Crítica: [REC] 3: Génesis

Raras veces va uno al cine tan convencido de que va a disfrutar como el auténtico cerdo que es. Y es que la sola idea de degustar noventa nuevos minutos de esta deliciosa epidemia demoníaca que un día se sacaron de las profundidades del ojete los señores Paco Plaza y Jaume Balagueró, para marcar un antes y un después en el cine de terror nacional, hace que a uno se le acumule toda la sangre del cuerpo entre las piernas, menos mal que adquirimos unas de esas butacas VIP y el espacio no fue un problema. Dicho esto, tampoco voy a esconder el hecho de que la no presencia de Balagueró, posiblemente el mayor talento de género habido y por haber en este país, me tenía a mi con la mosca detrás de la oreja. De hecho, tuve una muy didáctica conversación con ella, con la mosca, camino del cine. Y también la vi a ella con sus dudas, con sus neuras. El listón lo han puesto muy alto Rec (no refiriéndose a la película, sino a mi nombre, ella me tiene mucha confianza y siempre utiliza ese diminutivo… ya se sabe, a las moscas, les das la mano y te cogen el brazo). Me comentaba ella, la mosca, quien me declaraba con el corazón en la pata su amor incondicional por el trabajo del cineasta catalán. De lo mucho que había disfrutado de su última película, “Mientras Duermes” y de las pocas garantías que le producía el hecho de delegar semejante responsabilidad, la de continuar la saga con garantías, en su Sancho Panza.

Yo, que a esas alturas, ya tenía una erección de caballo, pues se vislumbraba el cine en el horizonte, ya no estaba ni para la mosca ni para tonterías, así que la cogí con delicadeza, me la volví a guardar detrás de la oreja y me adentré en la oscuridad de la sala con, sumo cuidado, de no sacarle un ojo a nadie. Entre mi acompañante y yo, nos las ingeniamos para acomodarme la polla entre los asientos, intentando no molestar a la pareja que teníamos delante y nos dispusimos a disfrutar (o no) de la función.

Una función que se abre de forma continuista respecto a lo visto en las anteriores películas y quiero decir en las formas, no en el tiempo, pues esta tercera parte se desarrolla en un momento cercano a los hechos acontecidos en la primera “[REC]”. Cabalgando nuevamente a lomos del falso documental, somos invitados a la boda de Clara y Koldo. Automáticamente, se abre el cajón de las especies que teníamos guardado con celo en nuestro corazoncito y nos auto convencemos de que nada a cambiado, que la ausencia de Balagueró no va a representar inconveniente alguno para volver a pasar MIEDO. Es todo tan cercano, tan natural, tan creíble, tan real… que me llevo la mano a la oreja, agarro a la mosca (jamás le pregunté su nombre) y la aplasto contra la butaca de delante. R.I.P

El miedo se palpa en el ambiente, uno vive la ceremonia desde dentro y claro, pocas cosas hay más terroríficas que un enlace de esta naturaleza. Detalles que a uno le indican que está ahí, muchos y a cual más logrados. Oír como de repente, los padres de la novia, comienzan a hablar en catalán entre ellos, le ponen a uno la piel de gallina, ver con la fidelidad con la que se plasman en pantalla todos los roles y perfiles familiares, también. Luego, una vez en plena celebración, y después de haber experimentado ya alguna que otra incomoda situación, como el numerito musical en el altar (de largo, lo más aterrador de la cinta) y de comprobar como incluso, el señor Plaza se atreve a meter algunos elementos humorísticos de corte auto paródico, nos disponemos a disfrutar de la fiesta mientras en nuestro subconsciente, se masca ya la tragedia. Ssssshhhhhh, esto que quede entre nosotros, pero cuando sonó el “Eloise” de Tino Casals (y lo hace en varias ocasiones a lo largo del filme), tuve que dirigir mi eyaculación hacia una zona no habitada para no herir a civiles.

Bien, pues cuando mejor lo estamos pasando y después de una de esas secuencias incomodas y tensas tan características de la saga, comienza la función. Y con ella, llega la gran sorpresa de la velada. Señores, señoras, niños, niñas. “[REC 3]: Génesis” no es más de lo mismo. No voy a desvelar nada en este aspecto y voy a intentar ser lo más breve e inconciso que pueda para no chafarle la fiesta a nadie. Pero desde luego, todos aquellos que esperen encontrar en esta tercera entrega, las mismas sensaciones que en las dos anteriores, se van a llevar el chasco de sus vidas. Con esto, no quiero decir que la película no esté plagada de situaciones terroríficas, por que sería mentir, pero las ídems que transmiten al espectador son diferentes. Muy diferentes.

Quizás, lo que más choca de la película y al mismo tiempo, lo que más sorprende y lo que la hace tan especial, es la capacidad de Plaza de aunar con precisión de cirujano, dos galaxias tan distintas, tan alejadas dentro del universo cinematográfico como es, el horror crudo y sin concesiones de las entregas anteriores con el humor característico de la típica comedia española. Y es que “[REC 3]: Génesis” es una jodida montaña rusa a caballo entre los dos géneros, combinando continuamente, patadas en las pelotas con cosquillas en las plantas de los pies. Auténticas atrocidades, con chistes de teleserie española… bueno, para ser más concretos, de teleserie catalana, pues el humor que aquí vamos a encontrar, es de marcado carácter catalán y pensado especialmente (aunque exportable), para el público de aquel bonito país. Nuevamente, una cantidad obscena de guiños y de parodias que van, desde apariciones “estelares” de gente de la televisión catalana (la secuencia de la abuela, no tiene precio) a caricaturas de temas tan candentes y tan nuestros, como la integración de los inmigrantes.

No quiero revelar mucho más. Así ha grandes rasgos. Mucha sangre, mucho gore, mucho infectado/zombie/demonio, mucho personaje cómico, muchas risas, mucho miedo (aunque seguramente, no tanto como antaño), mucho, mucho, mucho…. Pero sobretodo, mucha diversión. Por que esta vuelta de tuerca al concepto “[REC]”, aunque puede no gustar a los seguidores más puristas de la franquicia, es sin ninguna duda, una experiencia digna de ser vista y digna de ser disfrutada.

Por una vez y sin que sirva de precedentes, uno puede sacar pecho y estar orgulloso del cine que se hace en este país, por que señores, una de las más grandes franquicias del cine de terror actual (por no decir la MÁS grande), es nuestra. Los americanos, que sigan jugando al onanismo mirándose el propio ombligo y continúen con sus lamentables remakes si quieren, por que por una vez, esto les queda demasiado grande.

Tenía razón mi polla: El soplo de aire fresco que significa dentro de la saga, su naturaleza auto paródica, lo bien que casan (nunca mejor dicho) los dos géneros tan distintos que maneja, las interpretaciones en general y de Leticia Dolera en particular, el personaje de el “tiet” y por supuesto, “Eloise” del gran Tino Casals.

Tenía razón la mosca (en paz descanse): Los prejuicios que puede generar en los sectores más conservadores del género, algunos descensos de ritmo, los nulos datos nuevos que revela en lo que al origen de la infección se refiere y que no dure noventa minutos más.