Crítica: Scalene

Se me ocurren pocas cosas que logren incitar más resentimiento, agitar más consciencias y provocar mayor rabia en el ser humano que una violación / violador. 

Es lógico por lo tanto que sea una táctica muy esgrimida en el mundo del cine extremo utilizar una violación como punto de partida de una sangrienta y calculada venganza; tanto es así que este “facilón” recurso para que el espectador se identifique rápidamente con la victima/vengador, ha tomado forma de género por si misma, “Rape and revenge”, normalmente siempre en ese orden, claro… os imagináis un “Revenge and rape”? Desde aquí tiendo la idea al próximo Spasokevic. 

En la portada de “Scalene” aparece representado el iris de un ojo de tres colores claramente diferenciados, probablemente se trate de una burda alegoría sobre como la verdad, como la belleza, reside en los ojos del que la mira (en este caso tres). En el mismo sentido debe ir el propio título de la película, que es el nombre de uno de los triángulos más famosos (el escaleno), triangulo que tiene todo los lados diferentes, al igual que sus personajes. 

Tres actos. Tres puntos de vista sobre unos mismos hechos.

“The truth is just a point a view”

Así es como se estructura “Scalene”, mediante tres puntos de vista, haciendo uso de flashbacks y fast-forwards y alguna otra artimaña, tejiendo una historia a base de retales construidos por sus diferentes personajes, aportando cada uno de ellos diferentes datos a la misma. 

Esta no-linealidad hace realmente complicado que os pueda contar con más detalle la historia de “Scalene”, más allá de los hechos que conllevan que “Scalene” pueda catalogarse como una especia de “Rape and revenge” desestructurado (vamos que hay un acto horrible y una posterior “venganza”) aunque ya aviso que esto no es un “I Spit On Your Grave” de la vida, y tranquilos, no os estoy spoileando la película con estos datos. 

Lo que si os puedo contar, queridos lectores, es que tres lados forman el triángulo escaleno sobre el que gira la trama de este inquietante psicodrama thriller: un joven (Jacob) mudo con daño cerebral, una madre (Janice) demasiado ocupada y que intenta redirigir su vida y que para ello necesita que alguien le ayude para su hijo, y la joven que decide encargarse de cuidar a Jacob. Pero nada es lo que parece en “Scalene”, ni quien es quien: ni la victima ni el verdugo ni el vengador. 

Entre este reducido elenco de personajes destaca en sobremanera (tanto el personaje como la actuación de la actriz que da vida al mismo) Janice, un inquietante protagonista del que nunca estaremos seguros que diablos pasa por su cabeza sin que el guion presente fisuras al respecto ni el desarrollo del personaje flojee en ese sentido. Un poco peor parados salen los otros dos actores con sus trabajos, ambos tienen momentos de excesiva sobreactuación, pero no debemos olvidar que se trata de una producción independiente de bajísimo presupuesto. 

Desde su impactante inicio hasta su ambiguo final (otra pequeña nota discordante), “Scalene” logra crear una tensión que va “in crescendo”, como una cuesta abajo sin frenos, todo ello con la ayuda de un habilísima dirección y unos más que interesantes planos. 

Como valoración final os diré, para no alargarme más, a todo aquel que se esté preguntando todavía si “Scalene” vale la pena o no, os diré que podría haber entrado perfectamente en mi “Top 5” de este 2012, quizás si tuviera que escribir de nuevo la lista ahora la incluiría sin dudar… así que ya sabéis.