Crítica: El Viaje

MISSTERROR NOS HABLA SOBRE LOS ENTRESIJOS DE ESTA RECONCILIACIÓN DE PAREJA EN CLAVE WIRKOLA

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Partiendo de que las relaciones largas de pareja son tan insondables como los universos que las películas de ciencia ficción nos suelen mostrar, no hay certezas y llegados a un punto, todo lo que asumíamos como parte del juego de la pareja se puede volver en contra y hacer que perdamos el control por completo. Ya os digo que a veces los sonidos que hacen las tripas no son solo causados por el hambre, sino que puede ser un alien a punto de salir y reventarlo todo. Y ese es el verdadero sacrificio de la pareja, mantener al alien dentro y hacer de tripas corazón. 

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“Que nadie se llame a engaño porque forme parte del catálogo de Netflix, porque es burra como ella sola y se pasa la corrección política por el arco del triunfo” 

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Con corazón o sin él, Tommy Wirkola vuelve unir en santo matrimonio al gore más salvaje con el humor más negro, consiguiendo dar un nuevo hermanito a esos zombies nazis que llevaban ya seis años sin poder jugar con un nuevo bebé en casa. Sin duda, la combinación ganadora de Wirkola sigue funcionando como un tiro y aunque esta vez no lo hace a golpe de terror sino de thriller, consigue que “El Viaje” (2021) sea una de las películas más divertidas de este año, tal ya como ocurrió en 2014 con “Dead Snow 2: Red vs Dead”. 

La sinopsis de “El Viaje” ya indica el tipo de película que podemos esperar. Que nadie se llame a engaño porque forme parte del catálogo de Netflix, porque es burra como ella sola y se pasa la corrección política por el arco del triunfo. Wirkola parece haber tenido libertad creativa para dirigir esta película y dinamita la relación de pareja para conseguir que un típico viaje de “necesitamos pasar más tiempo juntos para sacar adelante la relación” sea absolutamente despiadado. Para ello, aprovecha los momentos más crueles que estos experimentos de sinceridad suelen esconder y se monta su propio “La Guerra de los Rose” (Danny De Vito, 1989) o “Sr. Y Sra. Smith” (Doug Liman, 2005), llevando todo al extremo y convirtiendo el viaje en una experiencia que lejos de tener voluntad conciliadora, tenga voluntad totalmente asesina. 

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"Gracias a la magnífica química entre los actores protagonistas, Noomi Rapace y Aksel Hennie, se logra que personajes tan mezquinos y odiosos, se conviertan en dos personajazos con los que empatizas desde el minuto uno"

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Así es como el director de culebrones, Lars, y la actriz que lleva años sin un papel, Lisa, se convierten en dos seres desalmados que no dudan en emplear toda la violencia de la que son capaces para herir, humillar y menospreciar al contrario mediante unas conversaciones y discusiones de pareja en las que vuelan más cuchillos que los que se clavan en la carne. El guion, también a cargo de Wirkola, no escatima en diálogos largos que con más o menos ingenio consiguen que el humor negro no se descuelgue en casi ningún momento de la película y que interesen tanto como la acción. 

Gracias a la magnífica química entre los actores protagonistas, Noomi Rapace (Lisa) y Aksel Hennie (Lars), se logra que personajes tan mezquinos y odiosos, se conviertan en dos personajazos con los que empatizas desde el minuto uno. Esto es fundamental para que cuando comienzan a entrar más personajes en escena, no pierdas nunca de vista que lo que ha llevado al espectador a la cabaña no es la promesa de los paisajes noruegos sino el morbo de ver lo despiadados que podemos llegar a ser con las personas por las que en algún momento habríamos dado la vida. Esto, junto con los acertadísimos flashbacks en forma de episodios donde el espectador va hilando la historia, hacen que las casi dos horas de metraje pasen en un suspiro y que el ritmo no decaiga en ningún momento.

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“un tipo de humor básico y sin complejos que no necesita segundas lecturas y que bebe de un instinto tan primario como el que nos hace reírnos cuando alguien se cae” 

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Con la premisa de tener a dos perdedores tocando un fondo cada vez más profundo, el director riza el rizo añadiendo otra serie de personajes que actúan como vehículo perfecto para mostrar un tipo de humor básico y sin complejos que no necesita segundas lecturas y que bebe de un instinto tan primario como el que nos hace reírnos cuando alguien se cae. Es así cómo, con parte del trabajo hecho con esta comitiva de descerebrados, a Wirkola solo le faltaba aderezar la acción con un gran chorro de sangre para que “El Viaje” fuera lo memorable que resulta ser. 

Y teniendo en cuenta de lo que es capaz este director noruego, a nadie le sorprenderá ver el desfile de gore y violencia que pasa por la pantalla en un espacio tan reducido como la cabaña. Un festival de efectos artesanos y hostias como panes que casan sumamente bien con el espíritu relajado de la película y que hacen que “El Viaje” sea la película perfecta para despejarte y simplemente disfrutar. Es que en serio, ¿Cómo no se va a disfrutar con una película como esta?