan por el bosque. Si buscas una película de zombies, ésta no es la mejor opción,  a no ser que te den miedo unos niños pequeños vestidos de "Oliver Twist" con la cara pintada con tiza blanca y con ojeras, armados con picos y palas, que más que zombies parecen unos pequeños y hambrientos delincuentes que te quieren robar la cartera.

Una historia absolutamente previsible y más vista que el tebeo, que ofrece momentos de terror y que carece de una iluminación adecuada. Lo único que se salva de la quema son las interpretaciones de los actores, que están a buen nivel. Seguramente el señor Tobe Hopper hubiera realizado un mejor trabajo con esta historia, esperemos que un día se anime con una de zombies.