Crítica: Some Guy Who Like Kills People

Diagnóstico médico:

Causa: Trauma; evento que amenaza profundamente el bienestar o la vida de un individuo.

Provocado por: Imbéciles; grupo de gente que por desgracia sobran bastantes hoy en día.

Solución médica: Matar a los imbéciles.

Cuando uno ya es mayorcito y mira hacia atrás se da cuenta de que en su vida han pasado muchos de estos imbéciles. Dependiendo de cada persona, cada uno tiene su propia manera de afrontar los traumas que estos individuos les han causado, parcialmente, en su época de crecimiento.

Quien más o quien menos en algún momento de su adolescencia ha sufrido algún trauma u o insulto, ostia o humillación. Hay cosas que se olvidan al momento y otras que te persiguen el resto de tu vida. Y es curioso, porque ahora que cuento esto me viene a la memoria una película oriental que no recuerdo el nombre que era más o menos igual a ésta que en breve os contaré, pero un poco más sádica. El tema era que al tío le habían puteado tanto de pequeño que cuando por fin es mayor, se venga de los que le habían hecho la vida imposible, que ni se acordaban de él. ¡Alguien sabe a qué peli me refiero?

Bueno, que ya me empiezo a ir por las ramas. A lo que iba: el tema de la adolescencia y lo duro que es pasar por ella si no eres popular… e imbécil. Pero remitiéndome a la película cuyo título no me acuerdo. ¿Habremos sido imbéciles en algún momento de nuestras vidas con alguien adrede o que sin que nos demos cuenta? Y aun más ¿por qué sólo nos acordamos de las putadas que nos han hecho y no de lo contrario? ¿Tan autodestructivos somos?

De rama en rama y tiro porque me da la gana. Supongo que la mejor manera de seguir, es olvidar. Es tan fácil decirlo que da grima. Como decía una canción de Kase.O “Para ser feliz, tan solo hay que olvidar el pasado”. Pues dicho y hecho. Aunque hay heridas que cuestan de cerrarse incluso si se las hace uno mismo con el mejor cuchillo que te venden en las teletiendas.

Y es aquí donde empieza “Some Guy Who Kills People”. Con un tío con un trauma de un par de narices que por culpa de no encajar en su momento, de que se ha pasado una larga temporada en una casa de locos y de que cuando sale no solo empiezan a aparecer sus antiguos “compañeros” muertos, sino que además le aparece una hija que ni siquiera sabía que existía y un romance que ni siquiera había pedido... pues ya tenemos el refrito de cerebro servido.

Pero no os preocupéis. “Some Guy Who Kills People” no os hará estrujar demasiado la cabeza, ni apartar la vista cada vez que se cumpla la venganza ni removeros el estómago con escenas de mal rollo. Ya que lo que nos ofrece la película es simplemente pasar una tarde lluviosa de domingo con la familia. A modo de dosis de humor patatero, de ese que no te ríes, ni hace gracia pero se puede palpar en los personajes y en según que escena, sobretodo la niña que no se calla en toda la jodida película, nos iremos adentrando en el mundo de este paciente y en su nueva vida.

Hay recursos cinéfilos más usados que un kleenex después de ver Hachiko de entre los que se encuentran: los flashbacks y ya los cansinos giros argumentales. No por eso quiere decir que sean malos, ya que bien aplicados pueden diferenciar que una película sea la ostia o sea una caca. Y por desgracia en esta ocasión estos recursos están metidos ahí con muy mal gusto.

Los flashbacks ya quitan misterio a la película ya que empiezan desde los primeros minutos haciéndonos conocer de antemano el leit motiv del asesino y son precisamente esos primeros minutos y los pocos personajes que salen que ya te sabes el giro que tomará la película mucho antes incluso de que tu cerebro lo asimile.

Y es que “Some Guy Who Kills People” es previsible pero también tiene su lado positivo. Los actores. Todos muy bien en su papel… inclusive la niña expendedora de palabras. Por todo lo demás es una auténtica pérdida de tiempo.

Crítica corta, ya lo sé. Pero cuando no hay nada de que hablar, cuando una peli no te transmite nada –ni mala leche- no hay que darle más bombo y platillo de lo que merece.