Crítica: Blue Beetle

KRUEGER NOS HABLA SOBRE EL CHAPUCERO ATERRIZAJE EN EL UNIVERSO DC DE UN NUEVO SUPERHÉROE, DE LA MANO DEL PUERTORRIQUEÑO ANGEL MANUEL SOTO

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No soy partidario de hacer críticas negativas; alguna vez lo he comentado en este, nuestro Nido. A ello se suma el hecho de que suele gustarme una gran cantidad de contenido y he desarrollado la capacidad de ver el vaso medio lleno. En términos descriptivos, soy más un cinéfago que un cinéfilo. Las películas malas existen, incluso las horrendas, pero siempre he encontrado más edificante escribir sobre aquello que aprecio o disfruto. Quería escribir dicha introducción porque hasta yo soy consciente de que la nota que he plantado a “Blue Beetle” (Angel Manuel Soto, 2023) es menor de la que merece, pero servidor ha dicho basta. 

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“transmite en todo momento esa idea, tan pululante, de que la auténtica fuerza radica en la familia”

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Comentaba hace poco Mister Moloko, en su crítica sobre “Flash” (Andy Muschietti, 2023), el desaguisado que era actualmente el universo cinematográfico DC. Personalmente, la película sobre el velocista me pareció una película divertida y muy entretenida, aun presentado evidentes fallos cuestionables y otro injustificables, como el ya famoso CGI. Pues bien, después de haber sufrido esa auténtica basura que es “Shazam: la furia de los dioses” (David F. Sandberg, 2023), mi paciencia ha llegado a su límite gracias al nuevo héroe surgido de la factoría competencia de Marvel. “Blue Beetle” es una película terrible, que va a tener la peor puntuación que he dado nunca en esta página; pero es que encima es bastante mejor que la secuela de “Shazam”… 

Hacer películas de origen, en el género de superhéroes, siempre es complicado. Al fin y al cabo, los héroes y heroínas de los tebeos juegan con muchos elementos comunes a la hora de su creación y deben responder a una serie de arquetipos que permitan establecer los conceptos básicos sobre los que van a girar sus historias. Eso si hablamos de héroes clásicos, sin irnos a los terrenos de Gaiman, Moore, Ennis o compañía. De ahí que sorprender con una película de “nacimiento” sea complicado… pero es que “Blue Beetle” ni se esfuerza. Con un trasnochado componente familiar y una serie de recursos visuales que ya hemos visto tanto en “Iron Man” (Jon Favreau, 2008) como en el nuevo Spiderman con traje a cargo de Tony Stark; el único elemento diferencial es el origen étnico del personaje, siendo en este caso mexicano; pero más allá de decir que son familias muy muy unidas (aunque sean pobres, toma ración de ranciedad fílmica…), tanto da el origen de los personajes. 

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“un villano que no aporta absolutamente nada y cuyo carisma brilla por su ausencia; que en el caso que nos ocupa parece un descarte en versión reducida de los mechas de Pacific Rim” 

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Ese componente familiar, que se ha explotado como recurso publicitario, ya que resulta habitual que los héroes oculten su condición a sus seres queridos, mientras que Blue Beetle lo comparte y se apoya en ellos, es el que ofrece al espectador los momentos más bochornosos y vergonzantes de sus dos horas de metraje: la maldita abuela con metralleta, la madre hablando con el simbionte exigiendo con rotundidad “cuida de mi pequeño…”, el padre entre velas, etc. 

Afortunadamente no tengo grandes problemas con mi núcleo familiar, pero si tuviera una famiglia como la que sufre el chaval (añadir una hermana canallita y un tío calavera y deslenguado), hace tiempo que hubiera hecho un Pollock con mis sesos sobre la pared. Y aún más allá, es que la cinta transmite en todo momento esa idea, tan pululante, de que la auténtica fuerza radica en la familia… A ver, que tienes un simbionte alienígena, que ese bicharraco puede destripar a tu jodida abuela en un segundo, por mucho que la abu te quiera... Siempre me pongo en la perspectiva de un huérfano cuando tengo que aguantar semejantes tonterías rancias, caducas y sentimentaloides. Aunque si fuera un huérfano, alguien, en algún momento, me diría, “tú familia somos nosotros” o bien “hay gente que tiene a su familia, tú has escogido la tuya…”. 

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“El único aspecto salvable de la obra, más allá de algún chiste acertado, es el carisma que presenta frente a las cámaras un actor como Xolo Maridueña” 

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Por si fuera poco, “Blue Beetle” también sufre problemas bastante habituales en las cintas de Marvel y DC. A saber, la presencia de un villano que no aporta absolutamente nada y cuyo carisma brilla por su ausencia; que en el caso que nos ocupa parece un descarte en versión reducida de los mechas de “Pacific Rim” (Guillermo del Toro, 2013); ausencia total y absoluta de un clímax potente; efectos especiales como mucho cumplidores y una abrasiva carencia de set pieces verdaderamente memorables. Eso por no hablar de intérpretes más perdidos que una cabra en un garaje (¿hola? ¿Susan Sarandon... estás ahí?), cuya única finalidad es aportar un nombre conocido al póster de la película. 

Dice James Gunn que quiere que “Blue Beetle” sea un elemento, no importante pero sí presente, en su reinicio del universo DC. Vistos los resultado artísticos y económicos del film, creo que terminará reculando y haciendo un absoluto tabula rasa. El único aspecto salvable de la obra, más allá de algún chiste acertado, es el carisma que presenta frente a las cámaras un actor como Xolo Maridueña, nuestro nuevo karateca favorito de "Cobra Kai", al que ni siquiera dejan brillar con sus habilidades marciales. El actor es capaz de echarse la película a sus espaldas y resulta una lástima que haya iniciado su periplo en Hollywood con una obra tan fallida. Tengo absoluta confianza en que Gunn nos ofrezca un universo a la altura del que los cómics DC merecen; del mismo modo confío en que Marvel va a dejar atrás algún que otro reciente tropezón fílmico y televisivo. En mi persona no cabe la visión catastrofista. Nos quedan tebeos en pantalla por muchos años, no estamos frente a una moda exprimida y agotada. Ya os dije que siempre veo el vaso medio lleno.