Crítica: The House On Pine Street

No cabe duda de que llegados a cierto punto de nuestras vidas, los cambios suelen ser necesarios, inevitables, pero también traumáticos. Yo soy muy pro-cambios, creo que cuando tocas fondo, se necesita un cambio radical y creo que esto purifica, desintoxica y te hace renacer. A la vez, los cambios que implican nuevos comienzos son muy complicados y mentalmente muy estresantes. Aun así, insisto, no hay nada como un buen cambio para que los malos pájaros que habitan en tu cabeza echen a volar y se vayan para siempre a un lugar muy muy lejano.

Comienzo con esta reflexión porque "The House on Pine street" inicia su metraje con un cambio, un cambio de domicilio y de vida para dejar atrás un suceso desagradable. Soy una auténtica experta en mudanzas y cambios de domicilio y entiendo perfectamente que esto desata nuestros nervios de una forma terrorífica y que muchas veces saca lo peor de nosotros, por eso desde el principio sentí que iba a hermanarme muy bien con Jennifer, la protagonista a la que ponen a prueba los hermanos Keeling, padres de esta criatura fílmica. Sintiéndolo mucho, nada más lejos de la realidad cuando la trama comienza a enseñar la patita.

"The House on Pine street" es la enésima película de casas encantadas, de corte independiente, con ganas de jugar al despiste a las que nos estamos acostumbrando, y aun sabiendo que se ha explotado este tema hasta la saciedad, tenía muchas ganas a esta película, porque las casas que lejos de dar seguridad y envolvernos en una burbuja de tranquilidad, nos desquician, nos aterrorizan y se convierten en los monstruos que vienen a por nosotros cuando nos hemos portado mal, me provocan tanta ansiedad que las disfruto al máximo.

Hay que tener claro que "The House on Pine Street" es lo que es, una casa con energías adversas, unas presencias hijoputescas, la sombra de la locura detrás de cada armario, un pasado turbio que tarda en desvelarse, una mujer indefensa y un entorno familiar desconfiado. Y ya que vemos que estamos ante otra de esas producciones que van a tener que dejarse la piel creando atmósfera y buscando una conclusión creíble, su corte independiente le podía haber venido muy bien, pero para mi ha sido una decepción en este apartado, y no porque no se consiga atmósfera, no porque no se intente dar un pequeño giro en el guión, sino porque la lentitud y la falta de enjundia en alcanzar ambos objetivos pesa como una piedra de mil kilos.

En "The House of Pine Street", Jennifer, embarazada de siete meses, claramente odia su vida, su entorno, los cambios a los que se ve sometida de forma no voluntaria, y en esa frustración, sólo le falta encontrarse con fantasmas en su nueva casa, que le abran constantemente los armarios, que le tiren las cajas, que la aterroricen con sombras pesadillescas, y lo más importante, que le hagan parecer la loca del barrio delante del resto de personajes, que asisten impotentes a su evolución y trastorno. Y en esta historia pausada, Jennifer no sólo deberá enfrentarse a las presencias enemigas, sino demostrar a sus seres queridos que no está loca para que finalmente puedan ayudarla.

Recordamos "La Semilla del Diablo" porque el embarazo puede llevarte a situaciones límite de stress y los cambios hormonales son realidades que hay que entender. Podemos recordar también "The Babadook" también, porque una situación extrema de tensión, desmotivación, pena y rabia, te pone en tesituras extremas también donde no distingues el cuándo, el cómo, el dónde ni el por qué, pero sobre todo el por qué no. Con estas comparaciones, corremos el riesgo de creer que "The House on Pine Street" juega en una liga que no es la suya, pues adolece del mal de las películas de los primeros meses del año, que es la inclusión del saco del pensamiento que nos atormenta y que nos convence de que como todo el año nos marque películas así, va a ser un mal año, y es que "The House on Pine Street" llega a un punto donde no tiene nada más que contar, donde se estanca y no avanza y donde empieza a aburrir, por lo que la atmósfera que se ha esforzado por crear ya no tiene impacto y donde el guión sale por peteneras y no hay quien comulgue con ninguna de las opciones dadas y no profundice como debe en la ambigüedad creada.

Encima, catalogo "The House on Pine Street" como una de esas películas machistas que estomagan, en donde las presencias "molestan" al ser que consideran débil (curioso que casi siempre se asocie esta figura con la mujer) y lo más sangrante, que es que se criminalice la decisión de abortar y se considere que una mujer, sólo por el hecho de haberlo pensado, ha sufrido un episodio psicótico. Tremendo que hoy en día tengamos que ver este tipo de juicios en películas "modernas" y que no se entienda de una vez por todas, que es derecho de toda mujer decidir si quiere tener o no hijos. Alto y claro, es nuestro derecho y nuestra decisión y películas como "The House on Pine Street" lo único que hacen es retroceder en el tiempo, para mal.

Dicho esto, os aviso de que si buscáis sustos, vamos cortitos de este tema y si buscáis sangre o violencia, estáis mirando al lugar equivocado. También es de justicia alabar el trabajo de Emily Goss (Jennifer), quien se esfuerza en llevarnos a Pine Street de la mejor manera y sale muy airosa, pese a que a mi me fue incapaz empatizar con ella, porque llegado a un punto, lo tenía todo tan atragantado que casi no podía ni respirar.

Si necesitáis un cambio en vuestra vida, no tengáis miedo y adelante. Si buscáis ese cambio en el subgénero de casas encantadas con "The House on Pine Steet", suerte!!!