Crítica: Cuerdas

Uno de los (muchos)problemas del cine de terror español ha sido esa histórica búsqueda desesperada de dar con la fórmula de la coca cola para terminar quedándose siempre mamando en una mugrienta esquina de la botella de cola-DIA. Ese afán sistemático por intentar imitar los mecanismos del cine norteamericano ignorando la rica idiosincrasia de la cultura local ha hecho del cine de terror nacional (combinado siempre con esa creencia sectaria de los cuatro iluminados de turno de la industria patria de que el cine de género es cine de segunda), un cine no ya falto de calidad (que también), algo mucho peor, falto de identidad.

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“nos evoca de forma irremediable al clásico de George A. Romero Atracción Diabólica si bien sabe desmarcarse de los tópicos foráneos para dar forma a su propio universo”

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¿Cuando ha destacado de verdad el género dentro de nuestras fronteras? Cuando se han dado dos elementos fundamentales, el talento por un lado (obvio) y la falta de complejos por el otro. Cuando hemos sacado la lengua del ojete de Hollywood y nos hemos centrado en el rico culete nacional. Títulos como “REC” (Jaume Balagueró, 2007) o “Los Cronocrímenes” (Nacho Vigalondo, 2007) son dos buenos ejemplos de lo que ocurre cuando se conjugan estos dos factores, películas con marcada denominación de origen que han destacado, precisamente, por ensamblar las pautas del cine de terror o la ciencia ficción con nuestra propia cultura popular.

“Cuerdas” es la ópera prima del Tarraconense José Luis Montesinos, quien ya de entrada demuestra personalidad y de paso, se gana los respetos del que aquí suscribe, apostando por una película como esta, tan atípica dentro de nuestro cine, una monster movie. Y lo hace sin mirarse en ningún espejo, utilizando los ingredientes de la tierra y construyendo la cinta sobre uno de esos dramotes de cuidado tan de “nuestro cine”. El poso dramático de “Cuerdas” es tan exagerado, que en ocasiones es imposible que a uno no le venga a la cabeza aquella “Una Serie de Catastróficas Desdichas” (Brad Silberling, 2004) si tenemos en cuenta la cantidad de variables apocalípticas que se dan en la película para que esta termine siendo una realidad. Bien, como amantes del cine de terror, tampoco vamos a ponernos a cuestionar según que cosas (nunca lo hemos hecho, o al menos, no deberíamos) por más improbables que estas nos puedan parecer, pues al final, la realidad es que “Cuerdas” consigue llevar al espectador justo allá donde pretende.

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“poco se le puede reprochar a Paula del Río, estupenda a lo largo de toda la película dentro de su encorsetado papel”

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“Cuerdas” es una cinta de terror pequeña, un horror intimista ubicado en un único escenario y con apenas dos protagonistas, nuestra particular scream queen, una chica tetrapléjica postrada en silla de ruedas y un inteligente pastor alemán dispuesto a intentar hacerle la vida dentro de la casa un poco más sencilla. La cosa, claro está, se tuerce. Poco más desvelaré de la trama ya que esta esconde alguna que otra sorpresa. Sí diremos que puestos a buscar la eterna comparativa, la película de Montesinos nos evoca de forma irremediable al clásico de George A. Romero “Atracción Diabólica” (“Monkey Shines”, 1988) si bien sabe desmarcarse de los tópicos foráneos para dar forma a su propio universo.

Cuando todo el peso de la historia se carga sobre las espaldas de un único personaje, buena parte de la suerte del filme recae en su trabajo y en este sentido, poco se le puede reprochar a Paula del Río, estupenda a lo largo de toda la película dentro de su encorsetado papel y sabiendo enfatizar en todo momento las altas dosis de tensión que la cinta nos depara, explotando al máximo el potencial de cada una de las situaciones.

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“Disfrutar de una película de este tipo sin tener que sufrir ese mal habitual que es el CGI es un lujo”

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Visionada “Cuerdas”, es cuando uno más puede darse cuenta de las muchas costuras de una película como “Crawl” (Alexandre Aja, 2019). El enfoque que se le da a los “monstruos” en una película y en otra, marca claramente la diferencia a favor de la cinta de Montesinos. Si Aja apostó por los efectos digitales, Montesinos ni siquiera recurre a los efectos tradicionales, lo hace por un animal de verdad con la dificultad añadida que ello conlleva. El resultado no puede ser más satisfactorio. En “Cuerdas” nos creemos al monstruo, nos atemoriza y eso se traduce en una tensión real y no impostada como ocurría en la película del galo. En este sentido, el montaje y un buen trabajo de edición terminan de hacer el resto.

A “Cuerdas” podemos reprocharle lo repetitivo de algunos pasajes, algo casi inevitable cuando la acción está tan limitada por el escenario, el abuso de flashbacks reiterando sobre las mismas ideas o la utilización de algunos recursos narrativos algo “tramposos”, pero no cabe duda de que estamos ante una propuesta que consigue generar altas dosis de tensión y que, ver para creer, es capaz de darle una inesperada vuelta de tuerca a la monster movie tradicional trabajando con monstruos de carne y hueso, otorgándole una nueva dimensión a las secuencias de acción. Disfrutar de una película de este tipo sin tener que sufrir ese mal habitual que es el CGI (le perdonaremos la licencia del bochornoso episodio del hurón por anecdótico) es un lujo, un añadido más que tener en cuenta a la hora de valorar una propuesta tan valiente como esta. Grata sorpresa.

Lo mejor: Poder disfrutar de una monster movie de carne y huesos y sus altas dosis de tensión.

Lo peor: Puede hacerse un tanto repetitiva y el abuso de su fondo dramático, algo cargante.