martes, 15 de octubre de 2019

Crítica: The Lodge

El entendimiento del paisaje helado como amenaza debería ser uno de los principales mandamientos del thriller de terror. La nieve posee la brutalidad del peligro disfrazado de belleza salvaje. Cualquiera que haya vivido un invierno en una zona montañosa, sabe de lo que hablo porque la nieve atrae tanto que embruja y atonta. En un mundo demasiado feo, no estamos preparados para protegernos cuando hay demasiada belleza. El paisaje helado, con su calma silbante y su luz embriagadora, se convierte en la atmósfera más aterradora que existe cuando te enfrentas a su incertidumbre de tú a tú. En general, los austriacos son conocedores de los riesgos de la madre naturaleza cuando se cubre con un manto blanco, pero hay determinados austriacos que también son conscientes de los peligros de una madre, a secas.


“The Lodge es una historia de ritmo lento y asfixiante, con un impresionante inicio que marca la pauta de la narración”


Cinco años después de “Goodnight Mommy”, el dúo de directores Severin Fiala y Veronika Franz, presentan “The Lodge”, un oscuro thriller de terror que comparte ambigüedad con su ópera prima y que sigue ahondando en los mecanismos mentales para superar traumas, o directamente en los traumas como prisma de la propia vida.

Para ello, nos presentan una historia de crueles pérdidas familiares y de segundas oportunidades, en medio de un gélido entorno con un trasfondo de supervivencia psicológica que supera a la física. “The Lodge” es una historia de ritmo lento y asfixiante, con un impresionante inicio que marca la pauta de la narración. Con este inicio y marcando declaración de intenciones, Fiala y Franz, continúan explorando un tipo de terror basado en la creación de atmósferas y mal rollo, que encaja muy bien con el cada vez más habitual género de horror asociado al drama.


“El pecado de The Lodge es no ser capaz de sostener la atmósfera que se crea hasta el final, optando por la alternativa más efectiva y previsible”


Publicitada como la alternativa de este año a “Hereditary”, “The Lodge” toca algunos puntos comunes con la obra maestra de Ari Aster, como el uso de una casa de muñecas y sus figuritas como representaciones inanimadas de los personajes principales, la propia arquitectura de la casa de campo y el drama que arrastra cada uno de los protagonistas. Pese a que también hay una subtrama de ritos y cultos, el tono de ambas películas difiere en este punto y de igual manera, el resultado es bastante dispar. En “The Lodge”, se busca la expiación y se juega al engaño. Para ello, tal como ocurriera en “Goodnight mommy”, dos hermanos menores serán los encargados de llevar el peso de las acciones y un adulto será quien tenga que acarrear con las reacciones. Con un escenario que no puede estar mejor elegido, naturaleza cruda y aislamiento, a la de por sí potente fuerza natural, se le añade el infalible recurso del delirio para lograr el impacto.

El pecado de “The Lodge” es no ser capaz de sostener la atmósfera que se crea hasta el final, optando por la alternativa más efectiva y previsible, sin desarrollar bien el motivo de esa elección. La subtrama de la secta de la que hablaba antes, tiene tantísimo potencial sin madurar bien, que uno se queda con una sensación agridulce al tener que dar por hecho detalles que deberían haber explotado en el desenlace de la historia. Esta oportunidad perdida, junto con lo timorata que resulta la relación entre el trío protagonista, aunque la pretensión fuera la contraria, hacen que el guión flojee en el último tercio (como ya ocurría en “Goodnight mommy”) Entiendo que el estilo de los directores es ofrecer un thriller psicológico que se alimenta de terror a cada minuto de metraje, pero desde mi punto de vista, la fórmula tiene que ser revisada, ya que son muy fuertes en la creación de atmósferas y tensión y se hacen débiles en las piruetas y las explicaciones.


“The Lodge podría haber sido una de las películas del año de no haber caído en la trampa de la artificialidad final”


Aún así, no cabe duda de que estamos ante una buena película rodada con buen pulso, que hace gala de un montaje y una fotografía apabullante (a manos del director de fotografía habitual de Yorgos Lanthimos, Thimios Bakatakis), y que se armoniza con una banda sonora magnífica. Redondeando el ejercicio técnico, tenemos a un trío protagonista involucradísimo con sus personajes, para dar forma a esta pesadilla de ambigüedad, muerte y nieve. Imposible no destacar a Riley Keough en el papel de Grace y al joven Jaeden Martell como Aidan, así como la tremenda aportación de la desaparecida Alicia Silverston. “The Lodge” podría haber sido una de las películas del año de no haber caído en la trampa de la artificialidad final. De haberse dejado llevar por donde la naturaleza parecía indicar en todo momento, estaríamos hablando de ella en otros términos.

Las relaciones familiares son tan complejas y duras que, en ocasiones, ni el fuego en la carne viva puede proporcionar calor a una mente rota. En una cabaña en el bosque, en un pequeño piso en medio de la ciudad o en una casa a las afueras, pensad que todo el mundo arrastra demonios, así que mejor estar preparados con los guantes y bufanda, porque estos demonios no vienen ardiendo, ellos llegan con la nieve.


2 comentarios:

El Rector dijo...

Pues muy de acuerdo con todo lo expuesto, una película muy interesante. Grandes atmósferas y un encomiable apartado técnico que partiendo de una premisa muy absorbente, al final si que es cierto que le falta ese punto de genialidad que la eleve a otra dimensión. Me pasó lo mismo con su anterior "Goodnight Mommy", aunque me sigo quedando con aquella.

Me llama la atención sobremanera el tema de la casa y los muñecos... el plagio a "Hereditary" me parece de juzgado de guardia :( Más allá de eso, la comparativa con la película de Aster me parece que le queda un tanto grande.


Saludos.

Missterror dijo...

Rector- Yo aún no he decidido cuál de las dos película me ha gustado más, creo que están más o menos en el nivel.
El inicio con la casa de muñecas a mí me hizo poner los ojos en blanco porque me temía el descaro más absoluto en la copia.El tono pausado y la manera de presentar a los personajes y las situaciones, tiene puntos en común, pero poca más similitud hay en la historia.
Lástima que se decantara por el final que nos regaló. No me convenció en lo que se terminó convirtiendo "The Lodge", creo que debería haber terminado en la escena que se ve 10 minutos antes del final real. De haber sido así, sería de notable alto.

Saludos.

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